lunes, 5 de febrero de 2018

Besiversario




"Y el beso se hizo carne, y habitó entre nosotros" Juan 1:14 (bis)

Siento contradecir a nihilistas, punkis epígonos  y demás impostores de la nada,  pero sólo el futuro es real. 

Es verdad: lo que quedó atrás ocurrió,  pero ha extraviado su materialidad.   

Quizá solamente podamos percibir  la consecuencia de su acontecer, que reclama presencia hoy y jura promesa mañana.

Porque  el  consuelo de la historia es  el vestigio de su protagonismo, la  impronta grabada del tiempo que pervive más allá de lo que le fue reservado  gracias a  la trascendencia  de sus actos.

Y es que el recuerdo no  alivia. Es más, la memoria y las imágenes que alimentan nuestra  nostalgia  no consiguen más que hurgar  en la impotencia de una restauración  y constatar la caducidad  de  lo  acaecido, la imposibilidad de una reencarnación de los espacios, las palabras y los gestos de aquellos días gloriosos; el sabor,  el aroma y el tacto conjugados en la ternura de un primer beso.

Uno persiste, invoca y evoca; ruega una vuelta al ayer, la restitución  de la materia, el viaje  milagroso que le transfiera a los lugares donde sucedieron aquellos segundos cruciales para comprobar que nada ha cambiado. 

Y es cierto, nada ha cambiado, excepto que los árboles son más frondosos y más viejos, la piedra es más oscura y el invierno ya no respira  la niebla que velaba los bancos.

Así que quedan pocas opciones.

Una es hallar el verbo que insinúe la levedad exquisita de aquel instante, fundador de tanta  vicisitud.

Otra es confiar en el futuro como única posibilidad creadora, encomendar y disponer en el altar de lo porvenir nuestras ilusiones y nuestro amor, el único lugar donde día tras día se reproduce con plenas garantías el milagro restablecido de nuestro primer beso.

3 comentarios:

ESTER dijo...

El recuerdo no alivia ni ayuda a olvidar.

El futuro no existe.

El presente es lo que se debe apreciar.

Alejandro Magno dijo a Diógenes: "Pídeme lo que quieras", a lo que este contestó, mientras tomaba el sol en una plaza ateniense:"aparta y no me quites el sol".


Ester

El Pobrecito Hablador del Siglo XXI dijo...

Hola Ester
Sobre las dos afirmaciones que haces de modo tan rotundo habría que discutir largo y tendido "en un futuro", porque el presente ya pasó.

En cuanto a Alejandro Magno y Diógenes, vaya conversaciones que se traían... y Europa por hacer ;) ¿Qué hizo finalmente Alejandro?

¡Salud!

ESTER dijo...

Discuto cuando quieras.

No sé qué hizo Álex pero sí sé lo que hacía y decía Diógenes el perro.

Salud!