jueves, 27 de marzo de 2025

La mochila de un billón de euros

 


Portada y titular a cuatro columnas en La Vanguardia. RTVE, La Sexta, La Cuatro, las cadenas de televisión autonómicas y las grandes emisoras de radio han informado de la mochila mágica de las setenta y dos horas de supervivencia por tierra, mar y redes, en grandes titulares, en prime time, haciendo gala de un despliegue informativo equivalente al 11S.

El País, por ejemplo ha destinado para desarrollar la noticia a tres periodistas, tres, a saber,   Javier Galan, Luis Sevillano y José A. Álvarez para una misma pieza, quienes apoyados por una infografía extraordinaria, explican con todo lujo de detalles cómo debe ser la mochila de los tres días que nos recomienda la Unión Europea.

Podría haber escogido cualquier otro medio de comunicación para detenerme en la noticia, pero creo que es interesante observar los detalles de la información de El País y de la disposición de todos sus elementos. La noticia se sitúa en la sección internacional con lo que el alcance global está asegurado.  En su inicio, en letras de tipo menor,  se lee “Guerra de Rusia en Ucrania”, lo cual nos indica el contexto y ubica al lector a una situación bélica real y presente. A continuación, en una tipografía mayor leemos: 

Agua, comida y medicinas, qué incluir en un kit de emergencia como el que recomienda la UE"

En el subtítulo leemos que “La nueva estrategia de preparación ante la crisis de la Comisión Europea busca que los ciudadanos tengan reservas para subsistir 72 horas sin ayuda externa”, frase, por otra parte,  mal redactada, de carácter ambiguo, pues el lector no sabe si tiene que prepararse para una crisis de la Comisión Europea o es la Comisión Europea la creadora de la estrategia para hacer frente a una crisis que no se concreta, más que en letras pequeñas, en un nivel superior de lectura.

A continuación, una infografía nos muestra todo tipo de artilugios de utilidad para alumbrarnos, limpiarnos el culo, atender a nuestra menstruación, encender fuego, cortar, pegar, empastillarnos, alimentarnos, cocinar, tomar café, y probar nuestra identidad.  Hasta aquí todavía no ha aparecido mochila alguna, ni siquiera el término que la define.

Y ya, entrando en harina, los periodista inician sin pudor la redacción de la  noticia de este periódico de referencia nacional e hispanoamericana con la frase “La Comisión Europea plantea que los hogares europeos deben estar preparados para subsistir 72 horas sin ayuda externa en caso de agresión, desastres naturales, pandemias o ciberataques”, donde el verbo imperativo brilla en todo su esplendor, sin paños calientes, sin atender a su modo condicional de cortesía o posibilidad de elección.

Y siguen Javier, Luis y José A. : “Contar con reservas de agua y comida, materiales para calentarse, medicamentos o baterías son las directrices básicas para afrontar este tipo de crisis, según las guías que los países nórdicos entregan de forma recurrente a su población sobre cómo prepararse para una hipotética emergencia o conflicto. ¿Qué hay que tener en casa según los consejos de Suecia, Noruega o Finlandia, el país con la mayor preparación ciudadana ante estas amenazas del continente?"

Aquí, llegados a este punto,  distinguimos la estrategia narrativa de la autoritas romana citando a  los países más desarrollados, cívicos y previsores de nuestro entorno como referencia,  es decir, el ejemplo de los mejores, que sin ser amenazados por nadie ya educan a su población en el proceloso arte de la supervivencia bélica, no como los palestinos, que se mueren descuartizados por decenas de miles sin haberse puesto nunca, en siglo y medio de genocidio, una triste mochila al hombro

Después el lector, ya ubicado en un escenario de guerra, agradecido de que nuestros gobernantes cuiden de nuestra supervivencia durante tres días con una mochila que tenemos que comprar nosotros, los redactores de El País nos regalan los detalles de la cantidades y de las calidades de todo lo que tenemos acopiar y guardar en casa, en el interior del canapé de la cama, por ejemplo, en caso de que se produzca el estallido de la que sería la tercera guerra mundial, algo, por lo que se ve, probable, pues en caso de que no sea así, nada de todo esto tendría sentido, a no ser que ahora el poder bélico de una mochila será superior al de un escudo antimisiles.

En ese caso, a nuestros soldados que nos les falte, no una mochila, sino varias al mes; así, de ese modo, tendrán muchas más probabilidades de no caer muertos. Yo, en un alarde de patriotismo, cedo la mía al cuerpo de caballería, que es donde hice la mili.

Y sigue el artículo de El País. Nunca se vio despliegue igual. Justo a la mitad de su extensión, cuando ya tienen agarrado por el cuello al lector, Galán, Sevillano y Álvarez nos avisan de que “La UE contempla dar directrices a los Estados miembros para preparar a la población, y que esta pueda afrontar con recursos esos primeros tres días clave, considerados esenciales porque es el plazo que normalmente requieren las autoridades para controlar la situación y ayudar a los grupos más vulnerables.”

Ahora ya me quedo más tranquilo. Si hacemos caso, somos obedientes y capaces de sobrevivir por nosotros mismos durante los tres primeros días de guerra, después todo será coser y cantar. Ya pueden lanzarnos bombas, misiles, drones destructores, bacilos y virus, que tras tres días de supervivencia mochilera, todo controlado  amigos. Es más, incluso podrán ayudar a los grupos más vulnerables, y no como en tiempos de paz, que ni siquiera podían comprarse un piso o tenían que esperar un mes para que les atendiese el médico de familia.

Si estos redactores -que han cumplido estrictamente con las indicaciones de su editor, al que le ha llegado el consejo de publicar semejante bazofia alarmista- si estos tres redactores, decía, nos resultan muy creativos, qué nos perecerá al genio asesor que desde las más altas esferas del poder europeo ha construido semejante trapacería con el fin de generar un estado de opinión gracias al cual podamos meternos sin vaselina el supositorio de cerca de un billón de euros en armas, que es, en realidad, el precio de la mochila, el precio de la futura disolución de la OTAN, del abrazo de Trump con Putin, del poder creciente de China y de la intemperie defensiva ante la que se enfrenta Europa  

 

El artículo completo de El País se puede leer en este enlace

https://elpais.com/internacional/2025-03-26/agua-comida-y-medicinas-que-incluir-en-un-kit-de-emergencia-como-el-que-recomienda-la-ue.html

4 comentarios:

Francesc Cornadó dijo...

Yo creo que hay que hacer acopio de sentido común y de sensatez.
Saludos.

El Pobrecito hablador del siglo XXI dijo...

Ese es buen material para guardar en la mochila en tiempos convulsos, sí .
¡Salud!

Orlando dijo...

Se entendería,
en una excursión,
y por la razón que
sea , quedar
aislado, lo
tienes , alguna
mano echará,
en serio, como
alguno muerda
este anzuelo de
la vacilada....

El Pobrecito hablador del siglo XXI dijo...

No parece haber tenido mucho éxito la llamada mochilera, amigo Orlando. Eso sí , ahora comprenderemos mejor que nos gasten tamaña cantidad de dinero en armas. De modo que, objetivo cumplido
¡Salud!