martes, 13 de marzo de 2012

Brevísima Historia de la humanidad (sin imágenes)



L
os trabajadores, a lo largo de la Historia, han sido humillados y explotados cuando han respetado las leyes. Por el contrario, han conquistado sus derechos cuando las han desobedecido o las han incumplido
.




18 comentarios:

ESTER dijo...

Mientras no se molesta y se respeta, bien.

A la que no, la marabunta ruge.

Ester

El Pobrecito Hablador del Siglo XXI dijo...

Bien para quien no es molestado; mal para quien no molesta

HOSTAL MI LOLI dijo...

Que interesante lo que has escrito, totalmente de acuerdo, me lo llevo al Nido. Un abrazo.

JOTA dijo...

Creo que nunca ha habido CONQUISTA sin aporte de HEMOGLOBINA. Esperoque cambie esta tendencia.AMEN.

El Pobrecito Hablador del Siglo XXI dijo...

Loli, ojito, que se te van a rebelar los polluelos.

Jota, qué sorpresa. Estoy de acuerdo contigo en la primera frase. En cuanto a la segunda, pocas veces ha sido así, por no decir ninguna, por eso tenemos miedo, y lo saben, y por esos estiran y estiran y estiran...

Abrazos!!

Anónimo dijo...

Patricios y plebeyos..... suena lejos, suena cutre, rancio, desfado ¿verdad? Ahora, escuchad los noticiarios. No necesitáis buscar las opiniones de los rebeldes en la red,ni leer a alternativos,ni creed a los inventores de la rueda, sólo escuchad los noticiarios. Es para llorar. Siglos y siglos y siglos, y el mundo sigue adoleciendo de lo mismo.

El Pobrecito Hablador del Siglo XXI dijo...

Efectivamente, es la misma lección de siempre, sin aprender. Sin embargo, podríamos proferir los últimos jimoteos, limpiranos los mocos y reaccionar.DEjar de jugar con las reglas que nos han impuesto, y romper de una vez por todas la baraja.

Ana Rodríguez Fischer dijo...

Yo creo que a lo largo de la Historia la lección sí fue aprendida: de ahí las revueltas del XIX y el XX; de ahí los resistencialismos varios, incluídos los nuestros, hasta bien entrados los setenta pese a la amenaza de las botas y los bigotes.
¿Qué pasó desde entonces?
Reíamos (o llorábamos) al comprobar cómo anestesiaban a la clase trabajadora con jueguetitos varios en los sesenta (la tele, el pisito, el cochecito y demás) y después no supimos ver... o nos resignamos.
Desengáñate... aquí arrastramos un complejo histórico que inexplicablemnte (o sí: por el puro desconocimiento, ya que quizá hoy no se pueda hablar de ignorancia, que también) nos lleva a acogotarnos y a creernos (es espeluznante comprobar cómo la gente sencilla repite los eslóganes culpables)lo que nos dictan.
¡Y achantar!
¡El miedo!, como bien dices.
Sucede, sin embargo, que recordamos cuando nuestros mayores salían sin nada, incluso a sabiendas de que perderían... ¿qué?
¡Es horrible!
Desde mi "seguridad" (bastante inferior a la de algunos columnistas que se hacen de oro a cuenta de estas disertaciones, por cierto), y por no confundirme... eludo estos temas en mi Blog. Pero a diarios citaría declaraciones que revelan la ignominia o... alientan al coraje.
Abrazos fuertes!

El Pobrecito Hablador del Siglo XXI dijo...

Sí, es verdad, a lo largo de la Historia siempre ha habido revueltas, y rebeliones, justas. "Europa ante el Espejo" de Josep Fontana es buen lugar donde encontrarlas. Y es verdad que siempre nos han dicho que no vale la pena rebelarse porque nunca se ha conseguido nada, lo cual es falso. Pero no es menos cierto que nuestra circunstancia y nuestro tiempo es este, y que la sensación es de resignación absoluta, de comprensión con lo que nos estan haciendo a todos, en definitiva, de no haber aprendido nada de las lecciones de la historia.

Esos 'juguetitos' (excepto la vivienda, que es un derecho) a los que te refieres son el precio que pagamos. Preferimos eso a los derechos. Pues que nos den.
A veces ni siquiera pienso que sea miedo, sino pura y simple comodidad, una especie de codicia por lo material que nos hace insolidarios hasta con los más próximos.

Leía a Flaubert hace unos días, "Bouvard y Pecuchet", y dice que "el sueño del proletariado consiste en querer elevarse al nivel de la tontería del burgués"

Este sería el contenido del segundo capítulo de le brevísima historia de la humanidad (sin imágenes).
Abrazos

Belén dijo...

Buenas, Mariano. Como casi siempre, suscribo lo que dices. Pero al respecto de esto último que comentabas de que "la vivienda es un derecho"... sí, pero ¿te refieres a la vivienda "en propiedad"?... POrque esa es una "piscina" en la que nos sumergimos muchos, y se han seguido "sumergiendo" otros muchos... quiza porque la opción del alquiler era "muy gravosa, si se comparaba con la compra" (?:¿más que hipotecarte de por vida?), o quiza, porque para nuestra generación la vivienda en propiedad era "un valor"(?).. Si muchos de nuestros padres no tenían ese valor (al menos no tan interiorizado como nosotros), ¿en qué momento de nuestra joven historia, -la nuestra digo, la tuya y la mía- introducimos casi en nuestro código genético que LA NECESIDAD de vivienda en propiedad era inherente casi al hecho de vivir?...

El Pobrecito Hablador del Siglo XXI dijo...

Belen, podemos escoger cualquier elemento de los considerados imprescindibles e irrenunciables de nuestros días y someterlo a la prueba de la historia a la sombra del campitalismo, y surgirá siempre la pregunta que planteas. La respuesta pasa por nombrar el nombre y el apellido de la bicha: propiedad privada.

Yo no renuncio a mi pisito en propiedad, y si hubiese tenido la posibilidad de tener mi casa con piscina, seguramente también la tendría. Creo que la cuestión no es si "en propiedad" o "en alquiler" dentro del sistema económico y de relacioes sociales que vivimos, porque no tiene sentido.

La cuestion es que seguramente tendríamos otro régimen de vivienda y otra dialéctica diferente respecto a ella, si el sistema no fuese este. ¿Cuál? No lo sé.

Sí que me atrevo a apuntar que peor al que tenemos ahora seguro que no.

En Marinaleda hay experiencias muy prometedoras con respecto a otras maneras de organización social. Una de ellas es el sistema de acceso a la vivienda: se la construyen los vecinos en terreno municipal con un precio mínimo y propiedad durante 50 años sin derecho ni a dejarla herencia ni a venderla. Siempre es propiedad de la comunidad, que traspasa su disfrute a un vecino durante medio siglo.

Los Kibutz de Israel también fueron, y siguen siendo, buenos ejemplos

Abrazos

Belén dijo...

Sí, pero yo siempre me hago la pregunta... ¿a qué estoy yo dispuesta a renunciar, en "este sistema"? y más alla ¿estoy dispuesta a cambiar "de sistema" si mi día a día sigue siendo el mismo?... no creas... me meto en la cama confusa...
Te quiere

El Pobrecito Hablador del Siglo XXI dijo...

Esa es una de las contradicciones que nos paralizan; si nos hacemos la pregunta es porque sabemos de antemano la respuesta. La pregunta lleva implícita la negación de la renuncia Si no, nos lo preguntaríamos, y actuaríamos.

ESTER dijo...

Estoy cansada que nos digan cómo hemos de vivir, de sentir...

Por eso, como dices, nos sentimos bloqueados y paralizados.

Intentemos actuar sin pensar en las consecuencias. Si nos equivocamos....somos humanos.


Un beso, Ester

Vania dijo...

hola que tal! estuve visitando tu blog y me pareció interesante, Me encantaría enlazar tu blog en los míos y de esta forma ambos nos ayudamos a difundir nuestras páginas. Si puedes escríbeme a ariadna143@gmail.com

saludos

El Pobrecito Hablador del Siglo XXI dijo...

¡familia!
Qué bueno las dos por aquí
Por partes
Ester, el miedo no lo tenemos a equivocarnos; lom tenemos a perder los cuatro cachivaches que tenemos, a perder nuestro estatuts recien adquirido de perñoburgueses. Y con tal de conservarlo, renunciamos a los derechos.

Ariadna, bienvenina al blog. Pasaré por el tuyo, no lo dudes

Besos

ESTER dijo...

Siento decirte que tu gozo en un pozo. La Ariadna que ha participado no es mi hija.


Ester

El Pobrecito Hablador del Siglo XXI dijo...

¡Anda! Qué casualidades...