martes, 5 de julio de 2016

La penúltima derrota



Cuando ordena se impone. Su voluntad es soberana y plenipotenciaria. Resulta  inútil cualquier maniobra. Si se lo propone, es eficazmente imperativo,  tremendamente eficiente en el cumplimiento de sus objetivos y un déspota con quien cuestione, en poco o en mucho, su real y santa disposición. 

Yo, que anduve los caminos lúgubres de la resurrección; yo, que acompañé a Roy más allá de las puertas de Tannhauser, he rendido mis armas a sus pies. 

Yo, amigo único de las criaturas deshabitadas  de Hopper; fascinado por los acantilados de Friedrich; víctima prospectiva de las pistolas de Larra, y postulante  fracasado a un romanticismo sin banderas, confieso mi claudicación ante la razón todopoderosa. 

Todo esfuerzo es vano. 

Miles de páginas leídas, criaturas extraordinarias, seres deleznables; héroes, putas y villanos. Realidades más allá de la verdad  con promesas de  otras vidas  no  hallan  aposento en mi cabeza  para consignar y dar testimonio de mi paso por los distritos de la inteligencia, de la belleza y de la emoción. 

Solo  sedimenta el veneno; el gruñido soez de la voz brabucona;  el fruto doloso del fraude y la rapiña; el rostro agarfiado  del truhán facineroso; la cuadrilla garitera de hampones sin escrúpulos.

La felonía asienta el poso de la trampa y el limo  de la impotencia  en una acumulación  de asco que obstruye con sus deposiciones el  tragaluz, la pequeña lumbrera por la que hace un tiempo se solía filtrar algún que otro destello, un leve soplo de aire, minúsculas  migajas que alimentaban mi espíritu. 

Y ante tal estado del presente, o me someto o acabo con todo, porque, aunque quien escribe estas palabras es el corazón, el cerebro es quien las dicta. ¿Sangraré en la batalla, o izaré al primer asalto la bandera blanca de los achantados?

 

3 comentarios:

ESTER dijo...

Te soy sincera: Voy a volver a leer la narración con pausa y ánimo entendedor para poder analizar, digerir y plasmar algo que demuestre que mi ánimo ha sido fructífero.

Un beso


Ester

ESTER dijo...

«Yo he visto cosas que vosotros no creeríais..."

Ante la traición,la trampa y la mentira solo cabe izar la bandera del menosprecio.

Ester

Juan Nadie dijo...

No te rindas, si lo tienes claro, no "todo esfuerzo es vano". Si no ¿cómo hemos llegado hasta aquí, que ha sido bastante lejos, si lo piensas un poco.

"Más allá de las puertas de Tannhauser" seguro que hay algo.