martes, 15 de mayo de 2007

Muerte de gato


"Un gato muerto al borde de la carretera, de color blanco y negro, con el vientre hinchado y el cuello descoyuntado. La cabeza del animal aplastada, golpeada por el spoitler fluorescente del coche trucado que se acercó demasiado a la cuneta. Qué bonito coche, azules eléctricos sobre amarillo sol, ahora con una mancha de sangre salpicando los bajos."

El Piri podría pensar así mientras camina sólo por la carretera comarcal en la noche de la víspera del primero de Mayo.


"Pobre gato. El alma de un gato atropellado en la carretera no va a ningún sitio. Pobre gato bajo las estrellas de una noche de fiesta, preludio de la resaca que me golpeará la cabeza y me va a dejar en la cama hasta después de comer. Pobre gato salvaje. Este gato pinto, que está a punto de reventar por dentro, ha nacido junto a la carretera que lleva a las fábricas y a la fiesta. Este gato muerto de una sola vida se alimentó de alimañas de polígono industrial y casi no probó la leche con la que su madre muerta le pudo alimentar."


"Ya sólo se mueven levemente sus bigotitos gracias al rebufo que dejan tras de si los coches al pasar. Son bonitas las luces, el rastro lumuniso de los fluorescentes morados. Si no brillasen las estrellas, si cayese una tormenta, si rompiese a llover el agua arrastraría por la cuneta el cuerpo de este gato blanco y negro hasta la boca del sumidero y allí la ley se invertiría porque media docena de ratas rompería su tripa abultada y en menos de lo que amanece de nuevo ya ni gato, ni piel, ni recuerdo de su cadácver recostado al borde de la carretera."

" Ahora la luna luce orgullosa y me contempla y proyecta mi sobra sobre el pobre gato como una fría manta, como la forma del último y único velatorio en los últimos instantes antes de que otro bonito coche se arrime demasiado a la cuneta y con sus ruedas de perfil bajo consiga eliminar el mínimo recuerdo y convierta al gato de finos bigotes en una amasijo de piel, huesecillos y vísceras durante sólo un día, a lo sumo dos, proque para entonces no se distinguirá ni la mancha de la prueba de que justo aquí, a 10 minutos de mi casa, hubo vida, y después materia orgánica, la representación de la muerte salvaje, una alegoría, el sacrificio necesario en honor a ningún dios."


" Y no puedo hacer nada para que nada de lo que ahora imagino deje de ocurrir. Así es la vida de gato, la muerte de gato. Maullar el instinto, alimentar el hambre, ajenos a la vida que cada día se les presenta delante de sus narices".


El Piri podría pensar así, en la madrugada de la víspera del primero de Mayo. El Piri, al pasar junto al cadáver hinchado de un gato pinto, escupe, y sigue caminando hacia casa bajo las estrellas.
Un coche pasa veloz y, al rebufo, el flequillo del Piri se mueve levemente.

Vuelvo mañana

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