lunes, 27 de junio de 2016

Carta a siete millones y medio de españoles



Compatriotas, me habéis  jodido la vida,  otra vez.

Y lo peor es que  lo sabéis.

Mi vida y la de los míos estarán de nuevo sometidas durante unos cuantos años a las decisiones que tome  la  mafia organizada en  partido político.

Los que les habéis votado, también vais a sufrir sus crímenes y su traición.

Sinceramente, allá vosotros con vuestras desdichas. Me resultarían indiferentes   si no fuese porque vuestro destino es mi destino, porque vuestra miseria es mi miseria,  porque la injusticia que padeceréis es la injusticia que yo padeceré.

No tenéis escusa. Sois cómplices, y sois cobardes. Sois pusilánimes y sois mezquinos.

Habéis otorgado a una organización criminal con aspecto de partido político la patente de corso para que nos esquilmen definitivamente; para que nos expriman; para enriquecer todavía más a quienes os están jodiendo a diario la vida  y el futuro de vuestros hijos.

Atended bien lo que os digo. Escuchad atentos. Leed si es que todavía sabéis hacerlo.

Mañana, cuando yo vaya al médico y necesite una operación urgente  y me programen a un año vista, os desearé enfermedad eterna.

Mañana, cuando mi hijo  me diga que quiere estudiar en  la universidad y yo  no pueda pagar la matrícula,  rezaré para que vosotros tampoco podais pagarla.

Mañana, cuando mi hija salga a buscar trabajo y le ofrezcan 800 euros al mes con tres idiomas, dos grados y un máster, os desearé paro sin subsidio mientras vivais.

Mañana, cuando mi madre no pueda valerse  por sí misma y tenga que buscar una residencia o una persona que la cuide y no disponga de ningún tipo de ayuda estatal, me cagaré en vuestros muertos, y desearé con todas mis fuerzas  vuestra vejez en la calle, tirados, como despojos.

El próximo invierno, cuando no pueda encender la calfeacción y tenga que dormir junto a mis hijos para darles el calor de mi cuerpo, desearé vuestra indigencia en medio de las heladas más inclementes.

Mañana, cuando me despidan y no pueda pagar la hipoteca y el banco  me desahucie, me cagaré en vuestra mano, la misma que votó a los criminales, y llamaré a vuestra puerta, y dormiré sobre vuestro felpudo, como un perro sarnoso, para que cada día que salgáis a la calle os veáis obligados a saltar por encima de mi desgracia.

Mañana, cuando se  conozca otro caso de robo de nuestros recursos,  organizado y ejecutado  desde las estructuras del partido al que habéis votado, iré al juzgado de guardia y os denunciaré por cómplices.

Compatriotas, hoy habéis hecho de esta nación  una vergüenza internacional. Somos el hazmerreír de medio mundo. Gracias a vuestros votos conscientes de ayer,  hoy somos un país de mierda.

Para vosotros  todo mi desprecio. Para mí, la vergüenza de haber nacido en la misma tierra  que estáis ayudando a arruinar.