Los geniales Faemino y Cansado
representaban en sus inicios una divertida escena. En ella, Cansado se dispone a sacar las entradas para
el cine en la taquilla. Faemino se acerca por detrás y descaradamente se cuela.
A continuación, y sin mediar palabra, pide dos entradas en la fila 11.
La reacción de Cansado no se hace esperar.
Le toca con el dedo índice en el hombro a Faemino e intenta hacerle ver - de manera sumamente educada- que él estaba primero en la fila. Entonces Faemino
responde “Ya, ya. Yo también estaba en la fila. Ya, si eso, lo hablamos”, pero no cumple su más
que dudoso propósito y continúa su conversación privada con la imaginaria
taquillera para comprar dos entradas en
la fila 11, centradas.
Cansado insiste e insiste en su
protesta, siempre educada; esgrime para ello, tímida y civilizadamente, los tópicos más manidos de la solidaridad
humana, la bondad y el respeto preceptivo que es necesario mantener entre las personas para poder
convivir en paz. Ante lo cual, Faemino no solo sigue haciendo caso omiso, sino
que incluso le recrimina a Cansado que le toque con el dedito en el hombro y le
intenta convencer de que en realidad había dos colas y de que la suya es la
correcta.
Cansado persiste, y argumenta que
vivimos en una sociedad con normas que habría que respetar. Faemino- recordemos que es quien se ha colado- empieza
a mostrarse molesto ante tanta protesta y como si hiciese un gran esfuerzo por no perder
la compostura inicia su famoso “Amos a
veeér, amos a veeér. A ver si nos aclaráaaamos; a ver si nos vamos entendiéeendo”...
El gag tiene una duración de unos 6
minutos y el final se pierde en el infinito porque la situación de ambos
personajes no cambia nunca. En algunas versiones el indignado amenaza al que se
cuela con llevarlo al calabozo, pero ambos acaban declamando su ya célebre “que
va que va, yo leo a Kierkegard”; en otras, la discusión sigue hasta el infinito
absurdo y en todas ellas el que se cuela se sale con la suya.
No es difícil establecer cierto
paralelismo entre esta hilarante representación y el presente económico y
político de medio mundo. Pero a mí me ha venido a la memoria intentado comparar
el estado de miedo, terror, pánico, depresión y crisis permanente en el que nos tienen
sumidos y algunas otras realidades que se cuelan en los informativos, y que me
hacen expresar, igual que Faemino “Amos
a véeeer, amos a veeeér. A ver si nos aclaramos, a ver si nos vamos entendiéeendo”.
No hay liquidez, no hay dinero, pero
a Bankia le hemos dado 10.000 millones de euros hace 15 días y estamos a punto
de darle 20.000 millones más. En los últimos dos años, los ciudadanos europeos,
por orden de sus representantes, les hemos dado a los bancos más de 2 billones
de euros. ¿Dónde está la pasta?
Nuestra prima está por las nubes, pero cada vez que intentamos
colocar deuda para financiarnos los
inversores nos la quitan de las manos y vendemos siempre más de lo que estaba
previsto.
El paro sube cada mes. Estamos cerca
del 25% de la población activa. Sin embargo la cifra de los afiliados a la
Seguridad Social sube mes a mes en decenas de miles de personas y la misma
Seguridad Social ha cerrado el último semestre con superávit.
Las empresas cierran, no hay trabajo
para nadie, aunque esta situación parece no afectar a la industria
automovilística -desde siempre, un termómetro más que fiable de la actividad
industrial- que está contratando a centenares de trabajadores y preparando en
sus cadenas de montaje nuevos modelos.
Y para poner la guinda en este
extraño pastel, mitad amargo y mitad dulce, las exportaciones de los productos
españoles han crecido más de un 30% en el último trimestre.
Amos a véeer, amos a véeer si nos
vamos entendiéeendo.
Lo que sí que es seguro, objetivo, y
real es que hoy en día un convenio colectivo
no sirve para una mierda. Que los trabajadores y las trabajadoras estamos
dispuestos a aceptar condiciones de esclavitud que han sido propiciadas por un
estado de miedo prefabricado por los poderes económicos y que en lugar de
reclamar y defender derechos, hemos terminado por reclamar trabajo, al precio y
en las condiciones que nos dicten, porque la cosa está muy pero que muy mal.
Esta es una vieja estrategia que ya funcionó muy bien en los 70, para la
que el poder económico utilizó como
detonante la manipulación del precio del petróleo: la modificación extrema a la baja de la situación económica mundial con el fin
de que los dueños de los medios de producción recuperasen la iniciativa en las
relaciones laborales y en las prestaciones sociales del estado del bienestar.
Y encima nos dicen que no les toquemos con el dedito.
Y encima nos dicen que no les toquemos con el dedito.
8 comentarios:
" EL SABEN AQUÉL QUE DICE...ª:
http://www.youtube.com/watch?v=wU-lA7gpu3E&feature=player_embedded
Ester
Grande Eugenio. Buenísimo
Genial. Absolutamente genial
Tú sí que eres genial, Piti
Besos y caricias
Lo peor de todo es que van a tal ritmo que casi nos es imposible censurar, acusar, ridiculizar, bramar...
hemos pasado toda la semana con el culebrón de Bankia; creíamos haber tocado el techo de los "destapes" relativos a "la verdad", y hoy acaban de contarnos que los directivos (algunos) dimitidos se jubilarán co 14 millones de pensión (no indemnización, ¡ojo!, pensión). Es el colofón natural a no haber tenido que dar explicaciones ni rendir cuentas ni...
¿Ni....?
Abrazos!
Ester, ojo que los hijos de eugenio van a ponerle coto... Un abrazo!
Ana, nuestros destinos los dirige la mafia, directamente. No somos nada ni nadi para ellos, no les importa una mierda un pais, una sociedad, el futuro y las vidas cotidanas de las personas. Les importa su dinero, y su poder. Por eso, que se muriesen uno a uno, o mejor, todos de una vez, no estaría nada mal. Quien propiciase su muerte sería un héroe, de la misma clase y al mismo nivel que aquellos valerosos guerrilleros que intentaron matar a Franco.
¡Salud!
Ana, coto, ¿a qué?
Ester
Publicar un comentario