viernes, 21 de noviembre de 2014

Omnívoro



Le explicaba al juez mi obsesión por hallar en las nubes formas de animales. Le decía que me lo enseñó papá;  que pasábamos tardes enteras  tumbados  sobre la hierba descubriendo vacas, ovejas, caballos y a veces peces y todo tipo de aves. ¡Cuánto los he llegado a amar! Pero fue en vano. Su señoría no lo consideró un atenuante y argumentó, muy serio, que las familias reclamaban justicia y mirándome con cierto asco, o incluso miedo, añadió finalmente que era su deber apartar de las calles semejante depravación de la especie humana.

8 comentarios:

  1. Tal perversión merece ser castigada, sí señor, ¡qué miedo que pululen libres entre la gente "normal"!
    Buen finde Pobrecito.:)

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  2. Está muy bien tío (espero que no se enteren de que a mí me pasaba -y lo que es peor: me pasa- igual)

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  3. Bueno, en realidad el narrador no es ningún santo. El narrador tiene sus motivaciones para no ser demasiado normal, digamos...por lo cual, ante el juez y a la vista de los hechos debe ser condenado

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  4. Y tambiénlas lágrimas de San Lorenzo... que no deja de ser un fuego fatuo tras el cual Julio Llamazarees intenta retornar a ... ñlo que fue...

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  5. Podría rellenar espacio con frases cuerdas pero como estoy un poco loca, no digo nada.

    Besos

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  6. Las frases locas suelen ser más sugerentes que las cuerdas Ester. Así es que no te cortes

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