lunes, 5 de junio de 2017

En el redil



Me acorrala la actualidad. 

La mediocridad de las personas que deciden, la estupidez de quienes las elegimos,  las propias decisiones que esas mismas personas toman y los medios que nos hemos dado para informarnos, han  tejido una maraña de espino a mi alrededor de la que no puedo salir.

Cuando me he querido dar cuenta he perdido la noción del suceso insignificante, el que contiene realmente  el poder del símbolo y  toda  la fuerza del significado.

Ya no veo la cara asustada del niño que sube al tiovivo obligado por la ilusión de sus padres.

Se me ha perdido, entre el humo espeso de las noticias,  el olfato para  percibir   el olor a tierra húmeda después de la lluvia de Mayo.

Ni siquiera el  mar y su horizonte  son capaces de  arrastrar en la orilla  mi obsesión  por este  presente bobo,  tan turbio.

En estos días fanfarrones,  de  poses estériles y grandilocuencias  inútiles,   estas manos mías, tersas y limpias, son  incapaces  de  desenredar  el cerco  afilado que me  ha  confinado en la realidad emponzoñada.

Temo que sea demasiado tarde. He descuidado mis defensas.

Tengo miedo a desear  únicamente  la soledad de  un libro y el silencio de la noche.

Y mientras me lamento,  contemplo, vencido, el círculo de alambre con el  que me he encarcelado.

3 comentarios:

Juan Nadie dijo...

Gracias, Hablador, por saber decir lo que muchas personas sentimos sobre esta triste y vana realidad.

ESTER dijo...

Hace un tiempo también estaba igual, en menor grado que tú y pensando que yo no podría hacer nunca nada. Se me presentó la oportunidad, y me hice socia de Greenpeace. Muchos me dicen que con la aportación mensual de 10 euros no llego ni a hacer cosquillas a Trump o a los diferentes países que están/estamos derritiendo el Ártico...

Eso es lo que no cuesta nada, poner excusas y ahuyentar responsabilidades...


Salud, Ester

El Pobrecito Hablador del Siglo XXI dijo...

¡Saludos, Juan, Ester!