Todavía no le había crecido la barba. Sus mandíbulas ya prefiguran una incipiente befitud.
Miraba al despiste, y un poco enfadado, como si estuviese escocido. El fotógrafo le pedía con insistencia atención al pajarito, pero el niño Mariano ya conocía la técnica de la finta, y ahí estaba, sin estar.
Se sentaba delante del todo, en primera fila, y aunque suene paradójico, en los exámenes solía copiar sin miramientos.
Además, se ganaba algunas décimas extras delatando a sus compañeros, tanto a los que le dejaban copiar a él como a los que copiaban de otros. Siempre fue un emprendedor, Mariano, a la caza de la idea y de la oportunidad.
Según cuentan, solía ser el primero en presentarse voluntario para vigilar la clase cuando el maestro se ausentaba. Al regresar al aula, el maestro disponía de una amplia lista de culpables con todo lujo de detalles gracias a la encomiable labor de Mariano
De manera que con un poco de allí, y otro poquito de allá, el niño Mariano fue labrándose una carrerita, y míralo ahora: a presidente ha llegado, sin becas y sin ayudas ministeriales, que la fuerza de uno es la fuerza de uno, la fuerza de la voluntad.
Mariano, un ejemplo, un referente incuestionable para la generación de jóvenes españoles mejor preparada de la historia.
En el boletín de notas de 4º curso, cuya media marca 5,1, se aprecia perfectamente su capacidad intelectual, sobre todo para la religión, para el deporte y para las manualidades, materias las tres para las que son necesarias las aptitudes y los valores que ya atesoraba en su más tierna infancia, el futuro presidente del gobierno de España.
¡Qué buen compañero de pupitre hubiese sido de George W. Bush.!
¡Qué gran pareja ha perdido la Historia de la Democracia Occidental! ¡Qué de momentos!
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2 comentarios:
¡Qué listo es mi niño!. Lo diría su abuela, porque creo que nadie más.
Sin comentarios...
¿Te lo imaginas?
"señoooo... mira lo que hace Periquín"
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