Queridos patriotas, benvolguts patriotes.
Me tenéis harto. Os
pido que saquéis vuestras sucias manos de encima de mí. No puedo decirlo de
otro modo. Habéis invadido hasta tal punto las horas de mis días que resuena a
cada minuto el eco de vuestra voz y solamente puedo escuchar los gritos de
vuestras soflamas y las mentiras de vuestros argumentos.
Sois omnipresentes y ubicuos. Os encuentro en el trabajo y en
el bar, en la familia y entre los amigos. Me robáis la música, la lectura y el
pensamiento; las páginas de los periódicos, la radio y la televisión. Me sometéis a la tortura constante de vuestra
exigencia, al dictado de una dicotomía falsa que camufla la verdadera
naturaleza de vuestra existencia.
Porque siempre aparecéis en la los momentos de la Historia más oportunos, cuando más os necesitan los
poderosos; cuando la gente común se rebela y encuentra una esperanza para hacer
de sus vidas un espacio de libertad y de bienestar, donde sus familias puedan
soñar en futuros. ¡Ha ocurrido tantas
veces, que ya no podéis engañarme!
Y ahora, después de cuarenta años de fraude, robándome descaradamente, utilizando
nuestra confianza y nuestro dinero para engordar vuestros vientres, ahora venís
ondeando las banderas de vuestras patrias para robarnos también las palabras,
los valores y la historia.
Os habéis apropiado de la Democracia y de la República, ensuciando
sus significados y deshonrando a quienes lucharon y murieron por ellas. Ocupáis las calles manejando la buena
voluntad de la gente, enfrentando a ciudadanos, amigos y hermanos, mientras en
uno y otro parlamento apoyáis recíprocamente vuestras políticas, os aseguráis
la poltrona y encubrís vuestros negocios.
Organizáis el paripé del desafío institucional y os acusáis
en público de perpetrar un golpe de Estado, pero cuando se os presenta la
oportunidad os abstenéis de desalojar del poder a los líderes de vuestros
supuestos enemigos. Llegáis hasta tal punto de desfachatez, que les facilitáis el acceso a puestos estratégicos desde los que se
ejerce el poder.
Pero si hay algo que revela vuestra perversidad es la
utilización indiscriminada de la violencia institucionalizada única y
exclusivamente cuando lo que exige la gente en las calles es justicia, trabajo y
derechos; cuando luchamos contra recortes sociales; cuando salimos a defender nuestro trabajo,
nuestra sanidad, nuestra educación y nuestras pensiones sin más banderas ni más
himnos que la conciencia de nuestros derechos y la fuerza de nuestra convicción.
¿Dónde estabais entonces? ¿Cuántos comercios cerrasteis en
las últimas huelgas? ¿Dónde estabais cuando las porras golpeaban indiscriminadamente
la espalda de jóvenes y viejos
desprotegidos? ¿Dónde os metisteis cuando nos dejaban tuertos disparando pelotas
de goma? Yo sé dónde estabais. Ordenando que nos disparasen, que nos detuviesen, que nos maltratasen.
Por eso, ahora que me convocáis para defenderos, para
salvaguardar vuestras respectivas democracias, vuestra monarquía corrupta y
vuestra república de comerciantes; ahora que me reclamáis para defender las
instituciones que utilizáis en vuestro propio y particular beneficio; ahora,
patriotas españoles y catalanes, no contéis conmigo. Ni vuestra democracia es mi democracia ni
vuestras patrias son mis patrias.
7 comentarios:
Ondia!
Tampoco contéis conmigo, lumbreras, fenómenos, máquinas, que sois la polla (con perdón).
"Ni vuestra democracia es mi democracia ni vuestras patrias son mis patrias." Amén.
Salud, Hablador!
Os aconsejo que escuchéis mañana el post del programa "Hoy empieza todo con Marta Echevarría"
http://www.rtve.es/alacarta/audios/hoy-empieza-todo-con-marta-echeverria/
Albert Pla, del cual no soy fan en absoluto, ha puesto la voz, con las palabras exactas, de todo lo que sentimos aquellos otros catalanes que no somos "pueblo". Ni para el gobierno de la Generalitat ni para el de Rajoy.
En estos días, me siento absolutamente derrotado. Un abrazo Pobrecito
Muchas gracias a los tres
Ahora mismo estoy viendo junto a la ventana de mi despacho unos 200 estudiantes universitarios independentitas gritar "La calle siempre será nuestra! Igual que Manuel Fraga Iribarne. Seguramente no saben ni quién fue
Salud, amigos, y fuerte abrazo!
¡Qué manía de unos y de otros de adjudicarse la calle y la voluntad de las personas!
Unos y otros actuan desde la misma esencia autoritaria y con el mismo afán hegemónico y filofascista.
El día de la marmota se ha instalado definitivamente en nuestras casas. Allí donde uno se mueve la gente pasea con su banderita o su monótona camiseta, se escucha el repiqueteo de cazuelas mientras nuestro mesiánico lider repite la misma cantinela una y otra vez en todos los altavoces que sus medios ponen a disposición. Opinadores de todo tipo, defensores de la libertad hacen eco infinito. Ante cualquier opinión discrepante, surge inmediatamente una horda bien instruida y destructora. Empiezo a pensar que "La invasión de los ladrones de cuerpos" se ha hecho realidad y que las profecías de Orwell empiezan a tomar cuerpo.
Qué bien expresado, Carlos. Esa es la imagen
Y qué hacemos. ¿Nos camuflamos con cara de palo igual que Donald Sutherland ? ¿Dormimos?. ¿Permanecemos despiertos ?
Gracias por vuestros comentario. Me reconfortan. Me siento muy solo.
¡Salud!
Publicar un comentario