No soy nada aficionado al
género del terror, ni amante de lo fantástico. Más allá de la fascinación o de
mis miedos hacia los monstruos de la vieja
Hammer, que me obligaban a
arroparme hasta la cabeza en las camas
de mi infancia, no tengo más héroes que Edgar Allan Poe, alguna cosilla de
Lovecraft , el Frankenstein de Kenneth Branagh y el inmenso Drácula de Francis Ford Coppola.
Sin embargo, el destino ha sido generoso conmigo y me ha dado la oportunidad de conocer y de querer, como si fuesen mis hermanos, a un pequeño grupo de personas a las que lo sobrenatural, en todas sus formas, les atrae como la luz de la luna a un licántropo y devoran con avidez todo tipo de películas y libros en los que se suceden apariciones fantasmales, posesiones infernales, encantamientos, brujerías, transformaciones terroríficas, fenómenos ovni y toda suerte de paranormalidades.
Tanto es así que he disfrutado con ellos -pizza mediante- de sesiones de cine fórum con la ya mítica serie Expediente X, o con películas que son clásicos del género, tales como El exorcista, Poltergeist, Alien, Carrie, Al final de la escalera, Demian, el Resplandor, The Ring, El ente, La bruja, El más allá etc… Les divierte de tal manera lo espectral que suelen llamarse por teléfono a media noche o escribirse whatsapps comentando el programa “Cuarto Milenio” , que presenta el periodista Iker Jiménez.
Estos queridísimos friquis míos no son los únicos que la gozan con este tipo de historias. Es más, creo que son legión, de ahí que el ínclito Jiménez mantenga su programa de televisión en antena compitiendo en tiempo con Jordi Hurtado, un auténtico misterio de la juventud eterna. O que El Festival de Sitges cumpla este año 50 certámenes sin interrupción (medio siglo, se dice pronto), proyectando y difundiendo exclusivamente películas de terror y de lo fantástico, que después se proyectan con gran éxito en cines de todo el mundo y ven miles y miles de espectadores.
Sin embargo, el destino ha sido generoso conmigo y me ha dado la oportunidad de conocer y de querer, como si fuesen mis hermanos, a un pequeño grupo de personas a las que lo sobrenatural, en todas sus formas, les atrae como la luz de la luna a un licántropo y devoran con avidez todo tipo de películas y libros en los que se suceden apariciones fantasmales, posesiones infernales, encantamientos, brujerías, transformaciones terroríficas, fenómenos ovni y toda suerte de paranormalidades.
Tanto es así que he disfrutado con ellos -pizza mediante- de sesiones de cine fórum con la ya mítica serie Expediente X, o con películas que son clásicos del género, tales como El exorcista, Poltergeist, Alien, Carrie, Al final de la escalera, Demian, el Resplandor, The Ring, El ente, La bruja, El más allá etc… Les divierte de tal manera lo espectral que suelen llamarse por teléfono a media noche o escribirse whatsapps comentando el programa “Cuarto Milenio” , que presenta el periodista Iker Jiménez.
Estos queridísimos friquis míos no son los únicos que la gozan con este tipo de historias. Es más, creo que son legión, de ahí que el ínclito Jiménez mantenga su programa de televisión en antena compitiendo en tiempo con Jordi Hurtado, un auténtico misterio de la juventud eterna. O que El Festival de Sitges cumpla este año 50 certámenes sin interrupción (medio siglo, se dice pronto), proyectando y difundiendo exclusivamente películas de terror y de lo fantástico, que después se proyectan con gran éxito en cines de todo el mundo y ven miles y miles de espectadores.
En España, además -y también en
otros países- trabajan editoriales como Valdemar, especializadas en historias
extraordinarias, terroríficas y fantásticas porque existe un público muy numeroso que las
demanda.
Y es que la atracción y la fascinación del hombre hacia lo misterioso, hacia lo incomprensible, hacia todo aquello que escapa al entendimiento y que es imposible explicar con la razón, no es algo que haya surgido en nuestra época, ni siquiera durante los dos últimos siglos, cuando Murnau aterrorizaba a toda Europa con su Nosferatu o incluso antes, cuando Mary Shelley alumbró su Frankenstein y Bram Stocker su Drácula.
Ahora, gracias al rigor intelectual y a la minuciosidad de una investigadora catalana, los aficionados a lo extraordinario ya tienen la posibilidad de conocer cómo y de qué manera nació y se desarrolló en la tradición de nuestra cultura occidental todo aquello que tanto les fascina. Fantasmas, muertos no muertos, apariciones, ejércitos espectrales, encantamientos, hechizos y brujerías, posesiones infernales y fantasmagóricas, casas encantadas, exorcismos, y todo tipo de fenómenos paranormales que, lejos de constituir un hallazgo de nuestra modernidad, se mecen en la cuna de la más remota antigüedad clásica.
Y todo gracias a Alejandra Guzmán Almagro (doctora en filología clásica y profesora de Universidad de Barcelona) y a la editorial SanSSoleil, que ha apostado por publicar un trabajo de investigación exhaustivo y brillante, en el que el lector aficionado, tanto a lo fantástico como a la historia antigua, puede hallar información inédita y disfrutar asombrándose con textos datados siglos antes de nuestra era hasta bien entrada la Edad Moderna; narraciones cuyos sucesos nos resultan muy familiares, porque los hemos visto o leído en el cine o en la literatura moderna y contemporánea, sin saber que ya hacía más de 2.000 años que el hombre las había imaginado y las había escrito, o sencillamente las transmitió con el fin de provocar la misma fascinación que nos provocan a nosotros, creyendo a menudo su más estricta literalidad.
El libro de Alejandra Guzmán Almagro se titula “Fantasmas, apariciones y regresados del más allá”. Guzmán lo ha escrito con intención claramente divulgativa para acercar su trabajo al gran público interesado en este tipo de temas, pero sin sacrificar para ello la precisión y la seriedad, la solidez de que ha hecho gala durante toda su trayectoria académica, que garantizan la verosimilitud de las fuentes con las que trabaja: una serie asombrosa de textos jugosos escritos por autores de la antigüedad clásica como Homero, Herodoto, Plinio el Joven, Luciano de Samosata, Suetonio, Plutarco, Apuleyo de Madaura , etc., pasando por autores del cristianismo medieval como Agustín de Hypona o Gervasio de Tibury, y llegando hasta los inicios de la Edad Moderna, con autores como Martín del Rió o Petru Tyraneus, entre muchos otros, quienes, según la autora, consolidarían la tradición del terror en la cultura europea.
Para que el lector se pueda hacer una idea de los atractivos de esta propuesta que ya ha puesto a la venta la editorial SanSSoleil, me permito enumerar alguno de los títulos de las historias sobrenaturales que ha seleccionado y que comenta la misma Alejandra Guzmán. “El fantasma de los baños”, “El fantasma de César desafía a Bruto”, “El fantasma de Clonice”, “El sepulcro embrujado”, “Visión en el cementerio”, “Carta a un fantasma”, ”Cadáveres en fuga”, “El filósofo converso”, ”El espíritu de las aguas”, “La poseída de Perú”, “El fantasma asesino de las termas”, “El propio funeral”, ”El vidente” , o una auténtica joya de Agustín Calvet titulada ”Los cazavampiros”, entre otros muchos que no detallo por no hacerme pesado.
Y si alguien cree, por ejemplo, que los ejércitos espectrales son una invención del creador de 'Juego de Tronos' o de 'Piratas del Caribe', cuando lea este libro podrá decirle a sus amigos que ni hablar, que los ejércitos espectrales ya merecieron el interés de escritores, pensadores o cronistas en la antigüedad clásica, y que autores como Pausanias o Julio Obsecuente dan buena cuenta de batallas invisibles y de la huida despavorida de las legiones romanas ante el inminente enfrentamiento contra batallones compuestos por soldados muertos.
Sin embargo, el lector del libro de Alejandra Guzmán no solamente encuentra una serie de textos antiguos comentados, muchos de ellos inéditos, en los que podemos leer todo tipo de sucesos extraordinarios. El libro de Guzmán, además -o posiblemente sobre todo- es un excelente estudio sobre el origen y desarrollo de la transmisión de estos fenómenos; de las conexiones intertextuales a lo largo de la historia; de su transformación a través de los siglos por obra y gracia del cristianismo hegemónico. Tanto es así que la autora extiende por vez primera una diacronía en relación a esta temática y ofrece a especialistas de otras áreas del conocimiento una herramienta muy útil para el estudio y análisis de nuestras sociedades, de los intríngulis que moldean la naturaleza del hombre.
Por eso, más allá de la minuciosidad y el gusto a la hora de espigar todo esa gavilla de textos tan suculentos, otro de los méritos del libro estriba, precisamente, en que la autora alumbra para la historia y los estudios filológicos ( y creo que también para la antropología y la sociología) las vicisitudes de lo paranormal en la tradición cultural europea, desde su cuna hasta prácticamente las puertas de la Ilustración.
De hecho, nos encantaría que Alejandra Guzmán continuase con esta línea de investigación para comprobar o conocer de qué manera -muy probablemente- los románticos bebieron de todas esas fuentes y colmaron con ellas su imaginación y la de un público ávido de ”Fantasmas, apariciones y regresados del más allá.” Al fin y al cabo, el mismo público que hoy disfrutará , en muy pocos días, del terror y la fantasía en el Festival de Sitges, o los mismos que nos congregamos frente al televisor, comiendo una pizza, para conmovernos con las andanzas de Madler y Scully.
Y es que la atracción y la fascinación del hombre hacia lo misterioso, hacia lo incomprensible, hacia todo aquello que escapa al entendimiento y que es imposible explicar con la razón, no es algo que haya surgido en nuestra época, ni siquiera durante los dos últimos siglos, cuando Murnau aterrorizaba a toda Europa con su Nosferatu o incluso antes, cuando Mary Shelley alumbró su Frankenstein y Bram Stocker su Drácula.
Ahora, gracias al rigor intelectual y a la minuciosidad de una investigadora catalana, los aficionados a lo extraordinario ya tienen la posibilidad de conocer cómo y de qué manera nació y se desarrolló en la tradición de nuestra cultura occidental todo aquello que tanto les fascina. Fantasmas, muertos no muertos, apariciones, ejércitos espectrales, encantamientos, hechizos y brujerías, posesiones infernales y fantasmagóricas, casas encantadas, exorcismos, y todo tipo de fenómenos paranormales que, lejos de constituir un hallazgo de nuestra modernidad, se mecen en la cuna de la más remota antigüedad clásica.
Y todo gracias a Alejandra Guzmán Almagro (doctora en filología clásica y profesora de Universidad de Barcelona) y a la editorial SanSSoleil, que ha apostado por publicar un trabajo de investigación exhaustivo y brillante, en el que el lector aficionado, tanto a lo fantástico como a la historia antigua, puede hallar información inédita y disfrutar asombrándose con textos datados siglos antes de nuestra era hasta bien entrada la Edad Moderna; narraciones cuyos sucesos nos resultan muy familiares, porque los hemos visto o leído en el cine o en la literatura moderna y contemporánea, sin saber que ya hacía más de 2.000 años que el hombre las había imaginado y las había escrito, o sencillamente las transmitió con el fin de provocar la misma fascinación que nos provocan a nosotros, creyendo a menudo su más estricta literalidad.
El libro de Alejandra Guzmán Almagro se titula “Fantasmas, apariciones y regresados del más allá”. Guzmán lo ha escrito con intención claramente divulgativa para acercar su trabajo al gran público interesado en este tipo de temas, pero sin sacrificar para ello la precisión y la seriedad, la solidez de que ha hecho gala durante toda su trayectoria académica, que garantizan la verosimilitud de las fuentes con las que trabaja: una serie asombrosa de textos jugosos escritos por autores de la antigüedad clásica como Homero, Herodoto, Plinio el Joven, Luciano de Samosata, Suetonio, Plutarco, Apuleyo de Madaura , etc., pasando por autores del cristianismo medieval como Agustín de Hypona o Gervasio de Tibury, y llegando hasta los inicios de la Edad Moderna, con autores como Martín del Rió o Petru Tyraneus, entre muchos otros, quienes, según la autora, consolidarían la tradición del terror en la cultura europea.
Para que el lector se pueda hacer una idea de los atractivos de esta propuesta que ya ha puesto a la venta la editorial SanSSoleil, me permito enumerar alguno de los títulos de las historias sobrenaturales que ha seleccionado y que comenta la misma Alejandra Guzmán. “El fantasma de los baños”, “El fantasma de César desafía a Bruto”, “El fantasma de Clonice”, “El sepulcro embrujado”, “Visión en el cementerio”, “Carta a un fantasma”, ”Cadáveres en fuga”, “El filósofo converso”, ”El espíritu de las aguas”, “La poseída de Perú”, “El fantasma asesino de las termas”, “El propio funeral”, ”El vidente” , o una auténtica joya de Agustín Calvet titulada ”Los cazavampiros”, entre otros muchos que no detallo por no hacerme pesado.
Y si alguien cree, por ejemplo, que los ejércitos espectrales son una invención del creador de 'Juego de Tronos' o de 'Piratas del Caribe', cuando lea este libro podrá decirle a sus amigos que ni hablar, que los ejércitos espectrales ya merecieron el interés de escritores, pensadores o cronistas en la antigüedad clásica, y que autores como Pausanias o Julio Obsecuente dan buena cuenta de batallas invisibles y de la huida despavorida de las legiones romanas ante el inminente enfrentamiento contra batallones compuestos por soldados muertos.
Sin embargo, el lector del libro de Alejandra Guzmán no solamente encuentra una serie de textos antiguos comentados, muchos de ellos inéditos, en los que podemos leer todo tipo de sucesos extraordinarios. El libro de Guzmán, además -o posiblemente sobre todo- es un excelente estudio sobre el origen y desarrollo de la transmisión de estos fenómenos; de las conexiones intertextuales a lo largo de la historia; de su transformación a través de los siglos por obra y gracia del cristianismo hegemónico. Tanto es así que la autora extiende por vez primera una diacronía en relación a esta temática y ofrece a especialistas de otras áreas del conocimiento una herramienta muy útil para el estudio y análisis de nuestras sociedades, de los intríngulis que moldean la naturaleza del hombre.
Por eso, más allá de la minuciosidad y el gusto a la hora de espigar todo esa gavilla de textos tan suculentos, otro de los méritos del libro estriba, precisamente, en que la autora alumbra para la historia y los estudios filológicos ( y creo que también para la antropología y la sociología) las vicisitudes de lo paranormal en la tradición cultural europea, desde su cuna hasta prácticamente las puertas de la Ilustración.
De hecho, nos encantaría que Alejandra Guzmán continuase con esta línea de investigación para comprobar o conocer de qué manera -muy probablemente- los románticos bebieron de todas esas fuentes y colmaron con ellas su imaginación y la de un público ávido de ”Fantasmas, apariciones y regresados del más allá.” Al fin y al cabo, el mismo público que hoy disfrutará , en muy pocos días, del terror y la fantasía en el Festival de Sitges, o los mismos que nos congregamos frente al televisor, comiendo una pizza, para conmovernos con las andanzas de Madler y Scully.
No se lo pierdan. Compren y lean este libro. No se van a arrepentir.
Alejandra Guzmán Almagro
Editorial Sanssoleil, Barcelona 2017