Estos días en los que anda todo el mundo con el abrigo puesto, pisando nieve y hablando del tiempo, me viene a la memoria una anécdota histórica que protagonizó el celebérrimo Isaac Newton. Parece ser que el científico, a la sazón profesor en Cambridge, ganó un escaño en el parlamento británico en el año de 1689 para luchar contra los abusos que el rey Jacobo II perpetraba contra la universidad. Según figura en la historia de la ya vieja democracia británica, la actividad parlamentaria del famoso científico no fue, lo que se dice, frenética. Y es que, tal y como explican las crónicas, Isaac Newton pidió una sola vez la palabra en la cámara de los comunes. Por lo visto, fue durante la sesión de un día de otoño que ya apuntaba diciembre. Aquella mañana húmeda de frío londinense, un Newton sedente y meditabundo sintió súbitamente sobre su escaño un leve escalofrío y, con la calma que le es otorgada solamente al sabio, levantó la mirada de la libreta en la que garabateaba, miró al presidente, alzó en su mano derecha la pluma y después de que aquel le concediese la palabra, el eminente teólogo declaró:
-Propongo que cierren bien aquella ventana porque hace un frío considerable.
Sobre esta anécdota da cumplido testimonio el archivo histórico del libro de actas del parlamento británico, en el que durante los dos periodos en los que el físico inglés fue parlamentario, no se ha encontrado más intervención que la que he relatado. Y ahora que estamos todos como Newton, ateridos de frío, y que nos ha dado a todos por certificar a todas horas ni más ni menos que la obviedad misma del mismísimo invierno, me da por pensar que a menudo nos parece, que creemos a pies juntillas, tal y como creemos en la ley de la gravedad, que quien tiene la culpa del peligro que genera el hielo; que quien es el responsable de las molestias que ocasionan la nieve acumulada en las vías de comunicación, de los constipados a causa del frío, de las colas en el centro de salud o en urgencias, o del reventón de las tuberías domésticas… es el alcalde, es el diputado, el delegado del gobierno, el presidente autonómico o, si me apuran, el presidente del gobierno: culpables e instigadores todos ellos y todas ellas de la coincidencia en los mapas de isobaras de un frente húmedo con otro frente polar que nos cae, inclementes, para fastidiarnos la vida, y nada más que para eso.
Sin embargo, sucede simultáneamente, en estos tiempos que corren, otro fenómeno no menos curioso que debería haber sido objeto de estudio por parte de nuestro querido Newton, ya en aquellos años, vísperas de la revolución industrial. Es el fenómeno de la narración de los fenómenos económicos, valga la redundancia. Me hace gracia escuchar a analistas, ejecutivos de bolsa, periodistas especializados, políticos, entendidos y sabiondos de la cosa económica en general, porque todos ellos dominan como nadie la facultad o el recurso lingüístico de la impersonalidad; un recurso que habitualmente, y hasta hace unos años, se utilizaba casi en exclusiva para hablar del pronóstico del tiempo y de los meteoros ligados a él. La impersonalidad en el lenguaje también es muy utilizada por los niños, que nunca rompen un plato, porque el plato se rompe solo; o por los abogados de acusados culpables, que hablan del hecho luctuoso como si fuesen el genial Gila en su famoso chiste de las cuarenta caídas de espaldas de la víctima sobre el puñal homicida que nadie empuñó. Quiero decir que cuando toda esa caterva de sabidillos a la violeta nos habla de la crisis económica, del paro, de la inflación, del precio del dinero, del cambio del dólar, del oro, del barril de Brent, de la necesidad de flexibilizar el mercado laboral, de los ciclos económicos positivos o negativos, nos da la sensación de que, en verdad, son fenómenos meteorológicos que surgen por influencias de las famosas corrientes del Golfo; que las estaciones económicas son así, desde siempre, desde el fin de la segunda glaciación y.. mira, pues hay que apretarse el cinturón, como cuando llega el invierno y hay que abrigarse. De manera que a fuerza de emplear ese recurso una y otra vez la responsabilidad de lo que ocurre, de lo que ocurrió y de lo que sucederá se difumina para que - no nos quepa duda- veamos el sistema de relaciones económicas en el que vivimos como un elemento natural que debemos aceptar como aceptamos el Anticiclón de las Azores, el Niño, el verano perpetuo en Las Canarias o el hielo en los Polos. No hay nombres, ni personas detrás de los nombres que cada día deciden cuándo, cómo y dónde se genera una crisis económica, cuándo cómo y dónde se abre la veda para que los menos escrupulosos se forren de nuevo, o cuándo, cómo y dónde se empuja al paro, o peor, al hambre, a millones de seres humanos. Todo surge y se nos ofrece como la confluencia de un frente frío polar con otro húmedo, porque si nos damos cuenta de que todo es obra de personas, un día u otro concluiremos que también pueden y deben ser personas las que lo cambien.
Mientras tanto, mientras nos abrigamos para hacer frente a la crisis y a estos días de invierno, que se sepa, a día de hoy, la ley de la gravedad sigue vigente y, según todos los pronósticos, parece ser que tardará en cambiar aunque - muy a pesar del gran Newton- la ventana continúe abierta. Será cuestión de levantarse uno mismo para abrir alguna más, porque mucho me temo que Sus Señorías están más por la labor de legislar solamente para que deje de nevar en invierno.
Vuelvo mañana
27 comentarios:
¡BRAVO!. Sí, con mayúsculas y entregado. Porque este artículo no tiene desperdicio, digno de Larra, ni más ni menos.
No conocía la anécdota de Newton y me ha gustado que la cuentes; pero, sobre todo, me ha gustado cómo la cuentas, enlazándola con el frío, las "avemaríaspurísimas" por el estado de las carreteras, el lenguaje impersonal generalizado, la impasibilidad de los economistas frente a la crisis.
Una gozada, una auténtica gozada.
¡Salve, Mariano!
Hablador, eres bueno, muy bueno. De nuevo te hablo en dos partes: el tema es para reirse y llorar a un tiempo, vivimos sin norte y sin sur, alguien ha perdido la cabeza y quién mejor que tú para que nos identifiques como el país de "nieve" usted mañana; el modo de decir las cosas, simplemente, un placer.
Me gusta tu estilo, me gusta tu aguja de coser palabras, de coser ideas. Enhebrar. Quiería escribir esa palabra.
Salud.
Quisque
Isabel, gracias, pero alguna otra vez ya te he dicho que los que escribí allá por el 1800 me salían mejor. Uno, con la edad, pierde el toque.
La anécodota de Newton es buenísima: imaginate a una de las 5 personas que en la historia de la humanidad ha generado cambios de verdad, diciendo lo que dice en el paralamento británico.
¡salud!
Culturajos, me gusta que te guste. Es un placer tenerte como lector y seguidor de este blog. Efectivamente, vivimos en el mundo al revés, donde lo que es natural es reponsabilidad de los hombres y lo que es responsabilidad de los hombres se achaca a cuestiones naturales...
¡Salud!
Coincido con las entradas anteriores: Qué bien escribes Pobrecito! Larra no pierde el "toque de balón" a pesar de los siglos.
Un abrazo incondicional
Sí Mariano, estoy de acuerdo contigo y detesto el metalenguaje imperante en nuestros días. creo, además, que ya no es sólo propiedad de políticos, médicos, abogados,etc. sinó que ha llegado al hombre de la calle y que ya son muchos los que hablan sin decir nada. También pasa en la literatura: cada año son miles los libros publicados, cada año son miles los autores "nuevas promesas", pero cada año también, son miles los "bluf".
Hace tiempo que no te pongo comentarios, pero no creas por eso que no te leo. Te sigo habitualmente y, mala suerte, cada vez estoy más de acuerdo contigo.... ( es broma).
Saludos desde el exilio
Buscador, gracias, gracias también incondicionales para cuando las palabras dejen de entrar...
¡salud!
Margaret, no sólo es el metalenguaje, es la intencionalidad en escabullir responsabilidades, de hacernos creer a través del lenguaje que las cosas son así por ley natural aunque detrás de ellas hay decisiones que las toman hombres y mujeres con nombres y apellidos: de ahí la utilización constante del "se", más propio de las primeras mentiras inteligentes de la infancia.
Desde el exilio.... uhhmm. gracias por la pista. Haré repaso de conocidos, allegados y amigos que han salido fuera, a ver si doy con tu identidad.
Y si estamos en desacuerdo me lo paso mejor ;)
¡Salud Margaret!
"la asamblea de majaras ha decidido... mañana, sol y buen tiempo!!!"
¿Recuerdas la canción Mariano?; entre estas locuras colectivas y la perversión del lenguaje en sus "impersonalidades", vamos a terminar por experimentar que la gravedad ya no es 9,8 metros por segundo al cuadrado, sino que es menor, que cada vez el centro de la tierra nos atrae menos, porque cada vez tenemos menos sentido de la realidad.
Yo también quiero que te diviertas "más" con nosotros, (conmigo), pero lo cierto es que a mí no me das muchas oportunidades de discrepar. (Espero poder hacerlo alguna otra vez ante una tabla de cecina y un río de "mahous"). Sencillamente brillante.
Un beso
Belen, pues si, como se empeñen esos que nuncan salen en nigún sitio, pero que manejan el cotarro, que g=10,8m/s2 así es como será, lo contradiga Newton o la Reina Madre
Suena bien eso del torrente de Mahou con Cecina. Prefiero el chorizo de casa Apolo, o el lomo, pero vamos, tampoco le vamos a hacer ascos a una buena ración cecinera y... mira, en vez de Mahou, unos porrones bien fresquitos de Taquio rosado, que entran de puta madre
¡Salud Belen!
Sinceramente muy bueno. Tanto la segunda parte, la que tiene tela, como la anécdota divertida que desconocía. Demuestra que a veces lo prudente, en según qué contextos, es hablar poco porque existe la certidumbre de que no te escuchan. Pero aquí no, aquí no solo puedes sino que debes hablar, porque te escuchamos. Un abrazo.
Sí Ramon, tiene tela como nos tienen a todos creiditos con que esto es lo que hay y ya. A ver si un día, más pronto que tarde, despertamos.
Y sí, seguiré hablando, porque me escuchais pacientemente, aunque creo que aunque no me escuchase nadie seguiría hablando, me hace bien, me desahogo, me escucho a mi mismo. Ya sabes como somos los románticos: siempre delante del espejo.
¡Salud Ramon!
Mariano querido...
Todo muy bien (iba a entrar e n tu entrada, pero la respuesta que le das a Eastriver me obliga a ejercer de profesora.
El espejo no pertenece a los románticos; sí la lámpara. El espejo recoge lo exterior, miméticamente (y no se me olvida las distintas variaciones de Stendhal a Proust); la lámpara ilumina lo interior.
Recomendable el clásico de Abrams, "El espejo y la lámpara", en Seix Barral (inencontrable, supongo).
Por lo demás, sobresaliente!
¡Qué bien! el año que viene me gano la beca (je, je)
Gracias por la lámpara. Yo me refería al espejo en donde nos gusta morirnos, matarnos... Interesantísima la diferencia entre lámpara y espejo: de lo más segurente.
Me apunto la referencia que de Abrams. A ver si un día lo encuentro en alguna de viejo, o lo robo (¡¡)
Gracias Ana
¡Salud!
Yo también me quito el sombrero ante este texto tan bien llevado. Don Mariano está usted que se sale conjugando clima, crisis,lenguaje impersonal y hasta al mismísimo Newton y al genial Gila.
Muchas gracias Carlos. Puedes dejar el sombrero en la entrada, aunque corres serio peligro de perderlo, porque si me gusta, igual me lo quedo. Soy un gran usuario de sombreros, gorras, viseras, y todo lo que se ponga sobre la cabeza.
Ponte cómodo y toma lo que quieras
¡salud!
Pues si mi sombrero ha de cubrir cabeza tan bien amueblada estoy dispuesto a mirar a otro lado. Todavía me queda un chapeau para cuando sea menester.
Tienes toda la razón. Efectivamente aquí todo el mundo se dedica a explicarnos los mecanismos perversos -¡ellos por sí solos!- que nos han llevado a la situación que vivimos. Parece que nadie ha creado los citados mecanismos, que nadie los ha utilizado conscientemente. Y después de ese análisis, nos hacen una descripción del panorama presente, por todos conocido. Finalmente, realizan ambiguas predicciones que resumidamente dicen que si llueve nos mojaremos, y si hace sol no. Y se quedan tan panchos e incluso cobran por el sesudo informe realizado.
Gracias de nuevo Carlos.
Arobos, Así es. Son como esos pajarillos que picotean en el lomo de los Hipopótamos, Por otro lado, habría que poner nombres y apellidos a la bestia, decir quienes son, quienes toman las decisiones, quienes son los pilares del sistema, sin S.A's ni marcas comerciales: nombres y apellidos, cómo se llama el hipopótamo
¡Salud Arobos!
Hola Hablador.
Es curioso el azar. Acabo de terminar de leer La senda del perdedor de Bukowski y ahora me encuentro con tu reseña.
Sí, así no habrán soluciones y sí un montón de víctimas de la crisis. Tampoco creo que sean capaces de solucionar lo del cambio climático, por lo que leí en Le Monde Diplomatique de Diciembre, lo que han hecho es una especie de comercio del aire. Vamos, que para los economistas cualquier hecho, sea crisis financiera o climática es una buena escusa para la especulación. Eso sí, sin que se sepa quienes sacan tajada de la especulación.
Anónimo, lo peor no es la incapacidad, sino la falta de voluntad de los políticos y la manera en que nosotros asentimos y escondemos la cabeza debajo del ala, pues todos sabemos, de una manera u otra, cómo funciona esto, y no tenemos la valentía de enfrentarnos a la incertidumbre de otro sistema por miedo a perder nuestra comodidad pequeñoburguesa.
Efectivamente, pienso como tu, jamás sabremos quienes son los que mueven los hilos... pero sí sabemos quienes somos nosotros y de qué somos capaces
¡Salud y gracias por el comentario!
Muy interesante tu entrada, es un placer leerte.
Personalmente me asquean los dos extremos, el ciudadano de a pie que se ha vuelto exigente hasta el punto de reclamar que pongan el funcionamiento el aire acondicionado en un autobús, porque siente calor, aunque nadie más lo perciba. Y el responsable de una multinacional que, habiendo encontrado un filón inicial en la venta de algún producto de lujo, no sólo pretende mantener los beneficios, sino aumentarlos año tras año exprimiendo los recursos humanos al máximo. Lo he vivido de cerca y creo que, a pequeña escala, es el mismo sistema económico que nos está llevando a esta situación mundial: lo único que importa son los beneficios económicos finales...
(Espero no haberme ido demasiado de tema).
¡Salud!
Un saludo.
Me pregunto cúanto tardarían las fuerzas militares, en una supuesta amenaza mundial, en dejar una bomba por cada cuatro metros cuadrados del territorio de Haití. ¿Quince minutos? ¿Y es necesaria una cumbre para estructurar,coordinar, organizar, supervisar y... para hacerles llegar agua, comida y salvarlos de morir de hambre? En fin.
Paco
Is@z, todo forma parte de lo mismo. Los ejemplos que explicas son muy ilustrativos, sí. Porque la naturaleza misma del sistema obliga siempre a más, a costa de lo que sea, y nuestros "derechismos" de consumidores nos hacen estúpidos, porque direccionamos nuestra lucha hacia pequeñeces.
¡Salud Is@z! siepre es un placer tenerte por aquí
Paco, así son las cosas sí. Así de hipócritas y de interesados somos los occidentales. El otro día leía que en 1915 USA invadió Haití porque un banco (no recuerdo el nombre) no cobraba los intereses de un préstamo.
¡Salud, Paco!
Gran texto.La anécdota de Newton, genial. Y la de Gila mejor.
Prefiero que se me gane a que se me engañe. ¡Keynes sí, adiós Friedman!
P.D. Si te apetece pásate por el club y recomienda una película. Gracias.
Yo también prefiero las cosas de frente Thronton, pero creo que nos ganan por la mano porque se han apropiado del discurso de los valores de la libertad para conseguir sus objetivos.
Yo ni Keynes ni Friedman: juegan los dos dentro del mismo sistema, no lo cuestionan. Es verad que el primero es social y el otro proclama el capitalismo salvaje, pero la raiz de toda injusticia y desigualdad está en el sistema actual y no en la manera de gestionarlo.
Me paso por el club, Thornton, que me encanta el cine, soy muy peliculero
Salud y hasta pronto
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