lunes, 3 de octubre de 2016

El PSOE y el baloncesto



En diciembre de 1891 Pablo Iglesias fundó el Partido Socialista Obrero Español. Apenas 12 años antes, el canadiense James Naismith había inventado el baloncesto en  una escuela cristiana de los Estados Unidos de América.

En España, el mérito a la importación de este deporte se le atribuyó siempre al padre Millán, un escolapio soriano que impartió clases en Barcelona y que en 1922 organizó el que hasta no hace mucho se consideraba el primer partido disputado en nuestro país. 

Sin embargo,  a la luz de unos documentos hallados hace unos años  por el historiador Josep Ainaud en el Arxiu Tobella de la ciudad de Terrassa,  fue el pedagogo catalán Eladi Homs quien en el  año 1910 llegó a España con el novísimo juego en su cartera de nuevas metodologías aprendidas en América. 

Dos años después, Homs organizó el primer partido de Baloncesto que se disputó en nuestro país, más concretamente en la Escuela Vallparadís de Terrassa. Ese  mismo año (1912)  el PSOE celebró su IX congreso, en el que ya se puso en evidencia la tónica general de su historia,  porque fue el primer congreso en el que se evidenciaron  diferencias muy enconadas entre dos sectores del partido; entre los afines  al obrerista Largo Caballero, y los seguidores  de Indalecio Prieto, quienes defendían un pacto con la derecha reformista de Melquiades Álvarez.

Todo esto me sirve para afirmar sin ningún rubor, y en pleno uso de mis facultades mentales,  que la historia del baloncesto ha estado íntimamente ligada a la historia del PSOE;  algo que, a la vista del resultado de lo acontecido estos últimos días,  parecen  haber ignorado los militantes del sector Sanchista. Y más teniendo en cuenta que el ya extinto secretario general del PSOE  fue alero  en el Estudiantes; mucho mejor jugador, por cierto,  que el anterior líder del PSOE, José Luis Rodríguez Zapatero, a quien también le apasionaba este deporte -aunque  me da la sensación que lo practicó  poco, o nada. En alguna ocasión llego a confesar  que jugó de defensa (¡!) . 

Si Pedro Sánchez y su séquito hubiesen tenido en cuenta mínimamente su experiencia baloncestística, habrían  planteado, sin duda,  una defensa individual en toda la pista, presionando constantemente el contrario. Porque, seamos sinceros, el equipo de Sánchez no contaba con los jugadores de más altura, pero sí los más jóvenes, y por lo tanto, con mucha más resistencia física que sus oponentes,  quienes aprovecharon su gran  experiencia en este tipo de competiciones.

Por eso, la defensa zonal clásica planteada por Sánchez de   2-1-2  no le ha dado resultados. De hecho, ha resultado ser un coladero. El contrario contaba con tiradores exteriores mortales, de muñeca flexible y mecánica infalible,  que le han confeccionado a Sánchez un traje a medida, principalmente  en el último cuarto. 

Pero, ante todo, los adversarios de Pedro contaban con Felipe González,  un pívot veterano de la escuela Dino Meneghin. Dentro de la pintura González es el puto amo; mueve los codos como nadie, juega  de espaldas como si tuviese un tercer ojo en la nuca y gana siempre la posición de rebote, porque sabe utilizar  el culo como arma de contención. 

González ha estado mucho tiempo en el dique seco, aburriéndose en otros equipos de las ligas comerciales y venezolana, donde ha aprendido tácticas y fundamentos poco ortodoxos. Sin embargo,  en cuanto  le han necesitado, no le ha costado mucho ponerse en forma y fajarse como en los viejos tiempos de la OTAN de entrada No o de la reconversión industrial. 

El equipo de González también  defendió zona, y a pesar de que su equipo estaba compuesto por los barones, un poco fofos y ya pasados de kilos,  contaba con algún elemento de gran rapidez. Quizá por ese motivo arriesgó con un audaz 1-3-1. Esta estrategia defensiva, si se practica bien, es letal, porque encierra al posible tirador en una trampa de la que es difícil salir. Los de González la bordaron. Su base (Susana, la Sultana) salió desde el minuto 1  muy motivada, y mantuvo la tensión de su equipo  durante todo el encuentro. Iba a por todas. Todo el público pudo ver como antes de que ningún tirador de Sánchez pudiese lanzar desde los aleros, ella ya estaba allí para cerrar cualquier posibilidad de movimiento. Por eso se hartó de robar balones.

Y es que Sánchez y los suyos se han visto sorprendidos por Susana, la Sultana, una ambiciosa  base de la cantera andaluza a la que habían menospreciado,  pero  que ha resultado ser una estupenda repartidora de juego, diseñando cada jugada minuciosamente desde el primer pase, driblando con gran habilidad tanto con la derecha como con la izquierda, y haciendo gala de unos fundamentos que ya los quisieran otros para sí. Hay quien ya  ha pronosticado un futuro repleto de poder para esta jugadora. 

Pero si de algo ha pecado Sánchez en esta final tan desigual ha sido no respetar algunas cuestiones básicas en este deporte que se enseñan ya en las categorías infantiles. 

Por ejemplo, la línea de fondo es sagrada. La línea de fondo hay que blindarla. Por la línea de fondo no pasa ni Dios, y para eso es necesario colocar en esa posición a  jugadores de gran potencia en las piernas, dispuestos a encajar el golpe de los hombros del contrario y resistentes  al salto  en la primera finta de tiro. La línea de fondo de Sánchez parecía las Ramblas. 

Cuando un jugador entra a canasta por la derecha, el último paso de batida debe de darse con la pierna izquierda y el lanzamiento debe realizarse con la mano derecha. A la inversa si la entrada se realiza por la izquierda. En este caso la pierna derecha será la última en batirse y habrá que utilizar la  mano izquierda en el lanzamiento. Es decir, que hay que saber muy bien donde tiene uno  la derecha y la izquierda antes de lanzar el balón a canasta. Solamente los jugadores tocados con la mano divina, con eso que se llama carisma, son capaces de subvertir ese orden. 

Otra regla de oro: mientras dribles no mires el balón. Miras a quien te defiende protegiendo el balón; miras la colocación de tus compañeros; vigilas los movimientos del enemigo; incluso puedes llegar a mirar al público, como los toreros muy castizos, seguros de sí mismos. Porque si miras el balón, no sabes dónde estás y entonces pierdes oportunidades, pierdes la noción de contexto y cuando te quieres dar cuenta te  han robado la cartera, o el balón,  y tienes que volver a defender. 

Los de Sánchez cometieron otros tantos errores de bulto. No defendieron la primera línea de pase, no trabajaron las ayudas, perdieron constantemente la posición en el rebote -sobre todo el defensivo- y se estrellaron contra la defensa porque no supieron sacarle partido al juego individual. Cuando vienen mal dadas y un equipo se estrella una y otra vez contra la defensa rival,  lo mejor es acudir al clásico pick and roll (bloquear y seguir) pero ni los jugadores con que contaba Sánchez tenían suficiente cuerpo como para hacer bloqueos, ni  estaban muy seguros de querer seguir. 

Sin embargo, a pesar de que todo esto es cierto, hay una última cuestión  que es clave, y que tiene que ver con el planteamiento de la temporada. Durante estos últimos meses de competición, Sánchez ha medido mal a sus adversarios y se ha equivocado de estrategia a la hora de prever los cruces. Porque si a principios de temporada Sánchez hubiese propiciado un  empate  a los puntos con el equipo capitaneado por Pablo Iglesias (el contemporáneo), probablemente no hubiese tenido que enfrentarse a lo mejorcito de la NBA, o del IBEX 35, y ahora sería él presidente del Gobierno de España.

La cosa es que el partido ha finalizado, y que hay un claro ganador, el PP de Mariano Rajoy,  un tipo al que le gustan los puros,  el ciclismo, andar deprisa y leer el Marca, aunque  lo más redondo que ha visto en su vida sea un melón.

Hay quien dice que ha habido maletines, primas a terceros, y rumores por el estilo que no hacen más que  ensuciar la historia del PSOE y  de este deporte.  No les crean, es que el baloncesto es asín. Gracias a  este último encuentro, queda probado que si permaneces quieto,  igual que si fueses la mismísima canasta, tienes muchas probabilidades de ganar. Al fin y al cabo sin canasta no hay juego, y no podemos olvidar que es el lugar donde se suman los puntos.

9 comentarios:

Juan Nadie dijo...

Aunque no esté al cien por cien de acuerdo, genial. ¿Y por qué no sale este artículo en "los papeles"? Seguro que daría juego.

marian dijo...

Todo esto me sirve para afirmar sin ningún rubor, y en pleno uso de mis facultades mentales...

Que:

¡¡¡Qué bueno!!!

marian dijo...

He echado de menos a "La Demencia" :)

El Pobrecito Hablador del Siglo XXI dijo...

¡Hola Juan!
jajaja, está bien eso de que daría juego... en esta entrada, precisamente.
¡Gracias por pasar !

El Pobrecito Hablador del Siglo XXI dijo...

Hola Marian
La Demencia, sí, ese estado de lo político-social contemporáneo, que poco tiene que ver con la estupenda afición con que cuenta Estudiantes.
¡Gracias, Marian!
Salud!
PD: voy a ver ahora mismo la entrevista que le hace Pablo Iglesias a Pepu Hernández en "Otra vuelta de Tuerka"

ESTER dijo...

Con la distancia que otorga la objetividad y el desencuentro entre este partido y mi ideología, apuntar que creo ver a un partido político con solera e historia que no sabe vivir ni desenvolverse en el s.XXI; cuenta con unos llamados "barones" que son dinosaurios de Jurassic Park, que asustan cuando gimen, que sacan el hocico y que expulsan a los bebés de su familia.

Una pena.

Besos, Ester

El Pobrecito Hablador del Siglo XXI dijo...

¡Ay, el siglo XXI ! ¡qué difícil nos lo está poniendo a todos !

Como decía Silvio Rodríguez

La era está pariendo un corazón,
no puede más, se muere de dolor
y hay que acudir corriendo
pues se cae el porvenir
en cualquier selva del mundo,
en cualquier calle.

Debo dejar la casa y el sillón,
la madre vive hasta que muere el sol,
y hay que quemar el cielo
si es preciso, por vivir.
Por cualquier hombre del mundo,
por cualquier casa.

¡Salud !

marian dijo...

Ahora ya no se echa de menos:) El estado político-social contemporáneo, si lo comparamos con los que ha habido en los miles y miles de años que llevamos multiplicándonos por el mundo, no es de los peores. ¿Pero qué estoy diciendo?

El Pobrecito Hablador del Siglo XXI dijo...

Visto así, consuela.
La verdad es que es cierto. Acostumbramos a creer que cualquier tiempo pasado fue mejor, y probablemente no sea así. Pero es innegable que el estado actual de las cosas es desalentador. La mediocridad se ha hecho fuerte (se ha empoderado, como se dice ahora); la inteligencia está mal vista ( ahí tienes a Trump, posible nuevo presidente del país más podereso del mundo, el país que hizo la primera revolución; y hace algunos años Berlusconi; aquí, qué te voy a contar. Una serie de valores que se abrieron camino con mucho dolor y sacrificios, y que creíamos universales, se han venido abajo. ¿cómo recuperarlo?