miércoles, 21 de noviembre de 2007

Detrás del espejo


Hace unos años visité una exposición con fotografías y objetos que ilustraban y que pertenecieron a la vida de Julio Cortázar. Entre los objectos que vi había un espejo circular que colgaba del recibidor de su apartamento en donde vivió, en París. Yo me miré en ese espejo y lo único que pude sentir en aquel momento fue, sencillamente, que me estaba mirando en el espejo en el que Cortázar se miraba antes de salir a la calle a comprar Gouloises o de vuelta de la calle, antes de ponerese a escribir, o a leer, o a escuchar a Charlie Parker.

Pero hoy, dos años después - no sé todavía por qué, deben ser las cosas que nos pasan a los muertos - he recordado ese momento y, súbitamente me ha invadido un escalofrío. He sentido retroactivamente lo que sentí entonces aunque no me apercibiese de ello. De repente he visto mi imagen reflejada en el mismo espejo circular y Cortázar ha aparecido detrás de mi, mirando fijo, con su medio sonrisa escéptica, como diciendo, 'aquí estuve yo, a momentos'.

Yo entonces me retiraba de puro miedo, o de pura emoción, de pura sorpresa, pero el rostro barbudo, nostálgico, triste, de ojos cansados de Cortázar permanecía allí, reflejado en su espejo de París.



Vuelvo mañana

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Yo también estuve en la exposición. He sentido el escalofrío ahora, leyendo al Hablador, y me he girado rápidamente para ver si alguien había enfrentado otro espejo... pero solo he notado la cosquilla que queda cuando alguien se va deprisa... esperando divertido a volver sin ser visto.

Anónimo dijo...

Cortázar. Un tipo decente, no sólo enorme escritor sino enorme persona física y espiritualmente. No hace falta que recomiende "Rayuela", este anónimo que escribe tiene en casa 8 ediciones de la novela como puro homenaje a un libro que sacude. Pero leeros el cuento "Circe" (en Bestiario),y "Manuscrito hallado en un bolsillo" (Octaedro). Este anónimo que escribe conoció a la que hoy es su mujer con una historia más/menos paralela a la que cuenta Cortázar en este cuento.