Vengo del tiempo para ver y para hablar de nuevo. De lo que me parezca. De lo que me venga en gana. Yo sí estoy de vuelta de todo. Vengo buscando a Dolores, por si no se ha olvidado de mi. Vengo a conocer al hombre nuevo del siglo XXI. Vengo a vivir las vidas que quise vivir pero que no existían. A eso vengo.
martes, 18 de diciembre de 2007
Photo shop
Pero yo, que siemrpe he sido revolucionario, progresista, liberal y abierto a la modernidad (Sí: se puede ser todo eso a la vez. Aquí me tienen) también quiero jugar a las mentiras y me he convertido, por un día, en falsificador de poemas, sin photo shop, sin tijeras, sin erramientas del diablo, sin zoom digital ni pixeles. Tan solo voy a detener, voy a hacer pausa en un verso y voy a dejar el resto del poema sin leer. Voy a crear, así, un poema diferente del que el autor escribió. Voy a dejar escrita una realidad diferente a la que el poeta cantó.
Estos 6 versos que escribo a continuación son de Raymond Carver, de su libro "Todos Nosotros". El poema en cuestión se llama "El regalo"
Empezó a nevar en plena noche. Húmedos copos
contra las ventanas, la nieve cubriendo
las claraboyas. Estuvimos mirando un rato, sorprendidos
y felices. Contentos de estar aquí y en ningún otro sitio.
Cargué la estufa y ajusté la temperatura.
Nos fuimos a la cama, cerré enseguida los ojos
Estos 6 versos podrían ser una bonita felicitación de Navidad, por ejemplo. O, también, una preciosa acuarela hogareña, llena de afectividad y calidez. 6 versos que, en cualquier caso, nos hacen sentir bien porque nos trasmiten sosiego, calma y seguridad; nos transmiten felicidad
Pero en realidad, lo que canta el poeta en el poema completo, sin photo shop, es esto
Empezó a nevar en plena noche. Húmedos copos
contra las ventanas, la nieve cubriendo
las claraboyas. Estuvimos mirando un rato, sorprendidos
y felices. Contentos de estar aquí y en ningún otro sitio.
Cargué la estufa y ajusté la temperatura.
Nos fuimos a la cama, cerré enseguida los ojos.
Pero por alguna razón, antes de dormirme,
me acordé de aquella vez en el aeropuerto
de Bueno Aires, la tarde en que nos íbamos.
¡Qué tranquilo y desierto estaba todo!
Un silencio mortal salvo el ruido de los motores de nuestro avión
cuando salimos de la terminal
y rodamos por la pista bajo la ligera nieve.
Las ventanas del edificio estaban en penumbra.
No se veía a nadie, ni siquiera al personal de tierra."Parece
un alugar de luto", dijiste.
Abrí los ojos. Tu respiración me hizo ver
que estabas dormida profundamente. Te abracé
y salí de Argentina para recalar en el sitio
en que viví una vez en Palo Alto. No nieva en Palo Alto.
Pero tenía una habitación con dos ventanas que daban
a la autopista de Bayshore.
La nevera estaba al lado de la cama.
Cuando despertaba deshidratado en mitad de la noche
todo lo que tenía que hacer para calmar la sed era estirar la mano
y abrir la puerta. La luz interior me llevaba
hasta la botella de agua fría. Un plato caliente
en el baño, junto al lavabo.
Cuando me afeitaba, el cazo de agua borboteaba
junto al tarro de los granos de café.
Una mañana me senté en la cama, vestido, recién afeitado,
tomado café, aplazando lo que había decidido hacer. Finalmente
marqué el número de Jim Houton en Santa Cruz.
Y le pedí 75 dólares. Me dijo que no los tenía.
Su mujer se había ido una semana a Méjico.
Sencillamente no los tenía. Andaba muy justo
ese mes."Claro", le dije, "lo entiendo".
Y lo entendía. Hablamos un poco
más y colgamos. No los tenía.
Terminé el café, más o menos a la vez que el avión
se elevaba hacia la puesta de sol.
Me volví en el asiento para echar una última ojeada
a las luces de Buenos Aires. Luego mantuve los ojos cerrados
todo el largo viaje de vuelta a casa.
Esta mañana hay nieve por todos lados. Reparamos en ello.
Me dices que no has dormido bien. Te digo
que yo tampoco. Pasaste una noche horrible. "También yo".
Somos extremadamente cuidadosos y tiernos,
como si percibiéramos el desarreglo mental del otro.
Como si supiéramos lo que está sintiendo el otro. No lo sabemos,
claro. Nunca lo sabemos. No importa.
Es esta ternura lo que me importa. Es el regalo
que me sostiene y me hace avanzar.
El mismo cada mañana
En el poema entero no es Navidad ( o sí, que más da). Lo significativo es que al abrir el zoom, al ver el poema en su totalidad, vemos que alguien sobrevive, que alguien lo ha pasado, y lo está pasando, realmente mal, y que cada día que pasa es un riesgo que corre, una nueva oportunidad para caer de nuevo. Cerró los ojos en el verso 6 y al abrirlos, al final, vemos al poeta mojado en sudor y enfebrecido por la pesadilla con la que durmió toda una noche, una noche más. Si ella faltase, todo se derrumbaría. Aunque fuese navidad y la estufa estuviese cargada y nevase plácidamente al otro lado del cristal. Sin photo shop. La realidad.
Vuelvo mañana
jueves, 13 de diciembre de 2007
Viaje a la Luna
Volé a la luna con el primer viaje. Soy testigo de la primera huella y vi como a pocos metros de mí un hombre con escafandra clavaba la primera bandera en la tierra blaquecina (¿tierra?).
Después, todos se pusieron a saltar de contentos, como críos en un chiquiparc. Yo era consciente del momento histórico. "La immortalidad tiene sus ventajas", pensé.
Al poco, me invadió el ramalazo romántico (no lo puedo evitar) y alcé el rostro para ver la luminosa luna cortada entre nubes rasgadas. Y no la vi.
De vuelta a la tierra me prometí no volver a alunizar.
Vuevo mañana
martes, 11 de diciembre de 2007
La rotonda
Quiero conocer a ese hombre o a esa mujer y abrazarle. Quiero ofrecerle mi mesa, mi café, mi silencio, mi escucha. Quiero encontrar a sus amigos para insultarles. Quiero volver al momento y al espacio en el que tomó la decisión de salir de casa, a la calle, y recorrer
Y antes: quiero volver al momento de antes. A los días y semanas anteriores en los que, uno a uno, como fichas de dominó trucado, los imbéciles le dejaban de llamar, de escribir, de existir.
Y después, verle escribir su grito en letras grandes y hermosas, sin reproches sin odio, como un lamento necesario y permanente, difícil de borrar, como un clamor público; el desahogo para seguir respirando, para seguir viviendo en la esperanza de que alguno de los imbéciles que le dejaron en la estacada quizá lo lea y, quizá, pronto, sonará de nuevo el teléfono que yace en el rincón.
Justamente antes de que empezase a escribir la primera letra en la pared, en ese preciso instante, yo posaría mi mano sobre su hombro y le susurraría al oído, despacio, sin asustarle: “están aquí, contigo”. Y así, nunca, nadie, llegaría a leer la que fue su última frase.
Vuelvo mañana
miércoles, 5 de diciembre de 2007
Carboncillo 3 copias
Ayer casi muero de nuevo, una vez más. El poder del dinero, que nos hace y nos deshace, nos da la vida o nos la quita, como Dios. El dinero, que casi me obliga a inventarme otra vez. Ayer, todos los que vivíamos en bologspot.com corrimos serios riesgos para nuetras vidas. La cosa tiene guasa porque un juez ordenó cerrar ese servidor de blogs gratuito a instancias de una causa abierta por varias marcas comerciales. Estas marca - catalanas - se veían perjudicadas por una campaña de boicot contra sus productos lanzada mediante blogs particulares residentes en blogspot por varios energúmenos organizados (la edad media en la era virtual).
Y tiene guasa porque uno puede permitirse la libertad de abrir todo tipo de productos virtuales con contenidos xenofobos, racistas, machistas, terroristas, nazis, homófobos, etc… y no le va a pasar nada. Pero si tocas la pela, amigo, entonces pisaste mierda.
Y más (colateral): parece que algunos jueces españoles todavía escriben con papel carbon, tres copias y utilizan manguitos y bisera, como en la covachuelas de mis tiempos, allá por el siglo XIX. No tienen ni la más remota idea de como funciona esto del mundo global, esto "del" internet.
En fin, soy quien soy, un día más, elpobrecitohabladordelsigloxxi , hasta que Freixenet, Codorniu, El Banco de Santander, Coca-Cola, IKEA, Sony, Repsol o el Vaticano (por nombrar algunas grandes marcas) tengan a bien.
Vuelvo mañana
lunes, 3 de diciembre de 2007
El derecho a decidir (de las narices)
Que los dos primeros se lleven el agua a su molino y pongan por delante del cabreo general el “derecho a decidir” (como si no tuviésemos ya ese derecho) no me extraña nada. A CiU le han salido las 3 CIRSAS con la “mani”, j usto un par de semanas después de que Mas presentase bajo ese mismo lema su nueva oferta nacionalista. Lo de CiU es puro teatro, Hamlet, siempre jugando a ser y no ser, pero ahora con el agravante de haber gobernado durante 23 años, 4 de los cuales (los últimos) con una financiación record en los tiempos en que Aznar hablaba catalán en la intimidad (¿Dónde está el dinero? ¿En qué lo emplearon? ¿Se hicieron las 100 familias catalanas de siempre esos años más ricas? ¿Alguien puede explicar este misterio?)
Vuelvo mañana
miércoles, 21 de noviembre de 2007
Detrás del espejo
Hace unos años visité una exposición con fotografías y objetos que ilustraban y que pertenecieron a la vida de Julio Cortázar. Entre los objectos que vi había un espejo circular que colgaba del recibidor de su apartamento en donde vivió, en París. Yo me miré en ese espejo y lo único que pude sentir en aquel momento fue, sencillamente, que me estaba mirando en el espejo en el que Cortázar se miraba antes de salir a la calle a comprar Gouloises o de vuelta de la calle, antes de ponerese a escribir, o a leer, o a escuchar a Charlie Parker.
Pero hoy, dos años después - no sé todavía por qué, deben ser las cosas que nos pasan a los muertos - he recordado ese momento y, súbitamente me ha invadido un escalofrío. He sentido retroactivamente lo que sentí entonces aunque no me apercibiese de ello. De repente he visto mi imagen reflejada en el mismo espejo circular y Cortázar ha aparecido detrás de mi, mirando fijo, con su medio sonrisa escéptica, como diciendo, 'aquí estuve yo, a momentos'.
Yo entonces me retiraba de puro miedo, o de pura emoción, de pura sorpresa, pero el rostro barbudo, nostálgico, triste, de ojos cansados de Cortázar permanecía allí, reflejado en su espejo de París.
Vuelvo mañana
lunes, 12 de noviembre de 2007
La Carretera
Puede ocurrir también que repitamos una y otra vez la lectura de la última frase de la novela por si encontramos algún rastro de esperanza en su significado. Pero si no lo encontramos, no queda otra que mirar a otro lado, o a todas partes, obsesivamente, compulsivamente, como cuando nos llega la noticia de la muerte de alguien muy querido y pensamos que todavía no, que no era a él, a ella, a quien le tocaba la hora; que alguien equivocó la dirección del dedo y buscamos a ese alguien que decide, al dueño de ese signo inmisericorde, y no está.
Aunque, quizás, leamos esa última frase y encontremos un rastro de esperanza entre el polvo oscuro de la devastación. Entonces, sí, entonces es el llanto amargo. El encuentro con nostros mismos.
Vuelvo mañana
jueves, 8 de noviembre de 2007
En el dia de difuntos de 2007
Si pudiese trasladar el silencio a una página, debería dejar un enorme espacio en blanco, blanco frío, blanco solo, blanco azulado.
Aquel día del 36 de hace casi dos siglos, en el mismo artículo, también me atrevía a escribir “el sabio en su retiro y el villano en su rincón”, porque ya todo daba igual. Hoy estamos en las mismas y, aunque por muy diferentes motivos, todo me sigue dando igual, no todo me deja indiferente.
Hoy, el villano se arroga el papel de sabio y firma libros, mientras, otros han muerto, siguen muriendo y los muertos, los de verdad, los que han dejado y dejan un rastro de dolor tras de sí, se pudren en los sepulcros o se revuelven dentro de sus tumbas. Me parece oír, ¡escuchen! ¡escuchen! los gritos de lamento, la queja, el clamor acusador que perseguirá al villano y a quienes le bailan el baile, por siempre, hasta más allá de los días que yo pueda llegar a ver.
Hoy, día de difuntos de 2007 “huele a muerte próxima. Los perros ladran con aquel aullido prolongado, intérprete de su instinto agorero; el gran coloso, la inmensa capital, toda ella se removía como un moribundo que tantea la ropa; entonces no vi más que un gran sepulcro: una inmensa lápida se disponía a cubrirle como una ancha tumba”.
Cientos de miles de muertos, hombres, mujeres y niños, cada uno de ellos con sus vidas, desde la invasión de Irak. Cientos de miles de heridos. Cientos de miles de hombres y mujeres y niños que nunca más verán a sus seres queridos. Ciento noventa y dos muertos, más de mil heridos. Cientos de miles de elegías dolientes, sordas, provocadas por la estulticia, la megalomanía, la insensatez, el crimen, la decisión arbitraria, pueril, nefasta de José Mª Aznar, George Bush y Tony Blair.
Y más: una mentira, tras otra, tras otra, tras otra. Una sonrisa mentecata y criminal aplaudida por una cuadrilla de cómplices que intenta, a toda costa, revolvernos a todos en el estercolero. ¡Que asco! ¡Que hedor a mierda! ¡Cuanto aliento pútrido! Frente a ellos se ha plantado a menudo la dignidad del dolor, la denuncia civil, el llanto de reproche, implorando a veces, y tan sólo, respeto. Y aún así, esta cuadrilla fatuosa, fétida, husmosa, maloliente, de sonrisa sarrienta, les insulta a carcajadas y miente cada día para esconder la culpa, el mal, para maldisimular el miasma pegado a sus camisas almidonadas.
Más nombres: Eduardo Zaplana, Angel Acebes, Ignacio Astarloa, Jaime Ignacio del Burgo, Mariano Rajoy, Vicente Mtnez.Pujalte, Rafel Díaz de Mera, Pedro J. Ramírez, Jaime Mayor Oreja, Federico Jiménez los Santos, sus jefes de
“Una nube sombría lo envolvió todo. Era la noche. El frío de la noche helaba mis venas. Quise salir violentamente del horrible cementerio. Quise refugiarme en mi propio corazón, lleno no ha mucho de vida, de ilusiones, de deseos. ¡Fuera, exclamé, la horrible pesadilla, fuera!.”
Vuelvo mañana.
jueves, 4 de octubre de 2007
Mi patria
Soy de un lugar en el que la memoria es mi nacimiento. El mío es un territorio que no aparece en los mapas, olvidado de los hombres y de los nombres. Soy de un lugar en el que las palabras adquieren significados diferentes, en el que los gestos se traducen a otro idioma.
Ese lugar es el de los recuerdos: la tierra, la patria, la nación, el país del que procedo y al que vuelvo cada día, sin quererlo, como un clavo a un imán.
En mi país nada se ve claro. Todo aparece tímidamente, escondiéndose, como amagado entre nieblas y brumas que apenas permiten adivinar sombras y siluetas entre las que se oyen voces, risas y suspiros, adioses y música de otros tiempos.
Esta es una tierra extraña porque, a pesar de la bruma, se distinguen con toda claridad millones de estrellas sobre la noche oscura mal iluminada por alguna que otra bombilla que cuelga de un poste al final de una calle estrecha en la que se oye el mugido de una vaca, el ladrido asustado de un perro y el sonido de la campana vigilante de bronce, allá en la torre de piedra, marcando el tiempo, en guardia, a la espera del paso de otro minuto.
Ayer miraba con atención la fotografía que ilustra estas líneas. Apenas se adivina la identidad de los rostros de los jóvenes que aparecen en ella. Se intuyen risas, despreocupación, cierto aire impertinente. La impertinencia, quizá, de quienes viven libres desde que se despiertan hasta que caen rendidos sobre la cama, noche tras noche, al abrigo de la campana que vigila en lo alto de la torre de piedra; de quienes dormirán con el sabor todavía en los labios de los primeros besos y de los primeros cigarrillos, deseando que amanezca de nuevo para volver a pisar el asfalto derretido por el sol inclemente de la sierra y la hierba seca del verano.
Alguien pintó en la pared SE BENDE con letra y pulso torpes y peor ortografía; la misma torpeza con la que los jóvenes que posan para el fotógrafo anónimo descubrían el mundo al compás de canciones horteras que les cantaban exactamente lo que querían escuchar.
SE BENDE es el letrero luminoso de neón que luce, precisamente, en mi tierra y que intenta desvelar, sin conseguirlo, rostros, verdades, realidades, recuerdos.
Hay otro revelado de esta foto, otra copia más clara, en donde yo le pongo cara a los rostros y en donde soy capaz de ver qué hicimos antes de posar y que hicimos después. Pero esa copia sólo se puede ver en mi patria, entre brumas y niebla, bajo la campana de la torre que anuncia, vigilante, los cuartos y las medias.
Vuelvo mañana
martes, 2 de octubre de 2007
Azul
Y fíjate que cuando me ponía a gusto con la absenta a mi me hacía gracia pensar que era verdad, que en realidad eran seres venían a la tierra enviados por designio divino, al más puro estilo Griego, y que por sus venas circulaba sangre azul. (No sé quien fue el autor de la ocurrencia, pero me parece uno de los mayores aciertos en la historia del marketing . El color azul es el del cielo, el del mar, dos elementos fundamentales del planeta en los que el hombre se desenvuelve, por sí mismo, realmente mal. El azul es un color frío y al mismo tiempo contiene ciertas connotaciones esotéricas, como si no fuese de este mundo. Imaginen una menstruación de color zul, real en aquellos años. Casi ni huele, ni ensucia, y hasta podríamos decir que decora).
Perdonen el mal gusto. Es que para hablar de reyes tengo que buscar elementos que me diviertan un poco, como un niño. Ya saben: fluidos. Caca, culo mierda, pis. !Qué bien lo hicieron en Francia!
Vuelvo mañana
miércoles, 26 de septiembre de 2007
El hacha de Dostoviesky (y IV)
Perder el tiempo y caer siempre en las mismas historias y en los mismos temas (como yo llevo haciendo toda una semana) son los dos peligros a los que arriesga cualquiera que ejerza la literatura en sus dos ramas: la creadora y la lectora. Alguien podrá cantar la canción de que hay escritores que dejaron su vida en el empeño y que un poco de respeto. Pues con más razón, si no fuera porque alcohólicos, criminales, sifilíticos, esquizofrènicos, bohemios de medio pelo, pendencieros, criminales, sinvergüenzas, fumadores, infieles, promíscuos, militares, aventureros... pocos perdieron la vida por escribir. Sí por beber, por follar sin precauciones, o porque enfermaron sin más, pero ninguno por escribir. Sólo a Balzac le salió alguna que otra variz por escribir de pie, para no quedarse dormido.
Así es que es verdad, por escribir o por leer no pierde nadie la vida. Los peligros literarios son mucho más prosaicos, pero no por ello menos dañinos. De hecho, bien mirado, estamos ante un peligro colectivo, ante una pandemia de proporciones dramáticas ante la que no hay vacuna ni antídoto posible. Miles de años, miles de mujeres y hombres explicando las mismas tres o cuatro cosas a millones de personas, sin visos de que alguien pueda hacer algo por evitarlo.
El hacha de Dostoviesky cayendo, como sádico péndulo, sobre la cabeza de la misma vieja usurera. Cada día. Cada año. Abriendo siempre la misma brecha. Provocando un reguero de sangre entre alaridos de terror. O el puñal sobre el pecho, los pulgares presionando el cuello, la pócima en el anillo, dos sables entre caballeros, el monstruo terrible, los designios malvados de los dioses, la familia contra el amor sin fin, el pueblo contra el tirano... todo está escrito, todo está explicado, todo está leído.
Y aún así continuamos leyendo, perdiendo el tiempo y alguna que otra lágrima; continuamos leyendo que una vieja hija de puta muere a manos de un estudiantillo desorientado.
Solamente hay una manera de librarse : colocar la cabeza bajo el filo del hacha y salvarle la vida a la vieja.
Vuelvo mañana
(Si todavía hay alguien que me aguanta)
martes, 25 de septiembre de 2007
El hacha de Dostoviesky (III)
Otro de los peligros que acecha constantemente a cualquier persona que ejerza la literatura tiene que ver con escribir palabras, unirlas y crear con ellas frases que puedan tener cierto sentido y que unidas a otras frases formen un pàrrafo, el cual, a su vez, y con ayuda de la llamada complicidad lectora y de los exicipientes que cada escritor gusta utilizar (nocivos o no ), construyen todos juntos una novela. O sea que, este peligro, con lo que tiene que ver es con la creación, con explicar graciosamente, artisticamente, comercialmente, una historia cuyo contenido vaya más allá de la puerta que encierra nuestra imaginación, nuestros sentidos, nuestros miedos, nuestros anhelos y nuestros etcéteras. Amor, ambición, envidia, poder, muerte... y poca cosa más. De ahí que ponerse a escribir hoy en día sea un ejercicio poco más quie temerario. ¿Qué va a contar uno a estas alturas de la Historia?
Unos cuantos de centenares de miles de títulos se publican cada año, solamente en España. El país está lleno de suicidas y de derrorachadores de tiempo, de gente que arriesga anualmente su prestigio intelectual a costa de dar a conocer a miles de lectores que se lo tragan todo, historias que han imaginado o que han vivido. Maldita complicidad lectora: yo escribo algo que ya está explicado desde hace unas decenas de siglos y vas y te lo lees, y además me admiras y me pides que te firme un ejemplar.
Porque en realidad de esto va la cosa. Alguien mueve la maquinaria del ego y del dinero para que siempre haya un primo dispuesto a vender su imaginación de humano a quienes de verdad son responsables de esta espiral sin fin. De hecho ese podría el tema de una buena historia por escribir, aunque, no les quepa ninguna duda, seguro que ya habrá sido contada.
Todavía hay quien dice que cada época ve y explica el mundo que le toca vivir y que, por tanto, toda obra es original si explora y saca a la superficie las corrientes subterráneas de la sociedad en que ha sido creada. ¡¡Ja!! ¡¡Bonita frase!! Dostoviesky colocando un hacha en la mano de un estudiante que le abre la cabeza a una vieja usurera. Siglo XIX, momento prerevolucionario en el que además se escribieron miles de palabras en busca del tiempo perdido, infidelidades, feminismos de primera mano, avaros, ambiciosos, amantes hasta la muete (como yo, per mi historia no la contó nadie)...
Busquen en el siglo XX y en XVIII y en el XVII; vayan poniendo palitos, equis y uves donde ustedes quieran: una espiral sin salida, sin fin; un laberinto que se construye en el tiempo, a si mismo, con los mismos materiales, y en el que a fuerza de caminar y caminar hemos perdido por completo la memoria de haber andado ya el camino, siempre el mismo camino.
Vuelvo mañana
lunes, 24 de septiembre de 2007
El hacha de Dostoviesky (II )
Siempre cabalgando, muerto, despierto, vivo, dormido; causa de risas y objeto de insultos, desprecios e incomprensiones. No será para tanto, pero un lector muerto es un lector muerto, lo mismo, igual, exacto a un hombre muerto, que es lo que yo soy, pero con segunda oportunidad, la cual aprovecho para lanzar un aviso a los cuatro vientos: lean si quieren, ejerzan, pero deben saber (se lo recuerdo de nuevo) que no les va a servir para nada. Para confirmar mi afirmación tan solo es necesario quen lean. Los positivistas de turno me darán la razón si antes leen, aunque sea un poco. Lean y comprueben como después de finalizar la primera novela no ocurre absolutamente nada.
Para terminar esta (también) inútil proclama, deshechen todo manual, libro, decálogo que aconseje o promueva la lectura. En contra de lo que se pueda pensar, estos libritos suelen ser efectivos ya que quien los lee suele ser es, frecuentemente, un ávido lector y los utiliza para llenar su saco de argumentos con los que afirmarse en su estatus de lector. Estos libros, en realidad, son espejos a los que algunos insensatos se les ocurre girar hacia el sol para llamar la atención y lo que consiguen es cegar a medio pueblo y cabrear al personal,. que acaba por linchar a todo impreso de papel con letras en una hoguera espontánea al más puro estilo "Farnheit 471", lo cual, bien pensado, no estaría nada mal.
Vuelvo mañana
jueves, 20 de septiembre de 2007
El hacha de Dostoviesky (I)
He aquí el primer peligro: Leer la obra completa de Dovstoviesky, por poner un ejemplo, no sirve absolutamente para nada. A lo sumo, para desperdiciar de manera pecaminosamente insostenible 30 días de la vida de cualquier ser humano. ¡Válgame Dios! ¡Tal y como están las cosas! Porque, seamos sinceros. ¿Qué es lo que realmente ocurre cuando pasamos la última de las páginas del mejor de los libros que podamos imaginar leer? Si el lector está avezado en la lectura, saldrá al balcón, encenderá un pitillo y entre chupada y chupada reflexionará sobre el final, las motivaciones de unos y de otros, la voz narrativa, el estilo, el tema (solo a veces) y, antes de lanzar la colilla -que ejerce la misma función que el clitoris o el pene en la masturbación- se esfuerza en guardar en su memoria, durante dos o tres días, el nombre del héroe o de la heroina. Al tercer día, ya enfrascado en otra novela, si te he visto no me acuerdo. Suelen quedar muy bien los escritores de fama que al comentar algun libro ajeno lanzan frases, máximas y citas aquí y allá, en suplementos dominicales y tertulias radiofónicas; pero es que éstos juegan con ventaja porque su tiempo es la literatura misma y no es de este mundo, o porque directamente tiran de negro o de agente machaca que les tiene catalogadas centenares de frases afortunadas, bien ordenaditas, por temas de actualidad o de pensamiento, o de sentimiento, según la imagen que quieran dar de sí mismos. Por ejemplo: para los de aire nostágico, tirando a tristones, de rictus serio y chispa inteligente (a mi estos me encantan) no hay nadie como Kafka o Pessoa. Para los filósofos metidos a polemistas, ya sensentones y grandes masturbadores, muy mirados de su ombligo, lo mejor es Julio Verne o el mismísimo Stevenson. Si de lo que se trata es de pintarte con trazo oxeniense, bien metido en declinaciones y lana merina a cuadros, sentado en púrpuras butacas y fumando pipa, lo mejor es citar frases de detective de novela policiaca, algo del guión de "Casablanca" o, directamente, inventarse autores encontrados en librerías de viejo (inglesas, claro). Si el autor en cuestión pretende parecer sumamente sensible, la más delicada de las criaturas de Dios, el alma frágil con cierto tufillo a viciosillo, ahí debe aparecer el inventario catuliano con unas gotas Kavafis, sin olvidar el toque andalusí. Aunque aquí, en España, pudimos encontrar también estilos más castizos, más genuinos, y ya fenecidos, que son los de aspirante a noble pedorro o el arrinconado quevedo de siglo XX con bufanda al cuello. Estos solían aludir a sus capacidades intestinales o al dulce tamaño de pera de los pechos puberes que siempre quisieron tocar. A estos, agradecimientos sin límite, por siempre, allá donde estén, por mostrarse tal y como eran para así poder odiarlos sin cargo de conciencia.
De todos modos, aquí, en España, lo más es citar a Ortega. Le va bien a todo el mundo. De hecho no entiendo como a nadie se le ha ocurrido editar un libro de citas del reaccionario de Don José, mencionado y admirado, dicho sea de paso, a izquierdas y a derechas, y siempre en boca de escritores, políticos, clérigos (!Dios Santo¡) estudiantes y estudiantillos, que es el escalafón más bajo de las personas que frecuentan las numerosas casas de citas que existen en nuestro país. Vuelvo mañana
miércoles, 19 de septiembre de 2007
Al otro lado
En realidad el escaparate està al otro lado del cristal. No sé si me explico.
En realidad, el espectáculo de la televisión está del otro de la pantalla. No sé si me explico.
En realidad este blog ( o como quiera que se llame) está en los ojos de quien lo lee. No se si me explico.
Mi muerte, en realidad, estaba en el lugar contrario al del cañón, según se coloca la pistola en la sien. No sé si me explico. Aunque de mi muerte hay más de un responsable: en aquella época habría que que ir a buscarlo al otro lado de las páginas de los periódicos. No sé si me explico.
No me hagan mucho caso. Hoy estoy al otro lado de una botella, no sé si me explico
Vuelvo mañana
viernes, 7 de septiembre de 2007
Una puta de carretera
Hoy, en España, afortunadamente vivimos en Libertad. Podrán,quienes quieran, ponerle comillas a la palabra, podran quienes quieran hablar de otros modelos más justos, que por cierto están todavía por ver, pero que en España vivimos en el mejor de los escenarios posibles de este mundo global no hay quien lo pueda poner en duda. Se puede llorar por todo, y a todas horas, pero solo hace falta dar un vistazo al mundo para valorar objetivamente lo que tenemos y como vivimos. Ya lo escribí hace unas semanas, robándole la frase a Chantal Malliard: "El gran pecado de Europa es la tristeza".
Precisamente, uno de los llantos más habituales es el Nacional, ya sea rojigualdo, estelado, cuatribarrado, el de la cruz de San Andrés sobre fondo rojo, el de fondo blanco y diagonal azul, el de Blas Infante o el de los Comuneros. Tanto da. Todos lloran por lo mismo: por la falta de Libertad. Hoy leía esto en una página web institucional "Un any més ens reunim, en el marc de la Diada Nacional de Catalunya, en la Festa per la Llibertat, acte de celebració popular promogut per una societat civil que, amb voluntat transformadora, construeix lligams i complicitats per treballar junts per a un futur millor per a aquest país."
Ya ven: La Festa de la Llibertat, acte popular de la societat civil amb voluntat transformadora. ¿Qué significa societat civil amb voluntat transformadora? ¿Que quieren transformar?. ¿Se trata de hacer la revolución? ¿Nacionalismo y socialismo no son contradictorios?. ¿Quien compone esa sociedad civil?. No se aclara. Pero sigo.
Tres párrafos después ( los pueden leer en http://www.11setembre.org/manifest.php ) cuyo contenido es claramente político y que apunta al ideario de algunos partidos (quiero decir, que de sociedad civil nada de nada ) se dice lo siguiente :
"La nostra commemoració de l’11 de Setembre té un caràcter festiu i popular, però també reivindicatiu. És per això que, en el marc de la Diada Nacional de Catalunya, exposem:
Primer. El poble català es troba en unes circumstàncies difícils. Per això, avui, reclamem un acord nacional de les forces democràtiques i catalanistes que enforteixi l’autogovern, reforci la identitat i garanteixi el futur de la llengua."
Seguramente se refieren a las dificultades que tiene el poble català para pagar la hipoteca (yo no porque estoy muerto y vivo en cualquier sitio). O a las dificultades para trasladarse en tren por la provincia de Catalunya. O a la sequía, o al cambio climático debido a un desarrollo insotenible, o a los contratos basura, o a la televisión basura, o al fracaso del sistema educativo, o a las listas de espera de los hospitales, o a los mileuristas, o a los que su meta es ser mileurista...
Y a esto lo llaman la Festa de la Llibertat. Llibertat, bendita palabra, manoseada como una puta de carretera.
Hubo un tiempo, no muy lejano, en que los abuelos decían a sus nietos, y los padres a sus hijos: "Falta tendríais que pasar" "Otra guerra tendría que venir"...
Pues eso. Bendita Libertad.
Vuelvo mañana
martes, 4 de septiembre de 2007
Ahora es el momento (Para Sergio)
Porque a primera vista todo parece más que conocido en "Ahora es el momento", del americano Tom Spanbauer. Cuando compré el libro estuve a punto de no hacerlo pues la contracubierta explicaba más o menos lo que ya he explicado. Aún así lo hice porque la novela no estaba retractilada, sellada con plástico (siempre desconfío de algo que me venden y no veo), y pude hojear las primeras páginas. Me llamó la etención un estilo y una forma muy directa, con frases cortas, evitando rodeos y perífrasis inútiles: justo como contaría algo una persona a punto de cumplir los 18. (Más adelante explicaré - porque luego caí en la cuenta - el secreto de esta manera de escribir, la clave de todo)
Finalmente, el 16 de Agosto de 2007, en el área de servicio "Tudela" de la autopista en la que viajaba precisamente de vuelta al recuerdo, a mi adolescencia ( maravilloso azar), compré "Ahora es el momento" de Tom Spanbauer, nacido en Idaho en 1946; cuatro novelas publicadas, esta es la última, cuya primera edición es del año 2006. Si hacemos cuentas vemos que Tom no es precisamente un adolescente. Un autor puede ponerse en la piel de un niño, de un viejo, de una mujer (si es un hombre) o de un hombre (si es una mujer), incluso haste de un muerto (¡ qué me van a contar!), pero ponerse en el pellejo granuloso, impertinente, introvertido, maleducado, tosco, cerrado, hermético, inseguro, gregario, individualista, rebelde, curioso, pendenciero, cobarde, valiente, vanidoso, inexperto de un adolescente de finales de los 60's tiene cojones. Y es que lo que le sale a Spanbauer a sus 60 años no es una novela de chico que se enfada con sus padres y se va de casa a descubrir el mundo mientras aprende a fumar.
A mí, la novela "Ahora es el momento" me ha entrado en las tripas a través de uno de los recursos más antiguos que se conocen: utilización de frases simples (sintácticamente, quiero decir), uso de epítetos que se repiten una y otra vez para identificar, recordar o referenciar sentimientos espacios, personas y situaciones y , finalmente, disparo al corazón, a las entrañas del lector cuando la situación lo merece, cuando es necesario hacerlo para cargar de sentido, de tema, todo lo que se explica: pura Edad Media, el secreto del cantar, de la epopeya, del romance. Yo, hombre de corta memoria, sería capaz ahora mismo de describir una por una las situaciones en las que vive y se maneja el propio Rig John en primera persona tal y como pudieron hacer también los habitantes que vivieron en las Castillas del siglo XII con las andanzas del Cid y que pudieron escuchar el Cantar . (¡Qué vínculos tan extraños.!).
Más allá de todo esto, que ahora que lo pienso tampoco tiene ningún interés, la novela me succionó como la boca del mismísimo George Serano, otro de sus personajes principales. Leía y leía y veía en muchas páginas (o creía ver), escenas, tópicos, lugares comunes de la iconografía "american way life" que ha llenado el mundo de la mano de personajes interpretados por Jeames Dean, Marlon Barndo, Dustin Hoffman y hasta el mismísimo John Travolta. Familias de paletos granjeros con hijos puberes saliendo del cascarón enfrentándose al peligroso matón de barrio o de la High School , todo ello aderezado con los chocantes tupés sesenteros, porros hippies y títulos de canciones míticas interpretadas por Jimmy Hendrix o Elvis Presley pasando por los Beatles o Simon and Gartfunkel.
Pero están Rig John, narrador y protagonista, Billie Cody, el indio George Serano y su abuela Aquee, el señor y la señora Kleusner, los mexicanos Acho y Flaco, la señora Cody, Jhon Lardino y la pesadilla de Chuck... que existen, viven, respiran, que juegan cada uno su papel en el circo de la vida que se planta, esta vez, en Pocatello (Idaho). El mundo es Pocatello y ellos son sus únicos habitantes, que nos enseñan los valores de lo mejor y lo peor; que nos muestran sin tapujos qué es el AMOR, el ODIO, la AMISTAD, el COMPROMISO, la VIOLENCIA, la HIPOCRESIA, lo AUTENTICO en palabras de la misma Billie Cody. Y sobre todo y ante todo el miedo al miedo y a sus gestores y el valor que se necesita para enfrentarse a ellos, para superarlo, para decidir y descubrir y ejercer, libremente, por ejemplo la propia sexualidad. Por tanto, lo mismo da que estos personajes desarrollen su vida en Pocatello o en Tudela. Lo que "Ahora es el momento" nos cuenta es universal y aunque la accion esté instalada a finales de los 60, esta historia es muy oportuna para los tiempos que corren.
Y es que, hoy, todo lo que somos (para bien y para mal) se esconde bajo una apariencia de absoluta corrección y de hipócrita asepsia, bajo una alfombra de formalidad mentirosa que escamotea los conflictos hondos y profundos, que amaga y camufla lo que el hombre es capaz de hacer (para bien y para mal) y que le cambia de nombre a las cosas para desdibujar su realidad. "Ahora es el momento" viaja 40 años atrás en busca de los valores de la rebelión, de la valentía y de la verdad y Tom Spanbauer nos los brinda de la manera más sincera y efectiva que se puede hacer trayéndolos de vuelta en el tiempo. Este libro, hoy, es una auténtica provocación, una patada en el estómago en contra de lo establecido, ahora, en pleno siglo XXI.
Sergio: te va a gustar.
Vuelvo mañana
miércoles, 25 de julio de 2007
El boomerang
Esto quizá sea lo último que publique elpobrecitohabladordelsigloXXI antes de las vacaciones, a no ser que disponga de algún lugar donde conectar su IP durante todo el mes de agosto. De todos modos, MJL me dice que os diga que la experiencia está siendo tan mala que volverá en septiembre, que para eso es un romántico y que no puede dejar de sufrir y de admirar su mueca de dolor literario en este espejo. Pero antes me ha encargado (Perdón, no me he presentado. Soy JLM, su albacea literario. Yo le repito una y mil veces que soy su agente, pero él se empeña en llamarme albacea) decía que me ha encargado que les cuente una historia que es muy de su gusto. Él está hoy muy ocupado escogiendo sus camisas de lino blanco, impoluto, planchaditas con raya en las dos mangas. Tienen que ser comprensivos y disculparle: le he comentado inmurables veces que sus cosas no le interesan a nadie, pero él se empeña en creer que esto es como en el siglo XIX y que todo el mundo está pendiente de sus neuras. De cualquier modo, sea como fuere, mi fidelidad a mis clientes se antepone a cualquier otra cuestión.
Me cuenta MJL que tiene un amigo en Valencia al que le han regalado un boomerang. Por lo visto salió al descampado más próximo (!! todavía quedan descampados en Valencia!!) y lo lanzó al viento, al espacio abierto, al cielo azul valenciano. Eso ocurrió ayer. Hoy todavía está esperando que el boomerang vuelva a su mano, como un perrito bien adiestrado que devuelve el palito que le ha lanzado su dueño. Pero los boomerangs no son como los perritos; un boomerang es un artilugio peligroso y rebelde (tanto da) que decide emanciparse y volar a su libre albedrío en determidas épocas del año, sobre todo en verano, porque sabe perfectamente que, si vuelve, le espera septiembre, el cielo gris, el viento frío, la ciudad, el trajín, y, finalmente, la estantería, en el mejor de los casos, o el cuarto de los trastos. Así es que, amigo (los amigos de mis amigos son mis amigos), no busques más tu boomergan. Lo lanzaste en la peor de las épocas, o en la mejor, según des del punto de vista en que se mire. Tu boomerang está disfrutando ahora mismo de cálidas temperaturas, de la luz del Mediterráneo, del canto de los grillos, o del rocío de las mañanas en cualquier montaña cercana o lejana ( ¿a qué me suena eso?).
Porque los boomerang ya no son lo que eran, ya no vienen a este mundo para matar, vienen para lo que venimos todos, para volar. Ocurre que nosotros todavía no nos hemos enterado y volveremos, como cada año, en septiembre, al cuarto de los trastos.
Vuelvo mañana
(como un dócil y anticuado boomerang )
lunes, 23 de julio de 2007
El molinillo
No he iniciado todavía mis vacaciones (los muertos también descansamos en Agosto) y me atrevo a predecir mi memoria. Estoy convencido de que esta extraña cualidad que he adquirido de adelantarme, de predecir los recuerdos que voy a tener, se la debo al molinillo y no a los poderes de que disponemos los muertos con una segunda oportunidad. Porque he comprobado que estar junto al molinillo proporciona extrañas habilidades. Por ejemplo, el molinillo es capaz de recoger los recuerdos de quien lo mira fijamente durante unos segundos. No tengo más que mirarlo girar con atención. sin pensar en nada más, dejarme llevar por sus colores , e immediatamente después mi memoria traspasa a las ruedas giratorias el día en que fumé mi primer cigarrilo, o el momento en que mi amor me besó por primera vez, el estruendo horroroso del día en que disparé un arma, la primera mañana en que me desperté a tu lado, la cabaña que construí con amigos a los que ya no veo, y que ya nunca más veré, el tacto del mármol de la rodilla del Moisés de Miguel Ángel, el día en que Enrique me regaló su sombrero, la Nochebuena del 36, el dia de difuntos... y casi tres siglos de historia.
En cuanto a predecir los recuerdos - es muy importante aclarar que no se trata de predecir el futuro, sino los recuerdos - de momento estoy valorando la posibilidad de utilizar más a menudo esta propiedad que he adquirido, pero no estoy muy seguro de querer ejercerla. Temo por muchas cosas; temo poder saber, eternamente, hasta que el viento deje de soplar, lo que me quedará del pasado de hoy, que será recuerdo mañana. Aunque, quien sabe, quizá sea inútil especular, quizá nada dependa ya de lo que yo quiera o deje de querer sino de lo que el molinillo ordene a partir de este verano de 2007.
Vuelvo mañana
(creo recordar)
martes, 17 de julio de 2007
Identidad
Vuelvo mañana
jueves, 12 de julio de 2007
T( y 3)
-Aquí tienes - me atreví a tutearle, casi como un recurso inconsciente con el que recuperar la valentía, y hasta la compostura - En esta dirección te ofrecerán cumplida información de todos los cursos relacionados con la electricidad. No dejes de escribir y, si te decides y necesitas ayuda relacionada con tu estancia en Terrassa, ya sabes donde.
T cogió el Post-it de una manera extraña. Un Post-it no es más que un pequeño pedazo de papel, de color amarillo, con cola adhesiva aplicada en un pequeña franja superior. Un Post-it es el recordatorio permanente del desorden de un despacho. T lo recogió con tal delicadeza, con un gesto tan medido, equilibrado, suave y armonioso que parecía estar recogiendo el pétalo de una orquídea o el ala rota de una mariposa muerta. De nuevo sentí escalofríos.
- Le agradezco mucho, de veras. No lo voy a olvidar. Han sido 5 minutos espelédidos los que he peasado aquí. ¡Salvador! ¡Víctor!... Oh, y esta postal de Santiago! ¿Quién la envió? ¿El mismo? ¡Qué lindo! Le recuerdo: cuantito llegue a Chile yo le voy a enviar la Historia. Para mi ha sido como un regalo poder estar en esta oficina. !Chao, que disfrute!
Y se fue. T salió por la puerta de mi despacho tal y como entró. Piel bronceada, Levis entiqueta naranja, raya a la derecha, náuticos impecables (como si fuesen de charol), Vuarnets opacas con el reborde dorado y una carcajada blanca, afilada, impecable.
Me pareció oir el vuelo del cóndor, pero resultó ser una imaginación mía, seguramente, fruto de la tensión contenida; porque, a los pocos segundos, vi como una de las esquinas mal clavadas del póster que recuerda a Salvador Allende Gossen se agitaba, inquieta, debido al efecto del aire acondicionado que disparaba sobre ella, a bocajarro, el frío del verano.
Y eso es todo. No hay ni una linea más escrita. Creo que este es el final
Vuelvo mañana
miércoles, 11 de julio de 2007
T (2)
- Oh! ¿No me lo diga?¡¡Víctor!!, ¡¡A desalambrar!!, ¡¡Duerme duerme negrito!! ¡Qué lindo! ¿Sabes? me hace sentir como en casa, estar aquí. !Salvador! ¡Gran persona!
T me miraba, mientras gesticulaba y hablaba entre grandes admiraciones, con su sonrisa blanca, porque en ningún momento hizo el ademán de quitarse las Vuarnet años 80. T empezaba a ponerme nervioso. Pero ocurre que uno, en este tipo de situaciones tan extrañas, pierde la lucidez, la compostura y hasta la profesionalidad y, por completo, la inteligencia emocional, que es lo que uno en un despacho nunca puede perder. Así es que le dije:
- Pues mira, me elegro de que te alegre -"¡me alegro de que te alegre!"-. Para mi Allende es, realmente, un símbolo. Representa todo lo que de bueno debe tener un líder político. Más allá de sus errores y de sus aciertos, ese poster en la pared me alimenta la utopía cada uno de los días en los que entro por esa puerta. Salvador Allende es el triunfo de las causas perdidas, es el mártir de la revolución traquila, el emblema de la coherencia, la bandera de los pobres, el...
- No me cuente más, no me explique más. Me emociona oirte. Me emociona tanto que voy, que quiero, que necesito hacerte un regalo. ¡Cómo viví aquella época! ¡Mama Mia! Sí, definitivamente. Te haré llegar la historia del 65 al 73 en mi Chile del alma. ¡Aquellos años de ilusión, de esperanza! ¡Qué bueno! ¡Qué lindo! Pero ¿y cómo decís que os llamás? - Y aquí ya dejó de disimular su claro acento argentino o uruguayo - Tenés que darme vuestro nombre y dirección.
Igual que si estuviese hipnotizado, perdiendo po completo el oremus, abrí el cajón y cogí una de mis tarjetas y, al ir a ofrecérsela, se me ocurrió preguntar, como por casualidad, en un lapsus de cordura, lo que tenía haber preguntado nada más ver entrar a T por la puerta
-¿Y en qué te puedo ayudar? ¿Vienes para mucho tiempo? ¿Necesitas algo?
T, plantado ante mí, alargó su largo brazo bronceado y, abriendo todavía más la boca, después de elevar ligeramente la barbilla, amitió algo parecido a una carcajada y dijo.
-¡Oh claro! Pues claro. Ya estuve aquí en el pasado, hará unos meses, preguntado por un postgrado en electricidad, pero ahorita estas chicas de acá arriba no están y vi esta puerta abierta y pensé que vos podríais ayudarme.
"El pasado año". "Un postgrado". "De electricidad". "Ayudarle", pensaba, o mejor dicho, repetía mentalmente una detrás de otra las palabras que T había pronunciado después de mi primera pregunta, en el momento de entregarle mi tarjeta profesional y sin saber de él ni el nombre, procedencia y sin posibilidad ninguna de reconocerle en cualquier otro sitio o recordar su cara, a no ser que se quitase, en algún momento, el antifaz de marca.
T, con mi tarjeta en su mano, dirigió los blancos dientes hacia mis datos impresos y después de emitir una nueva ráfaga de carcajadas continuó hablando, admirándose cada vez más, como en un crescendo sin fin.
-¡¡Qué lindo!! Allende. Qué buena sorpresa. ¡Qué bárbaro! Aquí, en Terrassa, ¡Quién me lo iba a decir! Cuando regrese a Santiago y lo cuente no me lo van a creer. El postgrado es eléctrico. Si me facilitás el email de contacto de quien me pueda dar orientación tendré más que suficiente. Ya perdiré la información directamente. Ahorita tengo un poco de prisa.
Intenté escribir con letra temblona la dirección electrónica de la compañera que le podría proporcionar la información. Fueron 3 las páginas de Post-it amarillo que tuve que utilizar bajo la mirada opaca, blanca y afilada de T. Despegué la que consideré que era la buena y le alargué el brazo para entregársela.
Hasta aquí, Melgosa temblón, bajo la mirada afilada de T.
Vuelvo mañana, con el fin de la historia.
lunes, 9 de julio de 2007
T
Ahí va.
(Melgosa ni siquiera le ha puesto título.)
Mi despacho en Terrassa es un lugar extraño. Y no es extraño porque lo encuentre o me parezca ajeno. Es extraño porque ahora que me doy cuenta, ocurren cosas de lo más inquietantes.
Por ejemplo: ayer entró un tipo bronceado más o menos joven, más o menos alto, más o menos maduro y diría que hasta guapo. El tipo (a partir de ahora le llamaremos "T") lucía gafas Vuarnet pasadas de moda, de aquellas que se llevaron en los 80 con las patillas y el borde de los cristales dorado. T vestía panatalón vaquero Levis etiqueta naranja y polo negro con publicidad de una multinacional gravada a altura izquierda del pecho. Peinaba raya a la derecha y estaba perfectamente afeitado. Desprendía un ligero aroma a masaje caro aftershave. Calzaba náuticos marrones, relucientes, tanto que parecían de charol (como diría Don Juan Ramón). De pies a cabeza era lo que cualquiera hubiese calificado como un tipo pijo, muy pijo.
T cruzó el umbral del despacho y caminó dos pasos y, súbitamente, repentinamente, como un corrientazo de aire cuando se abre una ventana con la puerta abierta, miró hacia su izquierda y clavó sus ojos y su boca y un grito de alegría "María Guerrero" sobre el retrato de Salvador Allende que preside una de las parades del despacho. Boris Izaguirre ante Ricky Martin: así parecía T ante el rostro del Camarada Allende.
- ¡Hola, cómo está! ¡Me encanta poder saludarlo!. Me llevo una agradable sorpresa al entrar aquí y encontrar esta fotografía que me llena, me llena de emoción...!
Inmediatamente me percaté de que T no era de aquí. T era sudamericano, probablemente chileno, aunque convertía levemente algunas llanas naturales en agudas, tal y como hablan los argentinos y los uruguayos.
- Sí, esta fotografía es regalo de un estudiante chileno, estupenda persona, que anduvo por aquí hace algunos años. Me regaló también un poster de Víctor Jara pero lo regalé porque era demasdiado grande y no cabía en la pared- le dije.
T escuchaba con atención. Abría mucho la boca. Era como un tiburón riendo, no se bien si de alegría , de emoción sincera o directamente de mí. Los tiburones también sienten , creo.
Hasta aquí y por hoy, dejaremos el relato de Melgosa. Temo que su lectura pueda hacerse demasiado larga y pesadada .
Vuelvo mañana, con T y con Melgosa
viernes, 6 de julio de 2007
El Gran Germà de la Llèngua
Como la palabra "obligar" es demasiado certera para definir lo que realmente pretenden hacer, un portavoz de ERC se ha apresurado a aclarar que de ningún modo su partido ni la ley que promueve obligará a nadie a hablar una lengua determinada, sino que sencillamente promoverán una "actitud activa" en el uso del catalán en el centro.
Estoy en ascuas. ¿Cómo lo van a hacer? ¿Comisarios lingüísticos? ¿Comisiarios lingüísticos camuflados? ¿Comisarios lingüísticos con acento murciano, gallego, o senegalés, previamente entrenados, que se inflitren hábilmente en los corrillos de compañeros, mientras comentan el partido del domingo, usando el castellano para cazar a los hablantes desafectos? ¿Monitores-comisarios lingüísticos, vestidos de pardo, pantalón corto, pañuelo al cuello, paseando por el patio con un micrófono telescópico de gran alcance con el que captar "ha sido gol" "y una mierda, ha sido poste" " voy a cortar con Mohamed" " qué me dices, si está buenísimo" "che pibe, no te preocupés, a mi me gustá" ...
Las leyes de la lingüística (esas sí ) son inexorables: el uso del catalán en estos centros está perdiendo terreno. La lengua útil es el castellano para un montón de immigrantes que han llegado a nuestra tierra. La lengua materna sigue siendo el castellano para un montón de estudiantes hijos de hijos de inmigrantes nacionales. El catalán es la lengua de un pais pequeño que está en contacto con dos lenguas muy poderosas en número de hablantes: el catellano y el inglés. El catalán, según las leyes de la lingüística (que se parecen mucho a las leyes de la vida misma) será, es, un lengua con un destino incierto, y por eso hay que protegerla, promover su uso y mimarla, pero no, nunca, a costa de que los ciudadanos de un pais pierdan los derechos más fundamentales y elementales, su derecho a hablar como les de la real gana, su derecho a la intimidad, su dereccho a relacionarse como les salga y con quien les salga.
ERC se está ganando el derecho, por méritos propios, a ser comparado, por sus ideas, por sus intenciones, por sus propuestas, con un movimiento de cariz fascista. ERC promueve, con esta hipotética ley, un "Gran Hermano de la Lengua". ERC ni es de Izquierdas, ni es republicana y tampoco es de Catalunya, porque de este hermoso pais se es, uno es catalán, porque a uno le de la real gana ser, hable lo que hable, castellano o catalán, durante siglos y siglos, o las 120 lenguas que se oyen ahora mismo en las calles de cualquier pueblo de Catalunya y, por el momento, en los patios de los institutos. ¡¡Qué maravilla!!
Porque... ¿Hay alguien, todavía, que se atreva a afirmar rotundamente, hoy en día, con objetividad lingüística, que la lengua propia de Catalunya es y ha sido desde siempre el catalán y sólo el catalán?
Vuelvo mañana