Me gusta estar con los míos. Disfruto de su compañía. Soy un fiel esclavo de las tradiciones, un empecinado de los aniversarios y de todo festejo evocador. Tanto es así que incluso he llegado a instaurar la celebración de mi besiversario. Sin embargo, este 2020, la vida, en su más preciso sentido biológico, se impone al calendario, a la potestad de la data, a la adhesión inquebrantable hacia el estribillo anual, de manera que el deseo de volver a verles el próximo año y de mantenerme fiel a esos días prevalece sobre la imprudencia.
Seremos pocos porque deseamos vernos de nuevo en una nueva Navidad reiterada, el próximo año, y al otro, y el que viene, hasta que viejo y melancólico me llegue el día en que los miraré detenidamente a todos y me preguntaré quién se sentará en mi silla y quién beberá de mi copa.
Felices fiestas, amigos.
2 comentarios:
Si es que solo pensáis en beber.
Sí me gusta, sí.
Venga, buenas fiestas y cuídate mucho,seas quien seas.
¡Salud!
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