viernes, 13 de junio de 2025

La flor del azafrán

 


Irrumpe cual orangután de Borneo en un campo de azafrán, destruyendo la fragilidad de sus flores a cada paso, a cada mandoble de brazos.

Golpeándose a puñetazos el pecho velludo, muestra su autoridad sobre el territorio, del que enseguida se adueña.

Excreta, orina, y gruñe su poder, como un King Kong en la cima del Empire.

Se le puede observar desde lo lejos, se le ve venir; incluso se percibe su olor nauseabundo,  pero quienes se acercan lo más mínimo al espacio que acaba de ocupar, es posible que sea lo último que hagan.

Su ferocidad es inclemente, implacable y atávica. En la extensa área de sus dominios sólo aceptará a seres menores, infraseres, prójimos dóciles, débiles de espíritu, pusilánimes y maleables, que se sometan sin reparos a su reino, cabeza gacha, mirada baja, gesto humillado.

A pesar de lo que digan biólogos, zoólogos o  primatólogos, su cuna es la ciénaga, donde el agua estancada se pudre con sus defecaciones.

Ocurre que, con el objetivo de expandir sus dominios, a  menudo abandona el lodazal y convierte  amplias extensiones de cultivo extraordinariamente vulnerable, en nuevos marjales.

De hecho, esta especie salvaje, tan feroz como insaciable, endémica en las dictaduras de todo tipo, va aumentando paulatinamente en número de sujetos en los hábitats de las democracias occidentales.

En muchos países de Europa ya se le conoce como el gorila del tremedal.

Conocemos muy bien sus rutinas y sus costumbres, sin embargo, la ciencia no acaba de dar con el origen de esta criatura, tan extraordinariamente dañina. Unos dicen que se pierde en la lejanía de los tiempos, y que  gracias al hallazgo de los primeros homínidos, podemos establecer su existencia, muy unida a la estrictamente humana. Otros dicen que aparece con las primeras civilizaciones.

Las últimas teorías, sin embargo, invitan al pesimismo, pues hay quien afirma que en realidad somos parte de la misma especie. En cualquier caso, no son más que meras especulaciones, elucubraciones muy típicas propias de paleontólogos imaginativos, pues pocos, por no decir nadie, están dispuestos a aceptar que compartimos la totalidad de los genes.

Sea como fuere, en mi humilde opinión, tendríamos que ser más prácticos, y sobre todo menos condescendientes. No temamos a las palabras y mucho menos a las consecuencias de los hechos. Es necesario ser drásticos.

Es imperioso, y diría que apremiante, exterminar al gorila del tremedal, antes de que transforme todo el país en un lodazal, en el que se refocilarán politicastros, generalotes, sargentos de la chusquería, vagos, todo tipo de parásitos, tiranuelos y arribistas sin escrúpulos, que convivirán en perfecta harmonía cuando de norte a sur y de este a oeste ya no quede ni una sola flor del azafrán.

Hieden, se les oye, y se les ve venir. No debería ser tan difícil.

4 comentarios:

  1. Más o menos congéneres, compartimos la estirpe de Caín.
    Salud.

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  2. El bien y el mal, sí, sin solución, para siempre. De ser animales no tendríamos ese tipo de problemas
    Gracias por participar, amigo Francesc
    ¡Salud!

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  3. El sistema los crea y el sistema los trasforma, pero no los destruye nunca. Si aparece un lider honrado, primero se le intenta corromper, si no se consigue, se corrompe a los que le rodean, si no se consigue, se le acusa de delitos que no cometió, si tampoco se consigue se le mata y si su influencia tampoco es muy importante se le eleva a los altares de la idolatría de lider espiritual, sin ninguna influencia real. Hay ejemplos de todas las variedades: ortega (corrompido), Lula(encarcelado sin pruebas), allende (asesinado) y larguísimo etc. Por último está Pepe y su paisíto.
    El monstruo es el propio sistema. Desde que tengo uso de razón he percibido y visto la corrupción. Cuando era muy pequeño oí que a un banquero, apellidado Rato, lo habían metido en la cárcel, después vino Sofíco, Matesa etc. La democracia no cambió esta estructura corrompida y vinieron los otros mil casos y los que no conocemos.
    Cuando fui director financiero de una constructora. mi presidente me decía: "Entérate de que debilidades tiene y lo demás se dará por añadidura".
    Una vez pregunté a un director de un consulting encargado de controlar la ejecución de una obra pública, a la sazón miembro de la "OBRA", que cómo compaginaba su catolicismo recalcitrante con poner el cazo. Me cotestó: " No creas que no he tenido mis escrúpulos, pero me lo solucionó el párroco de mi pueblo en una confesión. Me dijo ¿Que es lo habitual en tu sector? y contesté, poner el cazo. Pues si haces lo habitual, no pecas".
    Perdón por excederme en mis elucubraciones.
    Un abrazo y sigue deleitándonos con tus reflexiones.
    J.C.

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  4. En España el llamado deep state o estado profundo, compuesto por elementos que velan viven y trabajan para continuar detentando privilegios, tiene mucho poder. En el caso de nuestro país sus raíces son franquistas. Todo lo que pueda poner en peligro a ese grupo de personas que generación tras generación custodian el orden sacrosanto que les permite continuar con sus privilegios, será apartado.
    Y luego están los arribistas, advenedizos, inmorales que al verse en las cúpulas del poder no dudan en corromperse para enriquicerse.

    Son terribles las anécdotas que explicas, J.C., una muestra del cinismo con el que muchos dirigen sus negocios en, un ejemplo del capitalismo nacional. Aunque el capitalismo no entienda de naciones, hay estilos y maneras, idiosincrasias locales diferentes, y la nuestra es tal cual la explicas
    Un abrazo, J.C
    ¡Salud!

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