69 solamente es
divisible por 3 y por su resultado. Por muy poco no es un número primo. Al efectuar
la división por 3 nos da 23, que sí que lo es, porque únicamente es divisible por sí mismo y por la
unidad. Cualquiera que intente dividir 69 por cualquier otra cifra que no sea el 3 o el 23, verá que es
imposible, que empiezan a nacerle y
crecerle los decimales hasta
el agotamiento.
El 69 es un número célebre. Si realizamos la lectura lineal,
es el número del
capítulo inmediatamente posterior al antológico 68 de la novela
‘Rayuela, en el que Cortázar describe en una página mágica, minuciosamente, la
cópula entre un hombre y una
mujer a través de un idioma inventado llamado glíglico, que produce en el lector la sensación de estar ante la interpretación
de una composición musical.
En el 69, gracias a la intermediación de la japonesa más
famosa de la Historia- después de Madamme Buterfly- los Beatles se separaron
para siempre, sin solución de continuidad, para regocijo de los Rolling y
tristeza infinita de sus fans. En el mismo año, el hombre pone el pie en la
Luna y se produce la primera comunicación entre dos ordenadores a distancia, considerada
el inicio de Internet. Un siglo antes, en 1869, Mendeleyev crea la tabla
periódica de los elementos; en España se aprueba la primera Constitución democrática de la
historia del constitucionalismo español y nace, en la India colonizada, Mahatma Gandhi. Un siglo antes, en 1769, llega
al mundo Napoleón. Y así…
69 es el número correspondiente a una postura sexual mítica que
todo el mundo dice haber practicado. Las fuentes de esta postura se remontan a
La India. Vatsyayana, autor del Kamasutra, dice que hasta las cortesanas más lujosa abandonaban a los hombres más
ricos por los hombres más vulgares si
se avenían a realizar la postura Kalila o del cuervo. El Kamasutra, junto con
la Biblia, El Quijote y el Ulysses de Joyce,
pasa por ser uno de los cuatro libros más citados y menos leídos de la
Historia. Si hubiésemos leído el
Kamasutra-Ananga Ranga veríamos que es un manual del arte de amar y que como en todo arte conocido, hay
técnicas, géneros y proyectos que solamente le son dados a unos pocos. De
intentar con ciertas garantías un 69 nos deberíamos someter previamente a una higiene escrupulosa, abstenernos el día
de antes de la ingesta de legumbres
o bebidas carbónicas, además de procurar
durante los momentos culminantes
contención, mucha contención, para poder llegar así a un orgasmo
interior: el mejor modo de trascender la carne, elevar el espíritu y convertir
un buen polvo en toda una obra maestra.
69 son los grados centígrados a los que se debe calentar el agua para tomar un buen té en
condiciones, como Dios manda, que diría Rajoy, sin quemar la yerba, con el fin de que
infusione y disuelva todo su aroma, esencia y sabor. Phileas Fogg era tan
riguroso con la temperatura del agua del té que obligaba al entrañable y
paciente Passepartout a introducir un termómetro en la tetera para controlar
que no alcanzase ni de lejos el punto de ebullición.
Esto nadie lo sabe, pero aquí estoy yo, para iluminar: 69
son los escalones de la escalera que es
necesario subir si se quiere alcanzar la gloria. Hay quien los sube de un
tirón, deprisa y a todo correr, y luego, al llegar, se derrumba, víctima de sí
mismo. Hay quien los recorre sin prisas,
a ritmo constante, hasta el final, y una vez arriba vuelve a bajar, porque no
le encuentra gracia ninguna, o porque siente añoranzas, o porque se amedrenta y
tiene frío, aunque entre éstos los hay quienes se quedan y, entre otras cosas, les toca enterrar a los muertos. Y luego están los que lo intentan, pero se quedan a medio
camino, imaginando durante toda su vida como debe ser el rellano de la meta, qué se verá desde allí, cómo
se respirará o quién habrá.
69 son los miembros del Partido Popular que muy pronto serán
juzgados por su participación en los delitos de la trama PP- Gürtel. Es
necesario recordar este número, 69. Si conviene, dentro de muy poco, podremos
verlo aupado por nuestras autoridades a la categoría de número primo, solamente
divisible por sí mismo y por la unidad.
Clama David en el Salmo 69: “Sálvame, oh Dios, porque las
aguas han entrado hasta mi alma. […]Se han hecho poderosos mis
enemigos, los que me destruyen sin tener por qué. ¿Y he
de pagar lo que no robé?. […] Sean oscurecidos sus ojos para que no vean,
y haz temblar continuamente sus lomos”
7 comentarios:
Bueno, el 69 también es divisible por sí mismo, como todos los números, pero aparte de eso, muy bien traído el artículo sobre el número 69.
Quien no haya leído el capítulo 68 de "Rayuela" (quien no haya leído "Rayuela") hágalo ya. El capítulo 69, por cierto, tampoco tiene desperdicio, si obviamos la ortografía, o mejor sin obviarla, porque esa es su gracia.
Un entrada llena de curiosidades. Es increíble lo que puede dar de sí un simple número.
Juan, esta entrada ha supuesto todo un reto para mí. ¡Hacía tanto tiempo que no hacía divisiones!;)
Y si, de Rayuela hay que leerse hasta el número de ISB, varias veces, a ser posible.
Un abrazo Juan
Babe, la mayor parte de las cosas y que nos rodean y conceptos con los que vivimos son susceptibles de estarirase y ampliarse hasta el infinito. Es divertido a veces darles una pasada por lugares que les son ajenos para jugar con ellos y explicar otras cosas
¡Salud, Babe!
Aunque muy retrasada en las lecturas afines y electtivas... en cualqueier caso celebro el enderezamiento final... Porque puedes imaginar que a los de mi genración, según qué jeroglíficos... Pues que no, sin chicha...
Kisses!
Rayuela, por cierto, es más....
¡Claro que es más, obviamente!
El 'jeroglífico', como tú le llamas, pretende marcar a fuego la única acepción real de '69' que tendríamos que recordar para siempre, más si cabe que la cantidad ingente de dinero de todos que se han llevado los susodichos.
¡Salud!
Publicar un comentario