viernes, 27 de mayo de 2011

El Estado del Bienestar




Imagínate a la orilla del Mediterráneo, primavera de un día fresco de abril. El cielo, que de tan azul miente, apenas está moteado por unas cuantas nimbomeninas. Sopla el viento suficiente como para pensar en ponerte la chaqueta, pero no tan molesto como para hacerlo. El mar se acerca a la arena por costumbre, para certificar su presencia, con un leve rumor constante de eses sosegadas. La luz del sol no quema, ilumina las fachadas blancas, y las torna lámparas de cal y todo queda envueto de un fulgor amable que presagia el atardecer.

Tu estás en la terraza de un bar, sentado, después de comer, tomando tranquilamente un whisky, moviendo con el dedo pedacitos de hielo que flotan dormidos, dejándote llevar por el sopor, creyendo que los minutos van a pasar así, eternamente, entre el calor digestivo y la brisa que, quizás, sin tu saberlo, ya amenza viento y en unas horas se convertirá en la tormenta que descargará la furia de su lluvia sobre las mesas en las que charlan descuidadamente las personas, mientras más allá de donde alcanza la vista la galerna ya se ha apoderado del mar.

viernes, 20 de mayo de 2011

Máximo Ballesteros (Para Sandra)



Alguien que me quiere y a quien quiero pensó en hacerme un regalo envenenado, sin pretenderlo, el día de mi cumpleaños, gracias al cual estoy empezando a experimentar los síntomas de la ludopatía. Se plantó ante mí y me ofreció, con su habitual gesto dispuesto, un pequeño paquete envuelto en papel verde. Era una hermosa edición del "Juego de Cartas" creado por Max Aub en el año 1964, año en el que, curiosamente, yo vine al mundo.

Había oído hablar de la reciente publicación de esta obra, pero no tenía ni la más remota idea de su contenido. El "Juego de Cartas" de Max Aub es una doble baraja compuesta por 106 naipes, ilustrada por el pintor apócrifo Jusep Torres Campalans, protagonista de una de las bromas más sonadas de la literatura española. Cada uno de ellos corresponde, al mismo tiempo, a cada uno de los valores de las barajas francesa y española. Al dorso de los 106 naipes Max Aub escribe 106 brevísimas epístolas (cartas) firmadas y dirigidas por y a personajes ficticios. El contenido de esta correspondencia múltiple gira alrededor de la muerte de Máximo Ballesteros, personaje también ficiticio del que intercambian pareceres y especulaciones su viuda, sus múltiples amigos, amantes, parientes, enemigos y chismosos de toda realea.


Max Aub adjunta las instrucciones del juego y en ellas indica las reglas y el objetivo: descubrir quién fue el misterioso Ballesteros. Por supuesto, las instrucciones y la meta final de la timba son un mero pretexto, una forma singular y divertida a partir de la cual Aub organiza un extraordinario entramado narrativo, un juego novelado infinito en el que nada es lo que parece. Cada carta que uno lee contradice a la anterior, y la siguiente la confirma, y la próxima abre una nueva vía, y así el juego de epístolas deviene un crucigrama de historias entrecruzadas que se complementan o discurren paralelas en un mismo plano para ofrecernos la imagen resultante del reflejo de la luz en un prisma.

De modo que, en realidad, por el modo de explicar el cómo vivió y murió el finado, lo único que podemos hacer es llegar a intuir, sin albergar demasiadas garantías,
la manera de ser de las personas que le conocieron, o no, aunque hablasen de él. De ahí que el "Juego de Cartas" de Max Aub sea una historia infinita, casi un centenar de historias que nacen de un pretendido suicidio, un envenenamiento, o una trombosis sin que nadie, ni siquiera el propio autor, sepa cómo van a discurrir y mucho menos cómo terminarán.

No tengo remedio: siempre me ocurre que, una vez puesto a explicar algo, se me cruza por el camino otro motivo que me pide paso, y yo me paro, y me aparto. En estos momentos, decenas de miles de historias hablan en las plazas de todo el país sobre un muerto que apesta. En esas plazas indignadas, como en las cartas de Max Aub , no habrá The End. A lo sumo un epílogo particular para cada cual en el que se expresa la manera posible de resucitar al fiambre, de devolver a la vida al nuevo Ballesteros, "un espíritu vacilante, indeciso, tenaz y astuto". La vida, al fin: soberanos cada cual de un destino solidario; sobrellevada con el estigma del dolor y de la muerte, y en lucha permanente contra intereses bastardos que juegan a ser Dios

lunes, 16 de mayo de 2011

Blanco y negro


El mismo día y en un espacio brevísimo de tiempo se me abalanzaron dos motivos bien distintos. Una estrella de la canción, hermosa, rotunda, de voz prodigiosa y canciones imposibles decía en la radio que "afortunadamente, vemos la vida en color y no en blanco y negro". Unos minutos más tarde, en pleno frenesí promocional, la excepcional cantante afirmó ante los oyentes que "los artistas somos almas libres".

Hace unas pocas semanas he leído dos libros estupendos de Rafael Reig. Uno de ellos se titula "Todo está perdonado", premiado este año con el 'Tusquets' de novela. Es un thriler ácido, crítico, descreído, escéptico, sucio, irónico y en muchos pasajes de una gran belleza literaria que navega entre las aguas podridas de un Madrid veneciano.
El otro libro es "Manual de literatura para caníbales", la más irreverente y gamberra historia de la literatura hispanoamericana des del Romanticismo hasta el año 2014 (!). Esta obra debería sustituir a todo manual de historia de la literatura al uso.

La cosa es que después de que la cantante dejase el programa en el que intervenía, se desencadenó una tormenta apoteósica, y las calles se conviertieron en torrentes, y me acordé de la última novela de Reig. Y al acordarme, recordé también al primer profesor de literatura que yo tuve, hace la friolera de -poco más o menos- 30 años, porque tiene un parecido extraordinario con el novelista (tanto etopéyico como prosopopéyico, con perdón).


Yo, por entonces, era un pavete casi rubio que peinaba su vanidad sobre las orejas y perpetraba cuentos los sábados por la tarde después de la peli del Oeste. Estaba tan convencido de que me convertiría en pocos meses en el nuevo Cortázar que pasaba mis garabatos a máquina y se los entregaba, orgulloso, al profesor queseparecearafaelreig, en la intimidad de la hora del patio. Él recogía las hojas con explícito desprecio, las doblaba a lo largo y las encajaba sin ningún cuidado en el bolsillo posterior de sus vaqueros. Yo le miraba fijamente y lo único que recibía por toda respuesta era el humo mentolado del cigarrilo "Rocío" que mordía con fruicción, y un escupitajo certero, un centímetro a la derecha de mi zapato izquierdo.


Desde entonces he certificado, sin saberlo, que la literatura es como la vida, creemos verla en color, aunque su verdad discurre en escalas de grises que evolucionan al negro. ¡Sobreviviré!

martes, 10 de mayo de 2011

Acarrear historias


Leí 'Riña de gatos', la última de Eduardo Mendoza, al poco de publicarse. Disfruté mucho en la primera mitad, cuando se teje toda la trama y se presentan los personajes, con sus motivaciones y sus circunstancias. La segunda mitad me pareció atropellada, y en algunos momentos poco creíble, con derivaciones extrañas del argumento, relaciones tramposas, episodios un tanto rosa y un final que me hizo sospechar en alguna llamada de Planeta al autor, quizá porque éste no iba a poder cumplir el plazo de la convocatoria del concurso. Aún así lo pasé bien. De todos modos, de haberlo sabido, me gasto los 23 euros que me costó en dos o tres clásicos de bolsillo.

En un momento de la obra, el narrador dice de uno de los personajes: "Al faltarle los argumentos le faltaban también las palabras". Al leerla pensé que esta es una frase falsa que nos lleva, a priori, a establecer relaciones de su significado con gente poco edificante. Sin embargo, si le aplicamos un espejo, resulta que define a sus contrarios. Quiero decir que a un Mariano Rajoy, por poner un ejemplo, no le faltan las palabras, aunque jamás, o pocas veces, lleguen a argumentar algo consistente. Algo parecido le pasa a Zapatitos, cuyos argumentos se reconocen en sus hechos, no en lo que dice. Y así, tirando y tirando de la frase del narrador de Mendoza, podríamos deconstruir y reconstruirla, hasta llegar a la conclusión de que la falta de palabras no es la ausencia de argumentos, sino la tragedia diaria que vivimos unos cuantos, cada tarde, cuando nos sentamos a escribir las historias que acarreamos eternamente, como una carga de troncos, sobre las espaldas
, sin poder descargarlas nunca.

miércoles, 4 de mayo de 2011

Libropueblo


Ramiro Pinilla no solamente es un escritor inmenso, con un extraordinario poder fabulador, y creador de un universo propio que a través de la creación legendaria, desmiente y deconstruye el argumentario nacionalista y ofrece personajes que encarnan las motivaciones eternas de la especie humana: el poder, la ambición, el amor y la búsqueda de la libertad y de la verdad. Ramiro Pinilla es, además, un hombre libre que ejerce como tal, que trabajó con coherencia extrema para acercar al pueblo la cultura, para hacer accesible la literatura. Con ese objetivo creó en el año 1977 la editorial Libropueblo.

Bajo este sello, el mismo Pinilla y el escritor J.J.Bilbao sacaron a la calle desde 1978 hasta 1986 trece títulos. Ramiro Pinilla fue premio Nadal,
unos años antes, por la novela "Las Ciegas Hormigas" y sacrificó relevancia, notoriedad y parabienes para "tratar al libro y a la cultura desde un enfoque distinto. Son dos nuestras metas: alcanzar un mayor estrechamiento entre el artista y el pueblo, en bien de la popularización de la cultura; y ofrecer a este pueblo libros no a precio de negocio, sino a precio de costo. Entendemos, pues, que la cultura no debe ser comerciable."

Por supuesto, la aventura fracasó: los años de la ilusión desembocaron en la España del pelotazo y ya nada pudo hacerse realidad.
Hay información muy interesante sobre Libropueblo en la revista digital de Willy Uribe , con documentos escaneados que ilustran, por ejemplo, el fraccionamiento del coste real de una novela. 'El Pais', se hizo eco de la iniciativa en un artículo del año 1979. Se me ocurre que Libropueblo es a nuestra historia más reciente lo que "La Barraca" de Lorca fue a la España republicana.

lunes, 2 de mayo de 2011

Aire emocionado


Podríamos decir que mi estado era de muerte consciente. Pero la vida llega cuando menos te lo esperas. Te sopla y ya estas nuevamente dando bandazos. Sin quererlo, sin pretenderlo, sin tan siquiera desearlo, te ves respirando una vez más. Al menos durante breves instantes de tiempo. El justo para percibir cuan escaso es el oxígeno; para aprender a asumir que cada inspiración es el paso previo y la causa de la expiración.

Así es como he vuelto a la vida, henchido de aire emocionado, breve y ligero, aire que tiembla en la entraña y se queda dentro, para explotar en pura emoción estética por culpa del arte que atesora uno de los más grandes escritores de la literatura en lengua castellana de los últimos tiempos: Ramiro Pinilla. A él y a sus criaturas, a él y a su trabajo honesto de buscador de palabras que invocan esencias, leyendas y verdades, le debo esta nueva oportunidad. Sus cuentos, publicados recientemente por la editorial Tusquets, son obras maestras irrepetibles. A mi me han devuelto a la vida

Emoción, pura emoción y eterno agradecimiento, Ramiro, de éste, tu humilde lector.

Quién sabe si volveré