El círculo es la superficie delimitada por una circunferencia. Para que se entienda servirá el siguiente ejemplo: un círculo sería un punto y seguido, que podríamos observar con todo detalle si lo aumentásemos 15 veces; una circunferencia sería una hermosa y voluptuosa O. Aún así, se emplea el término 'círculo' como fórmula metáforica que designa, por ejemplo, asociaciones empresariales. De manera que al decir, por poner un caso, Círculo de Economía, el personal puede dibujar en la mente un grupo respetabilísimo de señores y alguna señora elegantemente vestidos, sentado en asientos dispuestos en circunferencia, y hablando de sus cosas, o escuchando a Aznar, igual que si fuese un grupo de alcohólicos anónimos.
Sin embargo, el círculo, aplicado a las relaciones humanas, no tiene nada de noble. Más bien todo lo contrario. Por mucho que alguno piense que proviene de la famosa mesa artúrica en donde Lancelot se reía de su rey cornudo, los empresarios, habitualmente mañosos en las sutilezas de la semántica, no anduvieron muy finos a la hora de escoger una palabra con la que ofrecer a sus siervos la forma geométrica adecuada para designarse a si mismos.
Todavía quedan en las Ramblas barcelonesas algunos trileros que se reunen en círculo al redededor del pardillo- por lo común, turista y extranjero- que intenta adivinar, una y otra vez, debajo de qué maldito cubilete está la bolita. Tampoco nos es ajena la imagen cinematogràfica de mafiosos de tres al cuarto, tocados con su sombrero de fieltro, formando círculo al rededor del corredor clandestino de apuestas a las puertas del hipódromo, mientras muerden ansiosos una colilla humeante. O la de otro tipo de apostadores, ávidos de sangre, que se juegan su jornal al mejor púgil, al gallo de espolones más afilados o al perro de colmillos más fieros. Aunque no hace falta adentrarse en los bajos fondos. Los casinos están repletos de círculos propicios para la ruina satinada, sofisticada, bien iluminada. Una buena mesa de bacarra, de pocker, de black jack o de ruleta es, se mire como se mire, circular. Por no hablar de aficiones más inocentes, como la de jugar al bingo en casa, en familia, después de comer, mientra se digiere la bechamel de los canalones con unas copitas de 'Fundador'.
Parece, pues, que el círculo, además de ser la forma artúrica; además de haberse apropiado del universo en su expansión infinita y la que nombra a las asociaciones de sacrificados empresarios, benefactores de la sociedad, es, también, la geometría del juego, de la apuesta, del envite y de desafío al azar hacia el lucro, el provecho y la pingüe ganancia.
La prueba definitiva de esta hipótesis que acabo de desarrollar me la proporcionó, hace unos pocos días, 'Círculo de Lectores', cuando recibi una carta suya, timbrada en todos sus ángulos con su conocídisimo logotipo y firmada por el director de marketing.* En ella, de manera breve y concisa, me explicaba que, en premio a mi fidelidad, se me había asignado un número en clave que podría estar premiado con un sueldo durante 30 años a razón de 3.000 euros al mes. La única manera que yo tenía para comprobar si había resultado premiado era llamando a un número de teléfono de la línea 900 . Como la llamada era gratuita, no lo dudé un instante y marqué el número casi babeando mientras imaginaba la cantidad de cosas que iba a poder hacer realidad con todo esa pasta. Me contestó una voz solícita, amable, que se presentó como "Círculo de Lectores, digaméee", y me preguntó por el número en clave. Yo se lo dí. Dos segundos después dijo mi nombre, y yo se lo confirmé. A continuación, Círculo de Lectores me informó de que mi número no había sido el premiado. "¡Vaya por Dios!", respondí. Y cuando ya iba a colgar, la voz de Círculo de Lectores me pidió que no me retirase, que le prestase un minuto de atención. "Si es para Círculo de Lectores, no me puedo negar" pensé. Así es que contesté, "Usted dirá":
-Mire, queremos aprovechar que se ha puesto en contacto con nosotros para ofrecerle la posibilidad de que, por una cantidad razonable de dinero, forme parte de la peña de apuestas quinielísticas y de Lotería Primitiva más rentable de todo el Estado.
-No, sólo juego dos euros a la semana, y siempre a los mismos números- contesté.
-Muy bien. Muchas gracias por su atención- se despidió Círculo, sin más .
-Gracias a usted- me despedí yo.
Y sin otro particular, después de pensar unos instantes sobre la conversación que había mantenido, puse la televisión y me quedé tirado en el sofá viendo "Pasapalabra".
*(esto que acabo de explicar es rigurosamente verídico)
Sin embargo, el círculo, aplicado a las relaciones humanas, no tiene nada de noble. Más bien todo lo contrario. Por mucho que alguno piense que proviene de la famosa mesa artúrica en donde Lancelot se reía de su rey cornudo, los empresarios, habitualmente mañosos en las sutilezas de la semántica, no anduvieron muy finos a la hora de escoger una palabra con la que ofrecer a sus siervos la forma geométrica adecuada para designarse a si mismos.
Todavía quedan en las Ramblas barcelonesas algunos trileros que se reunen en círculo al redededor del pardillo- por lo común, turista y extranjero- que intenta adivinar, una y otra vez, debajo de qué maldito cubilete está la bolita. Tampoco nos es ajena la imagen cinematogràfica de mafiosos de tres al cuarto, tocados con su sombrero de fieltro, formando círculo al rededor del corredor clandestino de apuestas a las puertas del hipódromo, mientras muerden ansiosos una colilla humeante. O la de otro tipo de apostadores, ávidos de sangre, que se juegan su jornal al mejor púgil, al gallo de espolones más afilados o al perro de colmillos más fieros. Aunque no hace falta adentrarse en los bajos fondos. Los casinos están repletos de círculos propicios para la ruina satinada, sofisticada, bien iluminada. Una buena mesa de bacarra, de pocker, de black jack o de ruleta es, se mire como se mire, circular. Por no hablar de aficiones más inocentes, como la de jugar al bingo en casa, en familia, después de comer, mientra se digiere la bechamel de los canalones con unas copitas de 'Fundador'.
Parece, pues, que el círculo, además de ser la forma artúrica; además de haberse apropiado del universo en su expansión infinita y la que nombra a las asociaciones de sacrificados empresarios, benefactores de la sociedad, es, también, la geometría del juego, de la apuesta, del envite y de desafío al azar hacia el lucro, el provecho y la pingüe ganancia.
La prueba definitiva de esta hipótesis que acabo de desarrollar me la proporcionó, hace unos pocos días, 'Círculo de Lectores', cuando recibi una carta suya, timbrada en todos sus ángulos con su conocídisimo logotipo y firmada por el director de marketing.* En ella, de manera breve y concisa, me explicaba que, en premio a mi fidelidad, se me había asignado un número en clave que podría estar premiado con un sueldo durante 30 años a razón de 3.000 euros al mes. La única manera que yo tenía para comprobar si había resultado premiado era llamando a un número de teléfono de la línea 900 . Como la llamada era gratuita, no lo dudé un instante y marqué el número casi babeando mientras imaginaba la cantidad de cosas que iba a poder hacer realidad con todo esa pasta. Me contestó una voz solícita, amable, que se presentó como "Círculo de Lectores, digaméee", y me preguntó por el número en clave. Yo se lo dí. Dos segundos después dijo mi nombre, y yo se lo confirmé. A continuación, Círculo de Lectores me informó de que mi número no había sido el premiado. "¡Vaya por Dios!", respondí. Y cuando ya iba a colgar, la voz de Círculo de Lectores me pidió que no me retirase, que le prestase un minuto de atención. "Si es para Círculo de Lectores, no me puedo negar" pensé. Así es que contesté, "Usted dirá":
-Mire, queremos aprovechar que se ha puesto en contacto con nosotros para ofrecerle la posibilidad de que, por una cantidad razonable de dinero, forme parte de la peña de apuestas quinielísticas y de Lotería Primitiva más rentable de todo el Estado.
-No, sólo juego dos euros a la semana, y siempre a los mismos números- contesté.
-Muy bien. Muchas gracias por su atención- se despidió Círculo, sin más .
-Gracias a usted- me despedí yo.
Y sin otro particular, después de pensar unos instantes sobre la conversación que había mantenido, puse la televisión y me quedé tirado en el sofá viendo "Pasapalabra".
*(esto que acabo de explicar es rigurosamente verídico)
2 comentarios:
El círculo como frontera que se cierra a tu alrededor, que circunda y aprieta, al que observas como una amenaza; mayor si es un círculo de lectores, qué horror, que juzga y arremete, y que pincha y sacude con el palo como a lagartija.
¡Estamos rodeados!
Publicar un comentario