miércoles, 16 de mayo de 2007

La papelera

Hay días en los que parece que la cuerda se acaba. Ya no más, finito, kaput. Ni una linea.

Es esta maldita pantalla la que me roba el aliento, como los gatos cuando duermen a nuestro lado. Es este espacio hechizado que me obliga a escribir una letra tras otra en cuanto se abre, en cuanto me huele.

Si fuese papel, ahora mismo no estaría escribiendo esto. Habría estrujado la hoja hasta convertirla en una bola arrugada y me habría puesto a leer. Estaría mirándome en el espejo, buscando a Emma Zunz. Después, rastrearía en la papelera, como un loco obsesivo, y guardaría la bola en el armario de las ideas perdidas, junto a otras bolas arrugadas de diferentes colores que forman mi colección de fracasos.

¿Qué pasó en Maipú 994...?
Creo me voy a La Argentina. Ya os contaré.

Vuelvo mañana

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