martes, 26 de julio de 2022

La guerra de Insua

 


Pedro Insua es un filósofo y escritor vigués, discípulo –dicen que aventajado- del pensador asturiano Gustavo Bueno. Yo di con él a raíz de la lectura del libro de Jorge Polo Blanco “Románticos y racistas” del que es prologuista. Pedro Insua es un intelectual atípico. Su personalidad, su modo de abordar los temas que le interesan y su peculiar modo de expresar lo que piensa me resultan muy atractivos. He pasado tardes enteras aprendiendo mucho en Youtube gracias a sus extensas conferencias. Confieso que no he podido finalizar algunas, porque piensa más deprisa que habla ( y ya es decir) y algunas veces, en su oratoria, los mensajes y la información se aturullan encabalgando aposición tras aposición, ininteligibles, porque en su afán de decirlo todo pierde el resuello.

Me gusta Insua porque afirma sin miedo -haciendo gala de una bravura poco habitual- que ha declarado la guerra cultural e intelectual a los secesionismos, los separatismos, los nacionalismos fragmentarios y etnicistas españoles. Así los sustantiviza. Nunca utiliza el término independentistas porque sería tanto como otorgarles que en algún momento de la historia Cataluña, el País Vasco, Galicia, Andalucía o Las Islas Canarias constituyeron una nación o un estado sometido a España.

Lejos de lo que alguno pueda prejuzgar, Pedro Insua salta al campo de batalla desde la trinchera de la izquierda republicana. Que nadie se confunda. Para Insua no hay nada más público que el territorio nacional, del que es soberano el pueblo español, es decir, sus más de 40 millones de habitantes.

En este sentido, defiende a ultranza el valor de la ciudadanía y el poder del Estado como herramienta para proporcionar bienestar y defenderse de sus enemigos. Por eso se opone a cualquier veleidad relacionada con referéndums o derechos de autodeterminación, ya que la soberanía nacional y la propiedad de la integridad de su territorio reside, en su  totalidad, en los ciudadanos de España.

De ahí que postule la ilegalización de los partidos secesionistas, ya que no puede entender cómo el Parlamento Español, sede de la soberanía nacional, acoge y otorga carta de legitimidad democrática a quienes anuncian en ese mismo lugar sus intenciones de destruirla. Algo así -suele aducir Insua- no sucede en ningún país del mundo.

Cuando Insua habla surge un torrente inagotable de erudición. Sus conocimientos sobre historia, filosofía y política son extraordinarios, admirables, envidiables. Goza del poder de la memoria, lo cual le permite ofrecer reflexiones, datos, protagonistas y hechos sin arrimar un papel a sus ojos mientras teje argumentos, siempre siguiendo el dictado de un racionalismo radical, el materialismo filosófico que no le permite ni una sola concesión metafísica (como diría el mismo Insua), relativista o posmoderna, ni al adversario, ni a sí mismo, haciendo gala de un gustavobuenismo ejemplar.

Para librar su  guerra, Insua está armando una obra ensayística que pretende, por un lado, destruir la imagen interesadamente falseada de España como la nación más terrorífica del mundo, un país fracasado, horrendo, monstruoso, una excepción execrable de Europa, protagonista y responsable de los peores crímenes que se puedan cometer, madre castrante de libertades y democracias  que es necesario destruir por todos los medios, o de la que hay que renegar y secesionarse.

Por otro lado, Insua desea recuperar para la opinión pública, para el debate académico, la intelectualidad y el arsenal argumental de la política, la veracidad histórica de aspectos clave concernientes a la historia de España. Es decir, proveer al presente español de una santabárbara argumental difícilmente rebatible con la que dar la cara en el campo de batalla dialéctico, porque su pólvora surge directamente de los documentos, del rastreo honesto de los archivos, una suerte de silos balísticos de destrucción masiva de mentiras, leyendas y opiniones más o menos interesadas en las que nace y se reproduce el argumentario de sus adversarios.

En este sentido, el nacimiento de España como nación, las falsedades de los tópicos historiográficos sobre los que se ha consolidado una imagen nefasta de España,   el papel que jugó nuestro país en América del Sur en el proceso de independencia de sus colonias,  o las revisión de las bases ideológicas en la obra de  Cervantes son los temas de sus cinco libros, a saber,  “Hermes católico” (2013),  “Guerra y paz en el Quijote”(2017), “1492. España frente a sus fantasmas” (2018) y “1221” (2021)

He dejado sin mencionar uno de ellos (cronológicamente el penúltimo de su obra) titulado “El orbe a sus pies”, publicado en 2019 con motivo del quinto centenario de la gesta de Magallanes y Elcano, el único, por el momento, que he leído, aunque no les quepa duda de que, después de la experiencia tan satisfactoria que he vivido con su lectura, voy a hacerme con toda su obra.

Y es que a las pocas páginas de su inicio decidí que, para poder revivir junto al autor una de las hazañas que han marcado para siempre la historia de la humanidad, tenía que ayudarme de un atlas y seguir  grado a grado la gesta marítima que acometieron Fernando de Magallanes y Juan Sebastián Elcano al servicio del Imperio español en mapas que, aunque ahora los veamos editados a todo color y en papel cuché, nos muestran el mundo gracias a la primera circunnavegación de la Tierra, el dibujo de los tres océanos y los cinco continentes, el recuerdo de la primera vez que el ser humano comprobó empíricamente que, efectivamente, nuestro planeta es una esfera, tal y como la vio por primera vez Yuri Gagarin siglos después desde la Vostok 1

El libro de Insua es encarecidamente recomendable. Está narrado sin alharacas, con oficio de cronista y prodigalidad informativa. Ofrece el dato y el hecho, y en ocasiones no se priva de brindar una valoración. Rescata nombres y acontecimientos que parecían perdidos para la historiografía hispánica, como si tamaño suceso -que cualquier país del mundo enarbolaría con sumo orgullo- hubiese quedado enterrado bajo la vergüenza de una leyenda negra fabricada a lo largo de los siglos por los enemigos de España.

Insua confiesa que cuando recibió el encargo de la editorial Ariel para escribirlo lo que hizo fue acudir a los archivos y consultar sin mayor problema documentos accesibles a todo profesional, gracias a los cuales le ha sido posible darnos a conocer los detalles políticos, geopolíticos, logísticos, históricos y humanos del descubrimiento del estrecho, en Tierra de Fuego, que conectaba el Océano Atlántico con el Océano Pacífico y que por tanto permitía a España llegar a Oriente por Occidente, al Océano Indico, a la codiciada Especiería de las Molucas, evitando así la ruta africana, abierta por Vasco de Gama y dominada por Portugal, y la Mediterránea dominada por el turco.

Así, Insua nos da noticia de los antecedentes de la expedición de Magallanes y Elcano, de las circunstancias de la singladura, de las consecuencias de esa primera circunnavegación, de las sucesivas expediciones que la siguieron y hasta de los arduos debates cartográficos, religiosos y políticos que se dieron tanto con el reinado de Carlos I como con el de Felipe II sobre la ubicación del antimeridianos para establecer las propiedades españolas o portuguesas,  la prohibición o no de la esclavitud, el carácter pacífico, o por el contario militar, de la misión evangelizadora, o las causas por las que la corona española finalmente decidió no  invadir China...

En todo ese festival de datos, nombres y hechos llama la atención cómo la mayor parte de todas las expediciones que siguieron a la capitaneada por Magallanes se llevaron a cabo gracias a la pericia en el arte de navegar y a la audacia y valentía de catalanes, gallegos y vascos (Elcano nació en Guetaria, Guipúzcoa), tripulantes, oficiales o capitanes, si no mayoritarios, sí muy habituales en la mayor parte de viajes pioneros que se botaron. Lo cual nos habla, sin necesidad de insistir mucho, sobre la españolidad indudable de estos tres territorios, que aportaron su saber marinero a la causa del imperio español, como no podía ser de otro modo.

En todo caso, “El orbe a sus pies” (Ed.Ariel) de Pedro Insua, además de ser un libro necesario contiene las tres virtudes que en mi opinión debe exhibir todo libro de historia, a saber, el rigor en las fuentes, la claridad y amenidad a la hora de ofrecer los hechos, y una mirada amplia que permita al lector establecer vínculos y relaciones que trasciendan lo que el historiador presenta para aprender extrayendo nuestras propias conclusiones.

“El orbe a sus pies” es  una reivindicación, el rescate para el orgullo patrio de un acontecimiento de alcance universal, uno de esos pocos hitos de la humanidad gracias a los cuales se ha construido nuestra civilización. Cuando consulten un atlas no olviden que lo que están viendo es así gracias a que España hizo posible la primera circunnavegación de la Historia, gracias a Magallanes y Elcano, a 250 españoles y portugueses que se dejaron la vida en el empeño, y al cosmógrafo y cartógrafo español Pedro de Medina, autor del primer mapamundi exacto publicado en el año 1550. 

“El orbe a sus pies” es una nueva victoria de Pedro Insua.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Qué bueno todo !!! voy a comprarlo y leerlo en Agosto, gracias

El Pobrecito Hablador del Siglo XXI dijo...

Los disfrutarás mucho, estoy seguro. Es una gozada de libro.
¡Salud!