De ser otro hubiese querido ser ángel del infierno; recorrer
carreteras enfundado en cuero sucio;
hacer del camino el mundo; rodar, fumar y beber, quizás amar, solamente durante
unas horas, y convertir el amor en cuerpo. Partir cada día con la certeza de haber
dejado un recuerdo imborrable en alguien que esperará en vano; que ya espera desde el mismo instante de mi partida mientras ve tras una cortina opaca cómo me voy
haciendo pequeño en busca del horizonte encarnado.
De ser otro hubiese querido ser poeta; recorrer sueños despierto;
transformar la palabra en verdad, o al
revés; escribir, fumar y beber, quizás amar, solamente durante unas horas y
convertir el cuerpo en amor. Enclaustrarme cada día en mi cuarto con la certeza
de haber dejado un recuerdo imborrable en alguien que leerá en vano; que ya
espera desde el último verso la encarnación de la palabra mientras tecleo el
punto y final y pienso en las críticas o
en otro libro.
De ser otro hubiese querido ser reportero; recorrer calles,
ciudades y alcantarillas; hacer de la
noticia denuncia; investigar, fumar y beber, quizás amar, solamente durante
unas horas, y convertir la fuente en amor. Partir cada día con la certeza
de haber dejado un recuerdo imborrable en alguien que se creía inmune en vano; que ya espera en el quiosco el fin de
sus fechorías mientras doblo la esquina y
suena otra vez en mi teléfono una
nueva llamada anónima.
De ser otro hubiese querido ser maestro; recorrer aulas y
pueblos; enseñar, fumar y beber, quizás amar, solamente durante unas horas, y convertir en amor la
maternidad. Partir cada curso con la certeza de haber dejado en alguien un recuerdo
imborrable que ansía crecer desde el mismo instante de mi partida, mientras escucho a lo lejos el eco blanco de
otro campanario y un griterío que vuela hacia mí en alas de vencejo.
De ser otro hubiese querido ser yo; recorrer el tiempo; vivir, fumar y
beber, y por fin amar, solamente, durante todas las horas y convertir tu amor en mi vida. Partir hacia la muerte con la certeza
de haber dejado en ti un recuerdo imborrable desde donde bebo en vano las lágrimas que me añoran y atestiguan
transparentes que finalmente hallé mi
vocación.
12 comentarios:
Que te recuerden, aunque sea mal. ¡Ay, esa manía de la posteridad!
Salud
"De ser otro hubiera querido ser yo": hallazgo.
La posteridad es el único modo de eternidad. Yo sé que para un misántropo como tu eso es tanto como pedir para uno mismo el castigo de Sísifo, pero, amigo Lansky, pretendo morirme antes que mi amor, y que mi amor me recuerde. No he sido capaz de hacer más en este vida
¡salud!
Juan, plantéate el futuro en otra carcasa, a ver qué te sale. Don Quijote lo tenía claro: "yo sé quien soy"
Mientras leía pensaba: "De ser otra hubiera querido ser yo".
Besos, Ester
Seguramente sos todo eso, aunque ni vos te lo creas. Claro, ser las veintucatro horas y los trescientos sesenta y cinco día/seis, difícil. Pero no dudo que sos todo eso, por ese "yo" es muchas cosas, no una sola, sería triste ser solo una parte pudiendo ser tantos otras más,no?. Un beso
P.D: fumar,beber...el hilo conductor,jajajaja.
Si, Pobrecito, yo también subscribo tu deseo de morirme antes que mi amor y que éste me recuerde, pero sabiendo que cuando haya muerto el último de los que lo hagan (te recuerden) morirá con ellos el recuerdo de tu paso por el mundo. De ese modo la posteridad existe, peor caduca. Una eternidad con plazos, más sensata, en el fondo más humana
Ester, eso mismo he escrito. Sin embargo, de igual manera que he respondido a Juan, decirlo no es ninguna perogrullada; es todo un compromiso.
Besos
Fiorella, siempre tan sagaz en las lecturas que haces de lo que escribo. No quiero ser empalagoso, pero ni te imaginas lo que agradezco tu constancia y tu atención hacia lo que expreso.
Sí, creo que soy todo eso, durante algún momento en el día, aunque ya no fume ( y mira que he fumado). Ahora, whisky, gin-tonics y amor.
¡Besos!
Lansky, sé que si a tí te digo que el recuerdo que nace del amor es imperecedero,eterno e inmutable posiblemente romperás en carcajadas, pero te aseguro que yo lo creo, tanto como creo en Dios.
¡Salud!
¿Reirme? No, en todo caso sorprenderme, pero, como dijo aquel, nada humano me es ajeno, o al menos lo intento
Cada uno es dueño de decidir sobre su vocación y digo yo, ¿y por qué no?, eres libre de amar y convertir su amor en tu vida, lo que pasa es que la gente le da vergüenza admitirlo. Los seres humanos necesitamos amar y que nos amen, cuando ello escasea nos desequilibramos, así anda el patio.
Un abrazo, :)
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