lunes, 15 de noviembre de 2010

Anatomía Forense (V.La boca)


Qué bien me saben tus labios. Yo no tenía barba cuando te besé por primera vez. A duras penas crecían de mi barbilla cuatro pelos pelirrojos que con el tiempo enraizaron, se multiplicaron y forman ahora un barullo grisáceo, un ovillo desmadejado que blanquea el perfil delgado y fino de mi boca. El bigote y la barba nacieron y se instalaron ya para siempre sobre la piel que la enmarca porque tú me lo pediste y, a lo largo de los años, el cabello que despuntó rojo después del tercer día de tu deseo, ha mudado de color al unísono y en armonía, al compás del tiempo que hemos vivido juntos: de la suma de los días y de las noches que hacen de nuestra vida una historia de amor. Debes saber, pues, que mi boca se abre y se cierra, come, lame y bosteza; grita, ríe, gime y besa; tiembla y llora, siempre, con tu recuerdo, ya sea en tu ausencia o en tu presencia, porque la pelambrera desordenada que la custodia testimonia nuestro paso, de la mano, por el mundo mortal.


Cualquier cosa que decimos a lo largo de nuestra vida está ya escrita momentos antes a nuestra concepción. De ahí la importancia extrema de la boca para cualquier cuerpo humano, porque es la puerta de salida, el vano a través del cual surge hacia el mundo todo lo que en el alma se contiene. Quiero decir que antes de que seamos célula, cigoto, espermatozoide veloz y feto arrebujado, habrá sido grabado por fuerzas inteligentes y desconocidas con gusto por la experimentación del lenguaje y su relación con el destino -previamente y sin posibilidad de eliminación- todo, absolutamente todo lo que expresaremos a lo largo de nuestra vida. O sea, que antes, por ejemplo, de que los señores padres de Aristóteles ni siquiera imaginasen que un buen día acabarían follando y que meses después traerían al mundo a su vástago, esa misteriosa energía universal, quizá incorpórea, quizá física y fisiológica, dueña de los devenires de toda existencia mortal, ya había puesto en boca del filósofo la frase "Lo que está en disposición de ocurrir, y hay voluntad de que ocurra, ocurrirá. Igual que lo que está en el deseo, la ira y el cálculo". Y claro, no solamente esta frase, sino todo lo que pudo decirle a sus discípulos a lo largo de su vida, a sus esclavos, a sus amantes, y todo aquel con el que se relacionó oralmente, palabra por palabra, desde el primer balbuceo hasta el último suspiro inaudible, el silbido final del alma cuando expira el hombre. Sin posibilidad de vuelta atrás, corrección o error, porque incluso los arrepentimientos, los desmentidos y las rectificaciones ya están impresos y previstos, prefijados, antes de que el proceso biológico y energético de la vida ni si quiera esté por comenzar.


El sistema que provoca que nuestra boca no sea más que el canal por donde fluyen lo que está previsto que digamos es de tal perfección que el contenedor finito de palabras ligadas, con sentido, que nos ha sido reservado y propiciatorias de sus respectivas consecuencias incluye también todo aquello que tenemos la intención de decir pero que nunca decimos. De igual manera, se nos asignan por defecto, mucho antes del hilván de la silueta de nuestro ser, todas aquellas frases o conjuntos de palabras que decimos y nos pasamos la vida lamentando haber dicho.


Como todo lo que escribo es leído por mortales y el mortal es incrédulo por definición, soy perfectamente consciente de que, a no ser que haya un libro de por medio que testimonie autoridad o verosimilitud, nadie estará dispuesto a creer esta, no la llamemos teoría, sino certeza, verdad objetiva, constatación indiscutible que pueda competir casi con cualquier dogma religioso al uso. Así es que, en atención a los débiles de fe, no tengo más remedio que desvelar que, efectivamente, existe un único ejemplar en donde se recoge, fonema a fonema, desde que el hombre es hombre, todas y cada una de las oraciones que se han construido a lo largo de su escasa, insignificante y triste trayectoria refugiada en nuestro rincón perdido del universo. El libro, que se custodia en algún lugar ondulante de la quinta dimensión según la teoría de cuerdas, lleva por título “Enciclopedia Universal del Verbo”, y en sus millares y millares de páginas escritas se encuentran las culpas de todos los amores que en el mundo han sido; masacres, fortunas, ruinas, encuentros, desencuentros; lamentos e infamias; dichas y desgracias ocasionadas por una palabra o por un silencio que cobijó una intención muda. Es necesario advertir que "La Enciclopedia Universal del Verbo” contiene un índice, pero éste no es temático. La clasificación, el orden de sus páginas y de su contenido es estrictamente alfabético nominal. Por tanto, parece lógico pensar que sus autores pensaron más en las responsabilidades consagradas a cada individuo, en cuanto a lo que en un futuro se nos remite en decir, que en conceptos o acciones engarzados en cuerpos y órganos fonoarticulatorios.


Para aquellos que crean que somos dueños de nuestra existencia, guerreros de su propio destino, a la postre románticos derrotados por la simple evidencia de las respuestas, tengo también el deber de constatar que, evidentemente, “La Enciclopedia Universal del Verbo” no es un libro finalizado; que ésta se escribe constantemente, a cada momento, en cada instante de luz allá donde titile. Eso sí. Es del todo inútil creer que cualquier sonido con significado que surja de nuestra boca es producto de nuestra voluntad. Hay quien se resiste a admitirlo. Éstos deben saber que su rebeldía se indexó miles de años antes del nacimiento del mismísimo Prometeo. Ellos sabrán lo que hacen, o lo que dicen.


Vuelvo mañana

29 comentarios:

Anónimo dijo...

Jesucristo dijo que lo que entra por la boca no es malo porque se elimina de manera natural pero el peligro está en lo que sale de ella que pueden ser demonios. Me gustan tus labios,estas atractivo e interesante, pero para conocer tu boca tendrías que haber enseñado los dientes y la lengua.Esa dos arrugas encima del bigote suelen tenerlas los deportistas o los que están a dieta. A veces te salen demonios por la boca pero es mejor que salgan que que se queden dentro. L.

Juan Negro, investigador privado dijo...

Hola de nuevo,

Empezaba a escribirte el comentario cuando he pensado que daba para un pequeño post. De modo que tienes una contestación a tu entrada en mi blog, y puedes leerla pinchando aquí. Interesante lo que dices, aunque discrepo. Un abrazo.

El Pobrecito Hablador del Siglo XXI dijo...

L
Efectivamente, por la boca sale música y demonios, que para eso la tenemos.

¡salud!

El Pobrecito Hablador del Siglo XXI dijo...

Juan
Me gusta el sistema de ir venir de un blog a otro para comentar y leer.

En cuanto a lo que dices: Existe el libro que contiene todo lo que vamos a decir durante toda la vida, y todo lo que queremos decir y nunca decimos, y todo lo que lementamos haber dicho, y todas nuestra mentiras... Yo lo he leído. Por eso constantemente digo lo que me da la gana, hablo con libertad, y desmiento las pàginas que el libro me dedica. Por eso nadie sabe donde está ese libro, para que nadie lo pueda dejar en evidencia. Es decir, el hecho de que nos escriban, nos definan o nos destinen no significa que debemos aceptarlo, aunque perezcamos en el intento, como buenos románticos.

Juan, muchas gracias por el pedazo de referencia en tu blog y por el interés en mis palabras

¡Salud!

Belén dijo...

Te veo un pelín determinista esta mañana, Mariano. Si todo está escrito, si todo está dicho, si todo está pensado, si todo está no pensado, ahora me explico (¿o me lo explicaron?) cómo hay ratos (cada vez más) que efectivamente ni se lo que hago, ni se lo que digo, pero lo hago y lo digo...
Besotes

El Pobrecito Hablador del Siglo XXI dijo...

Ahí está el asunto Belen. Si todo está escrito, vamos a borrarlo, y a reescribirlo. Como le decía a Juan, aunque perezcamos en el intento

Me pareció muy sugerente, mágica, mieteriosa, divertida, la idea del libro de todo lo que está dicho o por decir. Según este libro, estan escritas las veces que nos sabes lo que haces o lo que dices. Hasta Prometeo tenía reservadas sus palabras rebeldes. Todo es cuestión de asumir el papel que queramos asumir. Porque en realidad, el libro lo escribimos nosotros mismos

¡Salud Belen!

Carlos dijo...

Lo primero es lo primero: el escrito es soberbio.
La idea determinista del libro escrito y tu lucha para reescribirlo es, ciertamente, original y muy borgiana por cierto. ¿Has conseguido leerlo?
En esta biblioteca infinita me gusta tener algunos capítulos de tu libro en el mío. Un abrazo.
P.D. Tu deconstrucción empieza a enseñarnos el puzzle de tu libro.

El Pobrecito Hablador del Siglo XXI dijo...

Muchas gracias Carlos. La verdad es que este es uno de los textos que más me gustan de todos los que he escrito en estos cuatro años. Fijate que la idea se me ocurrió en avion minutos después de un desgue terrible, preaccidental.

La verdad es que no pretendía ser determinista, porque no lo soy. Soy de carácter rebelde, y por eso a menudo lo paso mal. Como les he dicho a otros compañeros del blog, "la enciclpledia..." la escribimos cada uno de nosotros. Nosotros somos los autores. Pero debemos ser conscientes de que lo que decimos genera consecuencias, y éstas si que muchas veces no tienen marcha atrás, para bien y para mal. La lucha romántica es ir contra el destino, aun a riesgo de perderlo todo en el intento.

Cuando acabé de escribir la entrada no pensé en Borges (Ya sabes que no le tengo mucho aprecio. Un poco de lástima sí). Pensé en que me había salido algo cercano (en el tema, por supuesto, no en la forma. Me queda mucha sopa que sorber) a Danilo Kis y en Stanislav Lem, dos raros raros con ideas y obras de lo más loco y sugerente.

Carlos, eres muy amable, siempre, y te agradezco enormemente los piropos. Lo de mi libro en tu libro me ha llegado al alma

¡Un abrazo!

Carlos dijo...

Estaba seguro que el determinismo no entraba en tu vocabulario vital, pero en este texto cobra mucha fuerza y por eso me gusta.
Lo de Borges reconozco que es una asociación demasiado evidente (libros infinitos, reescritura del destino...)pero es que a lo mejor mi subconsciente te ha querido enviar un mensaje muy consciente de que, aunque no quieras, Borges está allí.
Entiendo perfectamente que te atraiga mucho más Quiroga.

El Pobrecito Hablador del Siglo XXI dijo...

Seguramente Carlos. De hecho, recuerdo que antes del vuelo que te refiero, asistí a unas jornadas en las que un par de ponentes utilizaron a Borges como motivo para ilustrar algunas opiniones (ya sabes, el mas referido pero el menos leído). La cosa es que probablemente, entre el percance del despegue y el recuerdo de la referencia a Borges, algo quedaría por ahí descolgado del cerebro. Sí, definitivamente, Horacio Quiroga me pone más (je, je)

¡salud!

Anónimo dijo...

A esa Enciclopedia del Verbo la mandaba yo a hacer puñetas, aunque es de recibo decir que tu idea es excelente y tu texto una maravilla.
De todos modos, todo Prometeo tiene su águila; la cuestión es saber cómo dejar de alimentarla (según dijo André Gide). Ergo, más allá de destruir esa Enciclopedia, pues románticos somos, creemos una Contraenciclopedia, un nuevo lenguaje con nuevos sentidos. Démosle una vuelta más de tuerca.

¡Salud!

El Pobrecito Hablador del Siglo XXI dijo...

¡Ahí estás tu, sí señora! Vamos todos en busca del libro de los cojones y lancémoslo contra el primer cometa que veamos. Y después, escribamos nuestro propio discurso, tachemos, y volvamos a escribir, a decir, a expresarnos por nostros mismos, a abrir la boca cuando nos de la gana y no cuando nos lo digan. Hagamos real y pongamos en práctica la ira que también le libro nos tiene reservada y utilicémosla contra él.

¡Salud Ataulfa!

El Pobrecito Hablador del Siglo XXI dijo...

¡Ahí estás tu, sí señora! Vamos todos en busca del libro de los cojones y lancémoslo contra el primer cometa que veamos. Y después, escribamos nuestro propio discurso, tachemos, y volvamos a escribir, a decir, a expresarnos por nostros mismos, a abrir la boca cuando nos de la gana y no cuando nos lo digan. Hagamos real y pongamos en práctica la ira que también le libro nos tiene reservada y utilicémosla contra él.

¡Salud Ataulfa!

Ana Rodríguez Fischer dijo...

"En el principio, la creación recayó en las palabras y las palabras constituyeron limitaciones del Dios". (Alejandro Gándara: "Las primeras palabras de la creación".) ¿Y qué tal una Anatomía del Verbo? Un abrazo!

Anónimo dijo...

A la hoguera con la enciclopedia universal del verbo,menudo tostón,hay que inventar palabras y frases y vidas diferentes ,basta de repetir,hay que romper moldes y revolucionar la palabra,mezclarlas hasta llegar al esperanto natural....dentro de mil años pero llegará.L.

El Pobrecito Hablador del Siglo XXI dijo...

Ana
La frase de Gándara es genial. El Verbo antes de Dios, y Dios subordinado al Verbo. José Angel Valente creía en el poder creador del verbo, creo que casi literalmente. Las cosas existen cuando se nombran.

¿Una anatomía del Verbo? Es opuesta a la forense, y sinónima de la Enciclopedia Universal que encontré, porque trata de las palabras por decir, de aquello que estaría por crear.

Por cierto, la Montoliu nos hizo sudar con el Verbo según Guillermo Rojo. ¿ a ver si me acuerdo? la anterioridad de la posterioridad al origen... o así . Esa sería una buena anatomía

¡Salud!

El Pobrecito Hablador del Siglo XXI dijo...

L
Yo no quiero el Esperanto. Yo quiero que hay muchas lenguas, muchas, y mucha gente hablando todo tipo de lenguas. ¡Ya solamente nos faltaba eso: el pensamiento único dictado en la lengua única!

Y sí, encontremos el libro y quemémosle, y digamos lo que se nos antoje.

¡Salud!

Anónimo dijo...

Pues hablando de palabras y combinaciones distintas, a mi me ha llamado la atención el feto arrebujado. Arrebujado con membranas y barriga, arrebujado consigo mismo. Muy buena entrada, Hablador. Un abrazo. Glòria.

El Pobrecito Hablador del Siglo XXI dijo...

El verbo arrebujar se refiere a taparse en la cama con la ropa de cama bien tapadito, como cuando nos quedamos en posición de cuatro y tiramos de la manta para taparnos hasta la cabeza. Por eso se me vino enseguida su adjetivo a la cabeza, para un feto. Pensé en acurrucado, que también me gusta mucho, pero el primero tiene sonoridad: me sonaba a estar así y ahí, en la placenta por fuerza, casi como una condena, aunque no tenga nada que ver... en fin... mis cosas.

Muchas gracias Gloria
¡salud!

Anónimo dijo...

Estas confundiendo lengua con pensamiento. Igual que se habla el espikinglis,mezcla de inglés con español yo imagino que las lenguas sufrirán un mezcladillo natural ,sin imposiciones y se hablará una jerga multicultural ,aunque para entonces igual ya no hace falta y se comunican los humanos telepáticamente o con un microchip ,a saber.L.

Anónimo dijo...

Esto me lleva a pensar que en caso de que se hable telepáticamente ,la lengua se irá atrofiando y quedará como un muñón de lo que fué, y ya yo podrán darse besos con lengua.L.

El Pobrecito Hablador del Siglo XXI dijo...

No, no , no confundo lengua con pensamiento. Digo lo que digo: que quiero que hayan y se hablen cuantas más lenguas mejor, a ser posible bien. No como yo, que hablo dos y media, y regulin regular

¡salud!

fiorella dijo...

La enciclopia que mencionás me hizo acordar al Necronomicom de Lovecraft...asociaciones que una hace y ni idea bien por donde. Curiosa forma de verte la cara, de a partes y como cada una tiene un texto más que interesante...tu fisonomía es toda una enciclopedia.Un beso

El Pobrecito Hablador del Siglo XXI dijo...

Fiorella
Ahora que lo dices, la cara de cada cual es la enciclopedia en donde se refleja, de una manera u otra, toda nuestra existencia. En la piel quedan gravados los momentos. Es verdad

¡salud! y gracias por tu fidelidad y seguimiento, ya de años

Anónimo dijo...

Cada cara una existencia y una enciclopedia,sin embargo hay caras y existencias que solo dan para un folio,por decir algo. L.

NENA dijo...

Yo no creo que seamos dueños de nuestra existencia pero sí que hemos de ser guerreros de nuestro destino, porque si no es así, sin luchar, ya nos podemos morir todos, que aquí no pintamos nada...


Un beso

El Pobrecito Hablador del Siglo XXI dijo...

Estamos de acuerdo Nena. Aunque nos coloquen un águila en el estómago. Hay que molestar, hay que gritar, hay que ser protagonista de nuestra existencia. Tenemos que escribir nuestro propio libro del verbo.

¡salud y besos!

Stalker dijo...

Me alineo con Ataúlfa en la destrucción de la Enciclopedia del Verbo. ¡Demasiado logos hemos tenido ya!

Tu texto me encantó, me hizo morar en él, de-morarlo y paladear con fruición esa prosa escanciada, mesurada. Me queda un sabor de lentitud y escucha.

Vuelve y culmina la anatomía forense. Después de desmembrarte, volverás a renacer...

un abrazo

El Pobrecito Hablador del Siglo XXI dijo...

Stalker
He buscado el origen de tu alias y es de lo más sugerente. Veré la peli,seguro.

Para destruir el libro tenemos que encontrarlo. Me sumo a la misión. Después queda algo más difícil: reescribir nuestro destino.

Volveré, no te quepa duda, con algún capítulo más, algún pedazo más de mi cuerpo, y el final, inevitable final, que no sé si me ayudará a renacer, aunque con toda certeza, me mostrará quien soy, quienes somos.

¡Salud!