viernes, 3 de octubre de 2025

Política Dory

 

La memoria política colectiva de nuestro presente se ha ido empequeñeciendo tanto que a día de hoy el recuerdo de lo que sucedió hace un mes se podría embutir perfectamente en el calcetín de un recién nacido. En el tiempo en que internet nos ha puesto al alcance de la mano una hemeroteca universal es el tiempo en que más y mejor se engaña a los ciudadanos.

En cuestión de dos días, alguien que negaba con rotundidad por enésima vez la amnistía a los secesionistas catalanes anunció que los amnistiaba; alguien que cultivó la amistad de mafiosos de la droga, se postula para presidir el gobierno de la octava economía del mundo, sin impedimento ni rubor; alguien que no ha dado palo al agua en su vida, que ha vivido a cuerpo de rey gracias a los Presupuestos Generales del Estado, interpela a la España que madruga y amenaza a media España con retirarle la “paguita”, y consigue de ese modo aumentar la intención de voto en las encuestas; alguien muy cristiano, de misa semanal, que pidió formalmente la creación de un estado palestino, hoy confiesa que sueña con que Israel arrase Gaza.

Estos son sólo algunos ejemplos diversos y plurales, como gusta en decir la izquierda en la actualidad. En Cataluña, en España, entre sus dirigentes y algunos militantes, la jivarización de su capacidad nemotécnica también ha ido evolucionando de un modo sorprendente hasta conseguir que ese rincón de su cerebro donde se almacenan los souvenirs de sus experiencias haya menguado tanto que llevan camino de competir con Dory.

De hecho, cuando se desencadenó el llamado procès, ningún dirigente político catalán o del resto de España recordaba que su principal instigador, a la sazón Artur Mas, les había desalojado de las calles del movimiento 15M a porrazos y con balas de goma, tanto a ellos mismos como a la gente harta ya de degeneración política y de recortes; o que ese sujeto convergente, falso, taimado, infame y gris que es Jordi Turull, solicitó desalojar a patadas a los indignados, que para el convergente eran “esa gentuza que ensucia nuestras plazas”; o que el partido que puso la maquinaria propagandística secesionista en marcha con el dinero de todos estaba condenado por corrupción sistemática organizada, que perpetró durante décadas con total impunidad; o que la legislación autonómica a lo largo de los años convergentes benefició siempre a las clases privilegiadas y perjudicó a los más humildes; o que Jordi Pujol –indecente ladrón de lo común, tanto de día como de noche- se sentó a fumar un puro con José María Aznar en el Hotel Majestic; o que Convergencia i Unió, principal impulsor del procès, fue un instrumento político con el que se  integraron masivamente las élites franquistas catalanas al nuevo marco constitucional…

Aun así, a excepción de los políticos de la generación que sufrió el franquismo, o que vivieron la transición, como Joan Coscubiela o LluísRabell,  tanto dirigentes de los partidos de izquierda, como muchos de sus militantes y simpatizantes o periodistas y tertulianos en la órbita roja catalana y del resto de España, a priori mantuvieron una equidistancia prudente y  al poco solicitaban sin reparos el cacareado derecho a decidir y apoyaron la celebración de un referéndum pactado. Con el suceder de los acontecimientos, muchos terminaron por acudir a votar al referéndum ilegal del 1 de Octubre -también llamado referéndum fake-  con el argumento infantil e irrisorio de que en realidad era un voto contra Mariano Rajoy el PP.

Fueron muy difundidas las imágenes de Xavier Domènech, cabeza de lista de En Comú Podem - la lista electoral heredera de Iniciativa per Catalunya els Verds y del PSUC- llorando a lágrima viva en una manifestación la detención de los llamados Jordis (Jordi Cuixart y Jordi Sánchez, dos dirigentes secesionistas en la órbita convergente ) acusados de sedición por promover el asedio a la Consejería de economía el 20 de septiembre de 2017.

Al hilo del rastro seco de las lágrimas soberanistas, el celebérrimo Pablo Iglesias, por aquel entonces líder de Podemos, partido considerado la vanguardia de la izquierda española, declaró públicamente en un tweet: La dignidad y la coherencia se demuestran en los momentos difíciles. Orgulloso de caminar a tu lado.” Poco después ambos sellarían públicamente, en sede parlamentaria, su recíproca estima con un beso en los labios.

Por su parte Irene Montero, exmilitante de Juventudes Comunistas de España, y por aquel entonces diputada rasa por Podemos en el Parlamento español, sensible ante el llanto de solidario del diputado catalán, declaró igualmente en un tweet que “Xavier Domenech 
nos recuerda hoy por qué estamos aquí. Firmes defendiendo la democracia con brillo en los ojos y todo corazón”

La cercanía de Podemos con el secesionismo convergente no conoció límites.  Unidas Podemos, a través del dirigente Jaume Asens pidió "perdón" en rueda de prensa celebrada en el Congreso de los Diputados a los nueve condenados por el 'procés' ante el retraso en la concesión de los indultos y reivindicó que la medida de gracia no implica "debilidad" sino la "fortaleza democrática".

Asens también apeló a la política de la empatía y a desterrar la venganza. Incluso se  atrevió a afirmar que “estamos ante los indultos con más legitimidad democrática de la historia”, ni más ni menos, aunque “no son la solución al conflicto catalán”. Algo así como “el frotar se va acabar”

Agustín Santos Maraver, diplomático de carrera, actualmente diputado electo de SUMAR, considerado número de 2 de la ministra de Trabajo y Vicepresidenta segunda del Gobierno, Yolanda Díaz, afirmó en el blog “Sin Permiso” con el pseudónimo Gustavo Buster que “El referéndum del 1 de octubre, pase lo que pase en los próximos días y semanas, será recordado, y no sólo en Cataluña, como una de las jornadas más espectaculares de lucha pacífica de la población por el derecho a la autodeterminación, y en contrapartida, también como una de las más contundentes represiones de las fuerzas policiales contra los derechos de reunión, expresión y voto". Ahí queda eso.

Al llegar Octubre, unos pocos nostálgicos catalanes de los sucesos que tuvieron lugar en el otoño de 2017 intentan llamar de nuevo a filas para retomar aquellos momentos de gloria y batalla, de jaque al Estado. Otros pocos sencillamente lo evocan, y la gran mayoría de aquellas miles de personas que se movilizaron, o bien expresa su enfado con los dirigentes que les engañaron o sencillamente siguen con sus vidas arrastrando en silencio el peso de haber sido utilizados para la mayor campaña de marketing político nunca vista en Europa desde el ascenso de Hitler al poder.

La política hoy día es vertiginosa. La lucha encarnizada entre los partidos por ganar la iniciativa y marcar el marco de debate provoca un vaivén constante y un cambio acelerado del contexto, y por tanto de la actualidad. Todo es susceptible de utilización propagandística; todo es apto como arma arrojadiza que lanzar al adversario. Y cuando cambian las circunstancias, los socios se convierten en enemigos y los enemigos pasan a sentarse en el sofá de casa. Por eso la memoria no cotiza. Ya lo decía la pequeña Dory: “Ríndete viejo, esto es evolución, nací para ser veloz”

En los últimos meses Convergencia Democrática de Catalunya, ahora llamada Junts per Catalunya, han pasado de ser considerada vanguardia revolucionaria y aliada de la izquierda, al  partido conservador que siempre fue, corrupto, cutre, filofascista, xenófobo, nacionalcatólico y supremacista por obra y gracia del partido en el que militan quienes lloraban a lágrima batiente la detención de algunos de sus líderes.

El guindo es un árbol que suele crecer en el margen izquierdo de la política. Todavía hay quienes se están cayendo igual que cerezas rojas maduras al observar, pasmados, como los convergentes, otrora poco menos que trotskistas, votan una y otra vez junto al PP y VOX en contra de leyes fundamentales para el desarrollo y consolidación de los derechos de los trabajadores y del estado del bienestar.

Convergencia, la misma que luchó por la secesión y que mantiene como líder a quien proclamó la República Catalana de los ocho segundos,  ha impedido con sus siete votos la revalorización de las pensiones, las ayudas al transporte, una ley de extranjería justa, subir el impuesto a las empresas energéticas, todos los decretos anticrisis, el aumento del 9% del ingreso mínimo vital, la jornada de 37,5 horas, el paquete de ayudas por la DANA, la deducción del IRPF por compra de vehículos, ayudas a la compra de bicicletas eléctricas, el impuesto a los cigarrillos electrónicos, la regulación del precio de los alquileres de vivienda, la suspensión de los desahucios en hogares vulnerables, la prórroga de las deducciones por obras de eficiencia energética, prórroga de la prohibición de corte de suministro eléctrico a los hogares vulnerables … y lo que te rondaré hasta que finalice la legislatura.

Todavía se escucha el rechinar de dientes, el rasga rasga de camisetas moradas y del algodón de las camisas blancas que visten los tertulianos afines tras comprobar en Cataluña y en Madrid que, ¡Oh, sorpresa! Convergencia JuntsxCat  es y ha sido siempre un partido conservador, de base burguesa nacionalcatólica, racista y xenófobo que, tras engañar a sus fieles más hiperventilados, ha dado a luz a la Aliança Catalana de Silvia Orriols, quien no tardará en ocupar su espacio político gracias a los mismo votos que cosechó Pujol, Artur Mas y Puigdemont.

Retengan si pueden, por favor, en su memoria, esto que pronostico, porque las últimas encuestas ya muestran un trasvase masivo de votos de Junts y la CUP -¡otra chorprecha!- al partido de la pujante Orriols. Ya veremos lo que ocurre. Yo, por mi parte, voy a seguir el consejo de la pequeña Dory.  
Cuando la vida te supera, ¿sabes qué hay que hacer? ¡Hay que seguir nadando!"