miércoles, 8 de diciembre de 2010

Anatomía Forense (y VIII.El cuerpo)


He tenido la tentación de presentar mi cuerpo desnudo, sentado en el mismo sillón en el que leo y sueño, ocultando mi rostro con la sombra negra de un sombrero. Todo el rompecabezas de mi anatomía unido en una única pieza mortal libre de ropajes, impúdica e indiferente a miradas más o menos escandalosas, y a risas pueriles que camuflan con sus carcajadas la misma blandura de vientre y la misma arruga penosa que certifican nuestra humanidad. Pero de qué hubiese servido: otro disfraz de la mascarada, otro pedazo de piel repartido sobre cada miembro del organismo para ilustrar el último capítulo de una confesión que devendría en impostura si ofreciese como epílogo de este testimonio revelador una última confidencia dolosa. Falso es un cuerpo que no existe, fraudulento es cubrir el alma con un cuerpo con el que aparecer entre mortales, con el único propósito de recomenzar, de vivir las vidas que no existían, encontrar de nuevo a Dolores, por si no se ha olvidado de mi y, al fin, cerciorarme de que no valió la pena y de que la historia del mundo está contenida en cada existencia.

Por eso cumplo mi palabra y ante el altar del forense me presento, finalmente, como soy, y me voy, para no volver, al féretro de los recuerdos, o al presente diario de este siglo en el que no encuentro mi espacio, ni el sonido de la bulla vulgar, el griterío de aquellas noches, la alegría inicial del escándalo que terminaba en afrenta, duelo y herida; sangre ebria y llanto breve por las vidas miserables que acudían a la convocatoria nocturna de la evasión y del puto amor.


Me voy. Algo de provecho debe cobijar este viaje de ida y vuelta a través del tiempo y del espacio, desde aquellos oscuros años de humo de cirio, orina en las calles y sueños rotos, hasta este nuevo siglo de la posmodernidad sin mácula que adora y entroniza la limpieza aséptica y elimina la sucia verdad. Hoy, como ayer, la apariencia es el valor, y tanto da lo que uno vale si no sabe venderlo; tanto da lo que uno es, o lo que las cosas pesan si no hay nadie que quiera comprarlas. Puedo huir ahora, en este instante, tal y como llegué, con igual apariencia y algunas muescas de más sobre el fémur de mi esqueleto. En algunos momentos he sentido vello sobre el hueso, nervio bajo la piel. He llegado a percibir cómo, incluso, latía el corazón, y he advertido también la sensación extraña, entre biológica y mística, que produce experimentar cómo el velo blanco de la retina ocupaba el hueco de los ojos y la esfera de su antiguo color aparecía sobre el iris. Un hecho propiciado, quizá, por la ilusión de una frase que hubiese invocado poderes ocultos capaces de proporcionarme de nuevo un disfraz. Esos fueron momentos felices porque pude comprobar lo que antaño no era más que intuición: el poder creador de la palabra. De modo que no me voy triste. Me voy fortalecido, y agradecido a todos aquellos que cada semana pasaban por mi resurrección sin ser conscientes, probablemente, de que si alguna vez dispuse de piel sobre la osamenta y conciencia humana sobre esta tierra, fue gracias a su desacuerdo, su aliento y su fidelidad. Ahora desaparezco y hago mutis por el foro antes de que la Nochebuena “tiña de nuevo de púrpura y rosa las cortinas de mi estancia”.

12 comentarios:

Ana Rodríguez Fischer dijo...

Ja, ja, ja, ja, ja...
Pero no.
Siempre he sentido una profunda emoción (no me preguntes de qué estaba hecha) por todos esos cuadros del XIX que... tenían como fondo la disección anatómica.
Recuerdo uno bellísimo en Málaga (yo tenía 15 años cuando hice con mis padres ese viaje por el sur), que se llamaba "Y tenía corazón". Luego uspe que a Juan Benet le había conmocionado (no me obligues a documentarme, porfa). Antes había visto el del joven Picasso. Después vino Sebald y su espléndido ensayo sobre un cuadro (disección anatómica) de Rembrandt, en "Los anillos de Saturno".
Un abrazo!

J. G. dijo...

bueno, ojalá nos quedásemos como estamos entonces

Eastriver dijo...

La época de la posmodernidad no es tan diferente a la otra, la tuya, la de aquellos siglos. También te pegaste un tiro entonces, también posmoderno debía sonarte el mundo, como le suena siempre el mundo a cualquier alma sensible. Sólo puedo desear una cosa: que regreses ya mismo encarnado en otro, o quizá en ti mismo, en el profundo y verdadero (miento, nunca fue ficción lo que percibieron nuestros sentidos).

Lo pido en serio: Vuelve mañana, JL.

Anónimo dijo...

Mi querido Mariano José,

Sé que es mucho pedirle a estas alturas de tan malas jugadas que deponga su decisión y decida permanecer un poco más con nosotros, mortales posmodernos, hispánicos de la siempre vieja y maltratada España. Qué vamos a hacer sin sus columnas, sin su afilada pluma, sin su extrema ironía y sobre todo sin su magnífico sentido del humor crítico.
No soy nadie para pedirle que se quede en este mundo de hoy, pues en nada me parezco a su amada Dolores. Sin embargo, creo que hemos coincidido en este tiempo por algo más que un mero jaque del destino. Se lo ruego, no se vaya sin más, no nos deje huérfanos, carente de su visión incisiva de estos tiempos tiránicos.
Ya sabía yo cómo iba a acabar esto, usted mismo lo avisó. Pero puede seguir escribiendo dónde y desde y cuando quiera. No se desvanezca, no se torne sombra de la sombra.

Le pido a usted que vuelva mañana, como de costumbre.

Con todos mis respetos,

AB

Carlos dijo...

Te desnudas y nos entregas tu alma y finalmente decides devolver tu cuerpo al sepulcro.
Tu resurrección fue larga y despertó la mente de muchos y por ello, por todos los que pasamos a leerte con indefinido gozo, confío en el milagro de una segunda resurrección. Vuelva usted cuando quiera que aquí estaremos esperando.

fiorella dijo...

Hay que pedirte que por favor no te nos rajes?Entonces si es así se lo pido y encarecidamente:por favor no nos dejes sin posts!!Un beso

HOSTAL MI LOLI dijo...

Cobarde,gallina,capitán de las sardinas. Cuando resucites avisa.L.

Juan Negro dijo...

Considera firmemente la posibilidad de reencarnarte.

NENA dijo...

Oye, estás tu muy contento y chulo en esta foto de cuerpo entero...

O es que huyes de algo o de alguien? Quizás de nosotros, los desgraciados mortales?

Huyo de lo que me sigue; voy detrás de lo que huye de mí.
Ovidio (43 AC-17) Poeta latino.


Un beso mortal NENA

@jorjowski dijo...

sigo absorto tus reflexiones anatómicas, quizás la navidad traiga nuevas apariencias, en forma de panza o papada, gastritis o hemorroides. con los excesos nunca se sabe.

Anónimo dijo...

Mi querido MJ,

Hoy hace una semana que te fuiste, que tus ausencia recorre los meandros de la blogosfera. Todo es silencio. Todo es oscuridad.

Así que hoy vengo a llorar a tu punto de encuentro, a esta sepultura abierta, implorando a los dioses tu vuelta, tu regreso a este mundo virtual en cualquiera de tus formas posibles.

Esta Nochebuena no será lo mismo.

¡Salud, compañero, salud!

Espronceda dijo...

Ya era hora! Las noches en San Justo no eran lo mismo sin ti. Los Quintero te han echado mucho de menos. No vuelvas a marchar, tu realidad es esta, insensato.