martes, 2 de octubre de 2007

Azul

Para alguien como yo que viene del tiempo, 200 años me contemplan, (lo napoleónico lo llevo marcado) se hace tedioso hablar de reyes. Siempre lo mismo. No me puedo quitar de encima a la monarquía ni a los dichosos Borbones. Se están haciendo eternos en mi vida. Los he llevado pegados casi desde que nací. Diría que mi olor es olor "Borbon 5". ¡¡Qué pesados!! Los he visto de todo tipo: graciosos, simpàticos, embusteros, idiotas, amables, mujeriegos, impontentes, gays (en aquel momento él no lo sabía), promíscuos, tímidos, extrovertidos, listos, tontos... y así podría enumerar todos los adjetivos propios de cualquier mortal. Aunque por aquel entonces eran reyes (todavía) por la gracia de Dios, sus concubinas, cortesanas y cortesanos sabían que eyaculaban igual que todo hijo de vecino.

Y fíjate que cuando me ponía a gusto con la absenta a mi me hacía gracia pensar que era verdad, que en realidad eran seres venían a la tierra enviados por designio divino, al más puro estilo Griego, y que por sus venas circulaba sangre azul. (No sé quien fue el autor de la ocurrencia, pero me parece uno de los mayores aciertos en la historia del marketing . El color azul es el del cielo, el del mar, dos elementos fundamentales del planeta en los que el hombre se desenvuelve, por sí mismo, realmente mal. El azul es un color frío y al mismo tiempo contiene ciertas connotaciones esotéricas, como si no fuese de este mundo. Imaginen una menstruación de color zul, real en aquellos años. Casi ni huele, ni ensucia, y hasta podríamos decir que decora)
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Perdonen el mal gusto. Es que para hablar de reyes tengo que buscar elementos que me diviertan un poco, como un niño. Ya saben: fluidos. Caca, culo mierda, pis. !Qué bien lo hicieron en Francia!

Vuelvo mañana

2 comentarios:

Anónimo dijo...

De todos modos es un monarca curioso, él no es mal tipo; tiene, eso sí, un yerno realmente grotesco (el duque de lugo), una hija ligerilla y alguna cosa más, pero él no me cae mal. lo dice un tipo de izquierdas que aún anda enamorado de la revolución cubana. eso sí que es una contradicción.

Anónimo dijo...

Algún día nos beberemos el Borbon on the rocks